Capítulo único

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Antes de la lectura os recuerdo que en este fanfic Takemichi tiene 14 años y no 26, y que está situado después del arco de tenjuku.

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Mikey siempre se ha considerado un tipo afortunado. Aunque su familia no es la típica y normal, nunca ha echado en falta un padre o una madre. Él tiene a su abuelo, que lo ha criado con severidad, pero con cariño, y además gracias a él se embarcó en el camino de las artes marciales que tanto ama. También tiene a Emma, su hermana pequeña, con quién a pesar de sus peleas absurdas de hermanos es una de las personas con las que se siente más cómodo y libre de ser él, la ama con toda su alma y cuando ve su radiante rostro se siente él más afortunado del mundo al poder estar a su lado. A su hermano mayor Shinichiro lo admira demasiado, siempre ha sido su ejemplo a seguir, y aunque con el paso del tiempo ha aprendido que no es ningún ser perfecto o superior, sigue admirándolo y apoyándose en él durante las adversidades. Su otro hermano Izana... bueno, digamos que ya no siente que le esta robando a su hermano mayor y cada día le cae un poquito mejor.

Y por su puesto, Mikey tiene a Toman. A Baji, su hermano de otra madre, a Draken su apoyo y el que siempre le ayuda a ser más amable y humano, a Kazutora, que a pesar de su incidente con Shinichiro con el tiempo entendió que nunca fue su intención haber dejado en coma a su hermano durante casi dos años, sino que era simplemente un niño que quería hacer feliz a su amigo y escogió la peor forma de hacerlo. Mikey también tiene a su lado, apoyándole en todo a Mitsuya, a Pachin, a Smiley, a Angry, a Pe-yah, a Hakkai, a Chifuyu y al resto de la Tokyo Manji.

Así que sí, a pesar de sus problemas y traumas, Manjiro Sano nunca se ha sentido vacío mucho tiempo y nunca ha sentido que le faltara algo. Hasta que conoció a Takemichi Hanagaki.

Su primera impresión de él es que, aunque tenía agallas al enfrentarse a Kyomasa con pocas papeletas de ganar, mucha determinación (rozando el límite de falta de sentido de supervivencia), y tenía un porte parecido a su hermano, era un tipo más bien patético. A pesar de eso su curiosidad fue mayor y decidió convertirlo en su perra y mantenerlo a su lado.

Y Mikey sabe que acercarse a Takemichi, a ese chico aparentemente débil y con complejo de saco de boxeo, pero que en realidad alberga un corazón de oro y un espíritu mucho más fuerte y luchador que él, ha sido sin duda la mejor decisión de su vida.

Ha pasado ya un año y medio desde que lo conoció, y Mikey no puede contar la infinidad de ocasiones en las que Takemichi evitó que perdiera a las personas que tanto ama y sobre todo, en las lo salvó de perderse a sí mismo. No podría decir con exactitud cómo, cuando o por qué se enamoró de él, puede que fuera cuando lo vio dar todo de sí para salvar a Draken o un día normal que pasaron juntos, recorriendo Tokio en su moto, con los brazos de Takemichi al rededor de su cintura, su mejilla apoyada suavemente en su espalda y una conversación trivial pero que le llena el alma.

Mikey no lo sabe, solo es consciente que un día se encontró a si mismo perdiéndose en sus hermosos ojos azules, deseando pasar todo el día con él, y encontrando muy atractivo su rostro, su delgado cuerpo, y deseando probar sus labios.

Mikey no sabe como, pero un día simplemente descubrió que quería quererle.

Y afortunadamente para él Takemichi se siente igual, también lo quiere, y eso le hace quererle todavía más. Llevan ya unos meses junto y a pesar de sus peleas y desventuras, se esfuerza cada día por ser la mejor versión de sí mismo. Por que es lo mínimo que su preciado novio merece.

Por ello tiene que separarse y abandonar los adictivos labios del ojiazul antes de que sea demasiado tarde y no pueda parar. Se levanta del regazo del más pequeño y se sienta correctamente en el sofá. La película que había puesto como excusa para invitarlo a su casa sigue reproduciéndose en la televisión. Oye a Takemichi gimotear por la separación y mirarle con sus enormes ojos.

Me encantas (Mitake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora