Camino por el pasillo de mi bloque mientras se escucha un escándalo juvenil a la distancia, que se intensifica con cada paso que doy.
Mi falda azul oscuro baila con cada paso que doy al mismo tiempo que acomodo mi blusa blanca que había olvidado encajar, junto a mis zapatillas negras que no dejan de tamborilear el suelo. Pensé que llegaría tarde, pero presiento que la algarabía de mis compañeros es una buena señal.
La puerta está a unos cuantos pasos y acelero mi ritmo. A un segundo de la entrada una corriente de aires empuja mi cabello ondulado hacia mis ojos. siento un golpe inesperado en el pecho, cuando puedo aclarar mi vista me topo con unos hermoso ojos claro que no tardan en clavarse en mí.—Discúlpame... no mire por donde iba—Dije, alejándome de la pequeña distancia que nos separaba mientras me moría de pena.
Ella sonrió y pude observarla más a profundidad. Era Alison, una de las chicas más agraciadas del grupo, con su perfecta piel bronceada y larga cabellera castaña.
Siempre me había llamado la atención y la miraba a escondidas cuando se duchaba en las regaderas del gimnasio. Era inevitable no verla, sencillamente era una de mis fantasías mas mojadas, deseaba besarla con todas mis ganas y sentir lo que sería saborear su feminidad.
—Ja, ¿Estas bien Naomi?—Si. Si emm, solo me distraje-Dije, extrañada de que supiera mi nombre.
—Iba de salida, puedes acompañarme—Se acercó tanto a mí que di unos paso hacia atrás.
No pude negarme.
Me tomo de la mano y me guió hasta afuera, estaba muy nerviosa, era la primera vez que tenía esa clase de acercamiento con ella.
Llegamos a un cuarto al final de pasillo, ella abrió la puerta movediza y al entrar pude ver la gran cantidad de objetos deportivos y la poca luz que había. Cuando entramos cerré la puerta detrás de mí.—¿Que hacemos aquí?—dije, mientras miraba los estantes.
Ella se paró en seco haciendo que su trasero rozara con mi pelvis y tocara accidentalmente su abdomen.
Ella volteo y quedamos tan cerca que podía sentir su aliento saliendo de su boca. Me quede perpleja y trague saliva.—Sé que me miras en la ducha ¿Te ustas lo que ves?
Sentí un enorme vértigo en el abdomen y un cosquilleo en la nuca, pensé que era lo suficientemente discreta.
—N-no,no... yo jamás...
—Cállate.
Su mirada fue inexpresiva. Se desabotono la falta, quitando un botón de su costado izquierdo y la dejo caer sobre el piso. No pude contenerme y mire sus encantadoras piernas. Me humedecí los labios y ella lo noto.
Alzo su blusa y dejo su abdomen al descubierto, tan plano y suave a tan corta distancia. Se deshizo de ella y quedo en ropa interior.—¿Y ahora que harás?
Una explosión de adrenalina recorrió todo mi cuerpo y la tome por la cintura, ella instantáneamente enlazo sus sensuales piernas sobre mi espalda y les estampe ese beso que siempre quise darle, fue tan intenso que estire su labio inferior y ella respondió con un gemido al instante que su sostén bolo por los aires. Ella atrajo mis manos hacia sus senos tocándolos mientras nos besábamos de vuelta.
Ella en un momento paro y bajo de mi cintura para quitar mi falda. No perdí el tiempo e hice lo mismo con mi blusa. Ella regreso a mi boca y me beso apretando mi trasero, bajo por mi cuello, dando pequeños mordiscos y quitando mi Bra, bajo por mi abdomen dándome besos a su paso hasta llegar a mi vagina, introdujo su lengua y suspire, soltando gemidos. Cada vez el oral se iba haciendas intenso, mordisqueaba mis labios vaginales haciendo que me debilitara y me atrajo al suelo del cuarto, Alison se subió sobre mí y no tardó en hacer movimientos pélvicos que cada vez me encendía mas, estuvimos en un va y ven de roces interminables, y ella estaba en el borde del éxtasis, exploto de un orgasmo delicioso de ver y escuchar.
Cuando logre incorporarme, ella se acercó a mí y me susurro:—Siempre me encanto que me observaras.
Bese intensamente a Alison y la recosté sobre el suelo arriba de nuestros uniformes, baje hasta su feminidad y la bese con profundidad sintiendo el sabor de nuestros fluidos combinados en una sola representación. La voltee y empezó a recorrer espalda con mordidas y besos. Empecé a rosarme contra su trasero muy bien torneado y era una sensación inexplicable, que me elevaba, era el supremo éxtasis y me corrí sobre ella.
Después de eso nos unimos en un beso y nos confesamos cuantos nos deseábamos.