Destino Casual (Vondy)

Capítulo 3

Después de salir del baño nos quedamos juntos un buen rato hablando, comiendo y riendo. Era mi cumpleaños y estaba siendo muy especial, tenía conmigo a Maite que es mi mejor amiga y la persona más importante.

Alfonso no se preocupó mucho y desde hace unos días lo estaba encontrando con un comportamiento muy extraño.

(...)

El día amaneció, Maite y yo estábamos en la piscina del hotel tomando el sol.

Dulce: ¿Dónde está Alfonso? No puedo creer que me haya dejado aquí en mi cumpleaños.

Maite: Tranquila amiga, habrá ido a hacer algo y volverá pronto. Siento que eres muy desconfiada con él.

Dulce: Sí lo estoy, me dejó sola aquí en mi cumpleaños y ni siquiera me dio una explicación de lo que estaba haciendo. Desde hace días has notado que está diferente. ¡No estoy loca!

Maite: Lo siento amiga, no entiendo lo que pasa entre vosotros. Pero cuando aparezca habla con él.

Dulce: Vale, no te preocupes. ¿Dónde está William?

Maite: Estaba durmiendo, ayer bebió mucho champán. - risas.

Alfonso: Hola Dulce mi amor, ya estoy en casa.

Dulce: ¿Dónde estabas? No puedo creer que me hayas dejado solo en mi cumpleaños.

Alphonse: No lo sabes, estaba observando el hermoso paisaje de la playa de enfrente. Mientras terminaba mi informe de administración, ¡ven a darme un beso!

Dulce: Claro, que te den. - Lo empujo a la piscina.

Maite: Oye amiga, ¿a dónde vas?

Dulce: A refrescarse la cabeza, por favor, no vayas a por mí.

Estaba furiosa, era mi cumpleaños y a mi novio le importaba una mierda. Fui a mi habitación de hotel, me puse un vestido cómodo y me senté en el balcón donde podía escuchar el sonido del mar. Decidí que no me iba a quedar así, estaba oscureciendo y decidí tomar un poco de aire caminando. Caminé por algunas calles y no pude encontrar el camino de vuelta al hotel, me perdí, vi algunas personas extrañas y corrí. Hasta que me di la vuelta y me encontré con un hombre grande y serio que me miraba, entonces todo estaba oscuro.

(...)

Abrí los ojos lentamente, estaba en una habitación muy ordenada y con poca luz. Me levanté y corrí hacia la puerta, estaba cerrada con llave, volví a la cama tratando de entender lo que había pasado, hasta que alguien se acercó, abrió la puerta y se fue. Abrí la puerta y salí de la casa.

Dulce: ¡Joder!

He visto una enorme foto mía, no tenía ni idea de quién había hecho eso. Fue un susto para mí, me di la vuelta y vi al mismo hombre de la noche anterior a mi cumpleaños.

Dulce: Tú.

XXX: ¿Cómo estás, gatita?

Dulce: ¿Dónde estoy?

XXX: Permítame presentarme, soy Christopher Uckermann.

Dulce: No me importa.

Christopher: eres Dulce María, ¿verdad? Deberías ser un poco más educada. - sonríe.

Dulce: ¿Qué quieres de mí?

Christopher: Te a ti, todo para mí.

Le miré y corrí a buscar una salida, él corrió hacia mí y me tiró en el sofá del salón. Se colocó sobre mí y me sujetó la mandíbula con fuerza.

Christopher: No vas a ir a ninguna parte, te quiero conmigo.

Puso sus manos en mis pechos, sentí un pequeño escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Tenía miedo de lo que pudiera hacerme.

Christopher: No te preocupes, no haré nada que no quieras. Esperaré a que me desees y vengas a buscarme.

Se levantó, respiré profundamente y vi que me miraba. Hasta que se dirigió a la chimenea.

Christopher: Déjeme contarle la historia para que la entienda, perdí a mi padre hace cinco años. Desde entonces tuve que ser obligado a hacerme cargo del negocio familiar en contra de mi voluntad, el día que murió mi padre os vi a todos felices en la playa y desde ese día mi deseo fue encontraros. Ahora estás aquí, créeme. Han dudado mucho de mí, pero te tengo aquí y te doy 365 días para que te enamores de mí.

Escuché lo que había dicho y me levanté rápidamente, corriendo y una vez más me atrapó y me empujó contra la pared, sujetando mis brazos por detrás.

Christopher: Si no se hace nada para tu próximo cumpleaños, te dejaré ir. Intenta estar tranquila, ya te he dicho que no te voy a obligar a nada, sólo quiero que me desees como yo te deseo. - habló sobre mis oídos.