Causa y Consecuencia

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Den Den Mushi.

Esa fue la única conclusión a la que pudieron llegar.

Y, sin embargo, no era respuesta correcta.

Cuando trataron de buscar al aparato visual, se encontraron con la sorpresa de que la luz provenía del suelo, específicamente, del agua.

Pero eso no era lo verdaderamente sorprendente. Las tres grandes palabras que podían visualizar en la pared, también se veían en el agua, con la diferencia de que estas no cubrían ocho metros de ancho, al contrario, ni siquiera pasaban el metro.

Era una versión en miniatura de lo que había en el muro, o tal vez el muro era la versión gigante.

Fuera lo que fuera, a la mayoría dejó de interesarle, y en cuestión de segundos los murmullos incesantes era lo único que se escuchaba.

A Morgans todo eso no le importaba, era lo suficientemente inteligente para entender que estaba a salvo, al menos por ahora. El periodista solo tenía ojos para las personas poderosas, el extraño lugar en el estaba y la Rubia Misteriosa (Apodo que amablemente le dio)

Los detalles jugosos de lo que verían estarían en primera plana, él se encargaría de eso personalmente.

Lo que más molestaba a Morgans era que seguramente la marina y el gobierno mundial meterían las narices en esto; manipularían la información, o simplemente sobornarían o amenazarían a los medios de comunicación para evitar que lo que vieran aquí saliera a la luz.

Pero las amenazas no causaban efecto en Morgans, esa era la diferencia entre él y todos esos falsos hipócritas que no tenían el valor de escribir la verdad. Moriría felizmente a manos del gobierno con tal de mostrarles la realidad a esas personas que vivían en un mundo de fantasía donde los marines son los buenos y los piratas son los malos.

Ridículo. La civiles eran ridículos.

Más de una vez quiso publicar en el periódico las diferentes versiones de ambas partes; que no todos los marines eran santos y que nos todos los piratas eran demonios sedientos de sangre.

Sin embargo, el gobierno era demasiado astuto para su gusto. De alguna u otra manera siempre terminaban impidiendo que cualquier información perjudicial se revelara a las masas.

Era realmente irritante. ¿Qué tantos secretos tenía el gobierno mundial como para que su máxima prioridad sea mantener al mundo en ceguera?

No lo sabía, pero una cosas era segura, lo descubriría.

Así que cuando todos empezaron a caer desmayados, no supo si fue una bendición de los cielos o el diablo por fin había decidido llevarse a sus demonios al infierno.

Fuera lo que fuera, a Morgans no le importó, lo único que pudo pensar antes de que todo se volviera negro fue:

¡Esto será una gran noticia!

Por eso, ahora intentaba averiguar de dónde rayos salían las palabras de la pared.


Ese era el primer paso, una historia como esta debía tener todos los detalles, no solo algunos fragmentos incompletos. Sino, ¿quién va a creer la veracidad de sus palabras?

Los Caprichos Del OcéanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora