Capítulo 2

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El restaurante tenía un aire silencioso cuando Cassie se apresuró a entrar en la cocina. Zoe ya estaba allí y se estaba quitando el chal. Zoe siempre llegaba antes que Cassie y su madre. Vivía en el pueblo, tres casas más abajo de donde estaba el restaurante. Vivía con su padre, que trabajaba en la fábrica de madera.

—¡Ahí están las dos! Parece que todos llegamos un poco tarde hoy —Zoe se apresuró a abrazar a Cassie. Cassie soltó una risita contra el hombro de su mejor amiga. Parecía que no importaba el tiempo que había pasado desde la última vez que se vieron, Zoe siempre la saludaba como si hubieran pasado años.

—No hay nada que hacer ahora, pero tenemos que movernos el triple de rápido. No necesitamos que Annie se enfade porque los clientes se están quejando —La madre de Cassie se apresuró a recorrer la cocina, sacando ollas, sartenes, cuchillos, tablas y todo lo que pudieran necesitar para preparar un delicioso desayuno que fuera aún más impresionante que el que Cassie y su familia acababan de disfrutar en casa.

—Annie nunca se enfada contigo —Zoe negó con la cabeza, con una expresión divertida en sus carnosos labios.

Cassie tuvo que asentir con la cabeza. Annie era conocida por su espíritu bondadoso y rara vez se enfadaba con nadie. De hecho, Cassie no podía pensar en ninguna ocasión en la que Annie se hubiera enfadado con alguien. Esa era una de las cosas que hacían que fuera un placer trabajar con ella. Annie y su marido eran dos de las personas más ricas de este pueblo, pero nunca dejaron que el dinero se les subiera a la cabeza. Eran personas humildes y amables a las que todo el mundo admiraba en el pueblo.

—Nunca se ha enfadado conmigo, sólo porque me esfuerzo en que nunca tenga motivos para hacerlo y hoy no va a ser diferente. Cassie, prepara el café y Zoe, empieza con las galletas. Yo pondré el horno a calentar y tendremos este lugar oliendo delicioso en poco tiempo —La madre de Cassie era como una tormenta de energía. Cuando alguna de las niñas se quedaba sin cosas que hacer, la madre de Cassie tenía algo más para mantenerlas ocupadas

Siguió y continuó hasta que la gente empezó a entrar en el restaurante. Muchos eran hombres que trabajaban cortando árboles o como peones de rancho y no tenían otro lugar donde comer caliente. Los clientes siempre llegaban con los primeros rayos del sol. Venían al restaurante a comer antes de ir a sus trabajos.

—Cassie, empieza a recoger los pedidos y tráelos aquí. Zoe, necesito tu ayuda para montar los platos —La madre de Cassie seguía en su delegación y Cassie no tuvo ningún problema en obedecer. Estaba más que satisfecha de poder ayudar a su madre en lo que pudiera, en lugar de tener que ocuparse de todos los detalles y dificultades de gestionar lo que tenía que pasar y cuándo. Cassie estaba bastante segura de que no podría hacerlo.

—¿Cómo van las cosas por aquí? —La voz brillante y alegre de Annie llenó el aire cuando entró en la cocina, justo cuando Cassie salía.

Annie era el tipo de persona que cambiaba cualquier habitación en la que entraba. Su voz parecía llenar todos los rincones, exigiendo atención cada vez que hablaba. Era una mujer pequeña, más baja que Cassie, pero redonda y suave, como lo que Cassie imaginaba que sería una abuela. Tenía el pelo canoso y unos ojos grises a los que no se les escapaba nada.

—Buenos días, Annie —dijo Cassie al pasar a toda prisa por el comedor.

—Buenos días a ti también, Cassie —Las palabras de Annie la siguieron a la salida. Cassie empezó por un lado del comedor. Había cuatro mesas con varios invitados. Para cuando Cassie volvió a la cocina, tenía casi media docena de pedidos memorizados. Se los transmitió a su madre mientras ésta sacaba tazas de café humeante y cestas de galletas frescas y platitos de mantequilla que había ayudado a su madre a preparar la noche anterior.

Un corazón en búsquedaWhere stories live. Discover now