Capitulo cuatro: Confeciones

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Una semana. Una semana que no lo veo ni se nada de el, una semana de expresiones neutras y sin muchas ganas de ir al colegio, pero es que ¿Como tener ganas de seguir si sabes que todo lo que tienes probablemente no regresara? O por lo menos eso parece, no me había animado a tomar mi teléfono hace días, estaba descargado y no quería pararme de mi hermosa y preciada cama ¡bendito sea el que creo aquel colchón mágico! Pero mi instinto de mujer me dijo que debía revisar algunas cosas.

Lo siguiente que hice fue pararme de mi cama emitiendo sonidos de foca, enserio no me quería levantar, era domingo, o sea día de pijamas, me había pasado la semana buscando a mi mejor amigo aun con el animo de mierda que tenia, estaba exhausta y sentía que debía llamar a Callen, un viejo amigo que conocí en la feria hace unos años tratando de ganar un puto pez de peluche ya que tengo una "leve" obsesión con las cosas marinas y el me ayudo por que yo no tenia la fuerza suficiente, hablar con el me sentaría bien.

Al final decidí prepararme para ir a su casa ya que vive a poco menos de una cuadra de la mía, en menos de 30 minutos ya tenia todo listo, termine de ponerme los zapatos y tome mi celular junto con mi cartera y me dispuse a caminar.

Una casa antes de llegar a la suya note que había mucho ruido, como si estuvieran en algún tipo de masacre o de discusión, no le tome importancia, necesitaba ver a Callen.

Callen abrió la puerta después de dos largos minutos de sufrimiento tocando su puerta como si el mundo dependiera de ello,gracias a Dios vive solo por que si no ya sus padres hubieran llamado a la policía.

Luego escuche unos pasos -los cuales supuse eran de Callen- y valla que no me equivoque

-Leila, cariño, te juro que si eres tu te violare duro contra lo primero que encuentre por hacerme despertar un Domingo a las 11'00 a.m, y sabes que puedo por que mi amigo amanece activo -dijo Callen con los ojos cerrados y con un toque de picardía a pesar de que se caía del sueño.

-Callen, Amor, sabes que te dejaría estéril si se te ocurre intentar acercarte mas de lo que deberías, pero cuando se te pase la calentura -me le acerque peligrosamente a los labios, pero sin rozarlos - puedes hacer lo que quieras

Lugo pase a su casa sin pedir permiso dejando a un boquiabierto y muy confuso Callen.

-Y dime pequeña, a que se debe el honor de que te abriera mis puertas para ti?

Escupí el agua que tome al llegar a su cocina al escuchar tales palabras ¿que se creía? ¿El creador de la fabrica de chicles?

-¿El ... El honooor? -dije llorando de la risa- deberías estar halagado y tomando fotos por donde mis pies pisan, ya sabes, para que te acuerdes de este momento

No paso ni un segundo y ya estaba colgando de el hombro de callen, su fuerza sobre natural era espectacular.

-Callen:
Tenia que castigar a Leila por su gran ego, así que decidí cargarlo, ella odiaba eso, hasta parecía que si me iba a dejar estéril después de esto, así que decidí dejarla arriba un poco mas, quería tener mi amiguito completo todo el tiempo que lo pudiera mantener así
-Bajame o prometo partirte las bolas -dijo Leila-

Ja me lo imagine

-Pffftt lo harás de todos modos así que te quedas ahí arriba-sonreí triunfalmente-

De un momento a otro un recuerdo llego a mi mente, me quede totalmente paralizado.

-Recuerdo-
-¡Ba-ja-me! ¡CHARLIEE! Te exijo que me bajes -le dijo Leila a Charlie-

-Noooop -dijo Charlie sobresaltando la "p"- sabes que estarás ahí arriba por mas tiempo de el que puedas imaginar.

-Charlie, estoy segura de que tus pelotas están en peligro de extinción-

Aquel día tresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora