Capítulo 1

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La mayor parte de las historias de magia comienzan en un hermoso castillo o en un bosque encantado, pero nuestra historia o mejor dicho, mi historia, comienza en mi habitación, la habitación de una adolescente de 16 años. Se puede decir que soy una adolescente peculiar, una chica rara a la vista de todos. La razón para explicar esto podría ser la particularidad de mis colmillos delanteros o el lechoso color blanco de mi piel y tal vez el tono rojo carmín de mis ojos. La explicación de por qué soy tan distinta es simple, al igual que mi madre y toda mi familia materna padezco la enfermedad del vampiro, esta enfermedad es algo rara, los síntomas son más extraños aún, no podemos exponernos demasiado a la luz solar, no nos podemos mirar en el espejo y además somos intolerantes al ajo. Nuestro padecimiento también es el culpable del extraño color blanco de nuestra piel y del largo de nuestros colmillos. A excepción de estos rasgos soy una adolescente común y corriente como cualquier otro chico o chica de 16 años.
Son las 5: 30 am, el pequeño despertador negro de la mesita de noche interrumpe mi sueño, me levanté lentamente de la cama algo adormecida para encontrarme otra vez en mi inmensa habitación de color blanco, con afiches de varios grupos musicales. Caminé hacia el closet para tomar mi uniforme, una blusa blanca holgada y una saya de tachones a cuadros rojos y negros con líneas blancas que se entrecruzan, un par de medias unos centímetros por encima de la rodilla y un par de tenis negros.
-Madeleine, es hora de desayunar- la voz de mi madre recorrió toda la casa.
-Enseguida bajo mamá- dije mientras me dirigía rápidamente hacia el baño de mi habitación.
Luego de vestirme bajé las escaleras para encontrarme en un amplio corredor el cual llevaba hasta el comedor donde en la gran mesa redonda ya se encontraban mi padre un hombre bastante guapo de 48 años, pelo negro, ojos cafés y piel perfectamente blanca, a su lado mi madre, ella tiene 40 años pero aun así aparenta tener mi edad y no lo digo solo porque es mi madre, su pelo es color café, sus ojos son rojos y sus colmillos más largos que los de las personas normales al igual que yo.
-Como dormiste princesa- dijo mi padre mientras yo besaba su mejilla.
-Bien papá- dije sentándome a desayunar junto con ellos.
Mientras desayunaba miré el reloj de la pared y me di cuenta que ya eran las 6:30 y dentro de 10 minutos pasaba el autobús que me llevaría al instituto.
-Me voy- dije mientras salía por la puerta caminando hacia la calle donde ya estaba estacionado el autobús.
Luego de subir a esa máquina gigante amarilla toda la tranquilidad que hasta hacia unos segundos me rodeaba desapareció, con tan solo entrar en el autobús comenzaron los comentarios sobre la chica vampiro, así es como todos me llamaban, caminé por el estrecho pasillo del autobús hasta llegar al fondo de este, donde en un rincón estaba sentada una chica rubia de ojos color miel con el pelo corto hasta los hombros, era Elizabeth, mi mejor amiga.
- M, ¿cómo estuvo el fin de semana amiga?- la alegría en su voz era evidente.
-Aburrido como de costumbre, ¿y el tuyo?- dije mientras me sentaba a su lado.
-Bueno conocí a un chico- dijo mientras su cara comenzaba a sonrojarse.
Todo el resto del camino hablamos sobre este chico misterioso que había conocido en una piscina. Luego de media hora llegamos a la escuela.
Mi escuela era como el purgatorio, un lugar de sufrimiento y gritos constantes. En ella solo había tranquilidad de noche, cuando solamente el conserje andaba por sus pasillos. Los gritos de algunos por volverse a ver, más las quejas de otros por estar en la escuela y sobre todo súmenle a eso los gritos de los profesores con los alumnos que se comportaban mal, eran para hacer sangrar los oídos, además de que por mi particular enfermedad podía escuchar incluso las respiraciones de los alumnos y sus corazones latiendo.
-Miren es la chica vampiro- los comentarios de todos llegaron hasta mis oídos.
-No sé cómo puedes soportar todos esos comentarios- susurró Elizabeth, la cual caminaba junto a mí.
-Uno se acostumbra a todo eso-dije conteniendo mis ganas de golpear a cualquiera que me dijera así.
Luego de atravesar el gigantesco pasillo de la escuela, llegamos a nuestro salón de clases, después de entrar nos sentamos en nuestros lugares esperando a que llegara nuestra profesora, después de unos minutos apareció frente a nosotros una señora de unos 60 años, pelo negro y canoso, labios agrietados, arrugas en el rostros y ojos azules donde se podía ver el cansancio.
-Buenos días alumnos- su dulce voz nos hizo darnos cuenta a todos de que el fin de semana había terminado y que había comenzado otra semana tediosa de escuela.
-Buenos días Señora Potts- dijimos todos a coro.
Las clases de matemáticas con ella eran como que te dieran pastillas para dormir instantáneas, o algo por el estilo, pero hoy se le ocurrió cambiar eso, solo habían transcurrido 5 minutos de la clase y nos entregó unas hojas para que resolviéramos un examen sorpresa. Los nervios comenzaron a recorrer mi cuerpo y repentinamente las bombillas del salón comenzaron a brillar más de la cuenta, dejándonos a todos prácticamente ciegos.
-Salgan del aula todos, enseguida vendrán a reparar esto- dijo la profesora, no voy a mentirles todos estábamos muy confundidos.
-De seguro es culpa de la chica vampiro- todos excepto Elizabeth asumían que era mi culpa y no les voy a mentir, por alguna extraña razón, yo también creía que había sido mi culpa. Luego de ese incidente el día transcurrió normal, si es que podemos llamar normal la vida de una adolescente con características y súper sentidos de vampiro. A las 3:00 pm sonó el timbre de salida, y el autobús se estacionó Frente al instituto y todos volvimos a entrar en la barca que nos llevaba al infierno y por la tarde nos sacaba de él, al llegar a casa me recosté en la cama pensando en lo que había pasado en la mañana, con las luces de la escuela, estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta de que mi padre había entrado en la habitación.
-¿Cómo estuvo el día hoy?-Dijo mi padre sentándose al borde de la cama.
-Extraño, como de costumbre- dije sonriendo- Papá puedo preguntarte algo.
-Claro princesa ¿qué pasa?- dijo preocupado.
-Piensas que soy rara- dije bajando la mirada.
-Claro que no, ¿por qué piensas que eres rara?-dijo confundido.
-Algo pasó hoy en la escuela, la profesora nos estaba aplicando un examen yo estaba nerviosa y de pronto todas las bombillas comenzaron a brillar más de la cuenta, por alguna razón creo que tengo la culpa- dije mientras el asombro en su cara era evidente.
-Pequeña no te preocupes por eso, como sea, debo hacer una llamada a un amigo, mañana tendremos visitas así que no iras a la escuela- dijo mi padre tratando de ocultar el asombro de su cara.
-Está bien papá- dije mientras este desaparecía por la puerta de mi habitación.
Luego de hablar con mi padre, me dirigí al closet y agarré un vestido ancho en forma de pullover negro con el número 95 en blanco, luego de bañarme bajé a cenar y volví a mi habitación cuando terminé de comer, me recosté en mi cama y comencé a revisar mi celular.
Madeleine-hola Eli estas despierta??
Eli-si M, que hay??
Madeleine- Nada nuevo, por cierto mañana no voy a la escuela.
Eli- que? Por qué?????????
Madeleine-por una visita de alguien importante o algo así papá no me explicó.
Eli-ok como sea me voy a dormir.
Madeleine-Buenas noches.
Eli-buenas noches(.
Luego de hablar con mi mejor amiga me quedé dormida. A las 8:00 am sonó la alarma del reloj me levanté rápidamente y tome un vestido sencillo de color negro del closet y me dirigí al baño, luego de bañarme bajé rápidamente las escaleras para encontrarme en la sala de estar con mi madre, mi padre y a su lado un señor de unos 48 años pelo negro y ojos color cafés y achinados al lado de este un chico de unos 30 años pelo negro, ojos color verde esmeralda y una sonrisa hipnotizante.
-Madeleine hija recuerdas al profesor Devolmort y a Dexter-dijo mi padre sonriendo.
-Madeleine, querida como has crecido- solo escuchar su voz me hizo recordarlo, el profesor iba a casa cuando era pequeña pero dejó de ir cuando yo tenía 5 años.
-Profesor es un gusto volver a verlo- dije abrazándolo.
-Parece que te olvidaste de mi- dijo Dexter extendiendo su brazos para abrazarme.
-Cómo voy a olvidarte Dex, es imposible olvidar a mi mejor amigo- dije abrazándolo fuertemente- Así que esta era la visita, no papá.
-Madeleine- dijo mi madre algo nerviosa- debo contarte algo.
-que pasa mamá- dije algo preocupada.
-Sabes que toda tu vida has vivido convencida de que estas enferma-dijo algo avergonzada.
-Claro mamá, ambas tenemos la misma enfermedad- dije confundida.
-No es realmente una enfermedad- dijo seria.
-A que te refieres mamá- dije aún más confundida.
-lo que tu madre quiere decir es que ella es una vampira, lo cual te convierte en media vampira- dijo el profesor Devolmort y mi cabeza comenzó a estallar.
-me está diciendo que soy una vampira- dije sorprendida.
-No solo vampira Madeleine recuerdas lo que me contaste- dijo mi padre.
-O sea que si fui yo- dije sorprendida.
No quería escuchar aquello solo abandoné la sala y subí las escaleras corriendo, no entendía nada mi madre era una vampira y lo de la luz, que era magia, si era mitad vampira, cual era mi otra mitad, humana, maga, hada, no puedo decir cuantas cosas pasan por mi cabeza, en ese instante escuche unos golpes en la puerta de mi habitación.
-¿quién es?- dije sentada en mi cama.
-Soy Dex, M ábreme- ok no sé qué fuerza me movió pero abrí la puerta y lo dejé entrar-¿estás bien?
-me acabo de enterar que soy mitad vampira y que puedo hacer que una bombilla brille tanto que nos deje ciegos a todos, ¿Cómo rayos crees que estoy?- dije prácticamente gritando.
-escucha esa parte que controla la luz es la mitad mago, por tu padre, el fue el gran mago de la luz conocido por todos y tú eres una leyenda, la única chica mitad vampiro, mitad maga, la chica que está destinada a salvar al mundo- quería saber por qué sabía tanto sobre los magos, vampiros y quien sabe que más.
-¿Cómo es que sabes tanto sobre los magos?- dije confundida.
- Porque yo soy un mago M, un mago de la velocidad- dijo comenzando a recorrer toda la habitación prácticamente convertido en un rayo de luz hasta que se detuvo frente a mi.
-Cool, a ver si entiendo no solo hay vampiros y magos no- dije confundida.
-No, también hay hombres lobos, hadas, troles y todo tipo de criaturas mágicas y hay una escuela para los chicos como tu y yo, ósea para los magos- dijo muy alegre.
-Y déjame adivinar el profesor y tu vinieron a buscarme para ir allá, cierto- dije sonriendo.
-Si M, tu padre quiere que aprendas a controlar los poderes, no solo los de maga sino también las habilidades de los vampiros-dijo mientras yo me ponía de pie frente a él.
-Bueno y cuales son- dije cruzando mis brazos sobre el pecho y extrañamente comenzando a elevarme del suelo, ¡no podía ser estaba volando!
-Pues volar por ejemplo- dijo riendo.
-No es gracioso bájame- dije mientras Dex tomaba mi mano y me jalaba hacia el suelo.
-Además de esto puedes correr más rápido que yo- dijo mientras yo trataba de ocultar mi cara de sorprendida.
- Oh en serio, cómo- dije alegre.
-Debes concentrarte, comienza a correr así iras adquiriendo velocidad- con tan solo decir aquello comencé a correr y efectivamente corrí tan rápido que las cosas que habían en mi habitación parecían manchas de colores.
-Ok tendré que acostumbrarme a eso- dije deteniéndome frente a el- está bien, iré con ustedes.
-Lo dices en serio M- dijo abrazándome lo cual me hizo darme cuenta de lo alto que era.
- claro que lo digo en serio- dije riendo.
- Perfecto bajaré a decírselo al profesor- dijo más alegre que nunca.
No sé cuánto tiempo paso, solo sé que en cuestión de minutos estaba haciendo las maletas para irme de casa hacia la escuela donde aprendería a controlar mis poderes. Luego de recoger las maletas me despedí de mis padres y me subí al auto con Dex y con el profesor en el auto, después de una hora llegamos a lo que antes había sido una pista de aterrizaje en ella había un gran avión azul oscuro.
-M te reto a una carrera- dijo Dex mientras el profesor bajaba del auto.
-Dex no la estés presionando mucho- dijo el profesor ladeando la cabeza.
-Ok Dex acepto el reto- no pude evitar ver la cara de asombro del profesor la cual me hizo sonreír, recuerdo que siempre era distante y frío, pero se preocupaba por mí.
Como sea, comenzamos a correr hacia el avión y evidentemente gané yo, no pude evitar reírme y sentirme victoriosa, todo el largo viaje en el avión me lo pasé riéndome de Dex y viendo como el profesor se mantenía distante, serio como siempre. Después de 3 horas llegamos a nuestro destino.

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