Capitulo Uno

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Capítulo I.

Harry se sintió mareado justo al salir de la chimenea, no recordaba que horas eran pero, de algo estaba seguro, la falta de sueño sería el factor de su posible muerte. Se tambaleo al llegar hasta el barandal de las escalera y subió a su habitación a pasos lentos para evitar caerse. Trato de no ser ruidoso, no quería despertar a su padre y a Severus con sus torpes pasos que parecían más bien de un borracho que de alguien que ya llevaba casi doce horas sin dormir.—Por fin.—Murmuró el de ojos verdes.

¿Qué horas serían? ¿Doce? ¿Una de la madrugada?

Cayó sobre su cama y no se molestó en cambiarse su uniforme de auror, dormiría así hasta despertar el día siguiente, incluso sentía algo de hambre pero no se sentía anímicamente bien para hacerse algo para comer.

—¿Cómo te trataron los dementores en Azkaban?—La voz de alguien hizo que el chico hiciera la dura tarea de observaba hacía su puerta. Una delgada figura de cabello largo, negro y piel pálida le observaba con cierto pesar.—¿Mal día?

Harry suspiró, tomó asiento y se peino hacia atrás, mientras se acomodaba los lentes.—Odio hacer guardias en Azkaban.

El mayor rodó los ojos, y entró al cuarto del chico, Harry tenía veintiún años, era aún chico amable, y respetuoso, le conocía desde que este había nacido y se había encargado de cuidarlo desde que la madre del chico no aceptó criarlo.—¿Quieres algo para comer?—Preguntó.

Harry asintió, le abrazó, casi acurrucándose al pálido como si fuera un niño pequeño. Snape sonrió y le consoló por un largo día de trabajo.—Me voy a morir.

—Deja de ser dramático, cerdo.—Se burló jalándole de la mejilla.—Cámbiate y date un baño, mientras te preparó algunos sándwich y chocolate caliente ¿Vale?

Harry sonrió a pesar del cansación.—¿Ya te dije que te adoro demasiado?—le preguntó viéndole.

—Deberías decírmelo, a cada rato. Los dioses como yo, siempre necesitamos adulación.

El Gryffindor sonrió nuevamente, le observó salir para bajar directamente a la cocina. Harry se colocó de pie, y entró al baño. No sabía como hubiera sido su vida sin Severus.

El hombre no tenía ningún lazo sanguíneo con él, por lo que sabía. Su madre biológica (Que aún vivía) no se sintió capaz de criarle cuando nació, y Severus que fue el mejor amigo de esta, decidió hacerse cargo de él desde que nació.

Por lo que le habían contando, su padre, James Potter no había sido informado de su nacimiento, incluso, este no sabía de su existencia ya que "Lily" el nombre de la mujer que le dio a luz, no se dio a la tarea de indicarle al hombre que sería padre.

Cuando finalmente su padre se entero que el existía, le exigió a Severus su derechos y según su padrino, ambos habían tenido una discusión que, había terminado en un duelo mágico con ambos heridos.

Finalmente su padre y Severus habían llegado a un acuerdo para cuidar de él y, con el tiempo, una cosa llevo a la otra y los dos "enemigos" terminaron enamorándose y casándose. Harry no podía quejarse, creció como un niño feliz, y aunque Severus había logrado remplazar de gran manera a su madre (de la cual no sentía nada) no podía verlo como "su mamá".

Aunque, cuando asistió a Hogwarts se vio a obligado a referirse de esa forma a él, cuando sus amigos hablaban de sus padres.

Harry, se sintió relajado al sentir el agua recorrerlo, salió y se colocó ropas cómodas y Severus justamente regresó con una bandeja, habían al menos cuatro emparedados, chocolate caliente y un par de pastillas muggles que le servirían para aliviar algún dolor.

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