10

4 1 0
                                    

10

Honestamente, pensé que después de habernos enfrentado al escritor de aquel libro idiota no iría a saber nada de Halsey por un buen tiempo, sin embargo, verme aquí, siendo arrastrado con su mano sujetando mi muñeca hasta un auto estacionado a unos cuantos metros de la entrada de mi casa, justamente, dos semanas desde que pasó con Bill Jones.

Ella no me había escrito en todo este tiempo y, claramente, yo tampoco tomaría el primer paso, aunque no quedaba duda de que mis dedos picaban indicando el deseo interno de mandarle un mensaje por WhatsApp y mi mente no dejaba de pensar en aquella castaña todo el tiempo, específicamente sobre lo que haría con la poca información que recolectamos ese día... estoy seguro que obtuvo más de lo que yo podía creer, ya que, se trataba de una persona con la cualidad de examinar perfectamente el comportamiento de los demás y comprender de esa manera los pensamientos, emociones, creencias hasta conductas de cada sujeto y eso para mí, era algo que pocas personas puedan hacer, además de ser casi como un don.

En Halsey Oswen creo que más era una maldición que otra casa, o por lo menos, una maldición para los individuos que han sido analizadas por la misma.

Y yo soy uno de ellos.

Tampoco podía dejar atrás el hecho de la conexión que tuvieron ellos dos en aquella casa en medio del bosque, la impresión que tuvo ese viejo sobre la chica y, en concreto, las últimas palabras que compartieron ambos dejando al mayor casi de piedra mirando de verdad la faceta de ella, aquel rostro que siempre he visto desde que tengo memoria, pero que seguía siendo un misterio para mí si se trataba de su verdadera identidad.

- ¿A dónde se supone que me llevas de esta forma? – Decidí hablar desde que me tomó por la muñeca, ni siquiera estaba vestido para salir, debido a que, me encontraba de forma relajada un viernes de vacaciones en mi casa sin hacer más que ver la televisión en la sala de estar hasta había rechazado la invitación de mis amigos para salir a divertirnos por ahí.

¿Por qué estaba dejando que hiciera esto cuando yo tenía mucha más fuerza? Quise zafarme de su agarre diversas veces, no obstante, había una electricidad recorriendo mi cuerpo que me desconcertaba y me hacía querer estar más unido a ella. No queda duda alguna que, de alguna extraña manera, su toque me debilitaba y me dejaba completamente indefenso ante él, es algo que he sentido desde que tengo memoria cuando me encuentro cerca suyo y pienso que con el paso del tiempo se está fortaleciendo sin control.

Ella era el vino y yo una copia barata de Dionisio, porque, al fin y al cabo, ella era la Diosa de toda esta historia.

Era mi creación y destrucción.

¡Lo odiaba!

-Tenemos una tarea para esta noche. – Me detuve cuando me soltó para caminar al asiento de conductor y dejarme de pie en la puerta del copiloto. - ¿Es que acaso no piensas subir? – La inspeccioné desde el otro lado del carro con el ceño fruncido por su actitud desesperante y egocéntrica que me causaba un remolino de emociones en medio del pecho. - ¡Oh! ¡Estás enojado conmigo! ¡Ja! Deja de comportarte como un niño asqueroso y termina con esa actitud inmadura.

No pude mantener el control en mi mente y extremidades, antes de darme cuenta y detenerme, estaba de pie frente a la chica con las puntas de su cabello teñidas de manera rara y mi respiración era descontrolada, a tal punto que comenzó a arderme ligeramente el pecho por dicha acción de mi cuerpo, causada por la molestia e impotencia que recorría cada esquina de mis venas.

- ¿Qué carajos te crees? – Mis brazos estaban a cada lado de su cabeza y mis palmas tocaban el metal frío del techo del auto mientras que noté la mirada burlona en los ojos de Halsey, aunque no demostraba nada más en el resto de su rostro. – No puedes venir a hacer lo que te dé la gana, no conmigo Oswen porque me estoy cansando de tu maldita actitud de superioridad y deseo de hacer sentir a los demás como nada... ¡Deja de verme de esa forma! – Me acerqué más a su rostro para presenciar la nulidad de emociones en este, ya que, parece que sus ojos volvieron a ser tan inexpresivos como siempre lo son.

El Misterio de Los OswenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora