Capitulo Dos

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Capítulo II

—¿Mal humor?—Preguntó Harry al ver a Severus picar frenéticamente una larga lista de ingredientes que utilizaría para sus pociones.—¿Todo bien?

Snape se limpió el sudor de la frente.—Problemas de adultos, aunque algo distintos a los tuyos ¿Qué pasa con la chica Weasley? Pensé que te gustaba.

Harry tomo asiento, mientras observaba a Snape picar con rapidez.—Ella quiere más de lo que yo le puedo dar.—Murmuró—ella quiere algo formal, un compromiso pero yo.. No me siento preparado para eso.

El pálido asintió, comprendiendo.—esta bien, es normal. Aunque debiste ser un poco más sensible, no fue la forma correcta de expresarse y muchos menos hablarle a tu padre a si.—El hombre arrojó los trocitos picados en un caldero con un líquido verdoso hirviendo.

Harry rodo los ojos.—Le hablo como se me de la gana.—Expresó.—además, yo también escuche tu conversación con papá.

Snape suspiró.—Si, lo sé, soy patético.—el pelinegro se amarró el cabello dejándose una alta coleta.—aunque bueno, ya estoy viejo.. Tener un bebé a esta edad sería algo bastante difícil.

Harry escuchó al mayor, sabía el deseo de su padrastro por tener un bebé, desde niño fue testigo e incluso recordó que en algún momento, deseo para Navidad que su padre cumpliera tal deseo pero, Harry recibió todos sus regalos menos ese.—Mira lo bueno, me tienes a mi.

Snape río.—¿Te quedarás soltero toda la vida para qué seas atendido por mi hasta la vejez?

—No lo niegues, sabes que es que una buena idea.—Rio.

Severus sonrió levemente para finalmente suspirar.—Si.. sé un buen niño, Harry.

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[Tiempo después...]

Harry se masajeo la parte trasera de su cuello al sentir cansancio, odiaba vigilar en Azkaban pero por suerte, había logrado cambiar su turno con otro de sus compañeros para salir unas horas más temprano. Hacía frío, y tenía hambre, sabía que Severus no pondría pero alguno en hacerle algo delicioso para comer pero, aquella noche compraría pizza para cenar.

Sabía que era uno de los manjares favoritos de Severus. Salió del Calderón chorreando, sin antes transformar sus ropas en otras, sabía que a dos cuadras había una pizzería a la que fue llevado mientras fue un niño.

Así que compraría una familiar para ambos darse un festín, ya que aquella noche su padre tenía guardia hasta el día siguiente.—Jamón, quedo y champiñones.—Pidió.

Por suerte el servicio era rápido, así que su orden estuvo lista casi veinte minutos después. Pago, y regresó a diagon para ir directamente a casa.

—Buenas noches—Harry casi gritó mientras evitaba el no dejar caer la pizza. Llegó a la cocina encontró a Severus ahí, por lo que parecía no había tenido un buen día.—¿Sev?

—Lo siento, buenas noches.—el hombre se restregó el rostro con un pañuelo.—¿Cómo estuvo el día?

—¿Cómo estuvo el tuyo?—Preguntó mientras abría la caja y se encargaba de servir una porción para Snape.—¿Papá y tu discutieron?

—la verdad, no quiero hablar de eso.—Murmuró algo cansado.—Gracias por la pizza.

Harry asintió, tomando asiento frente al mayor—Puedes hablar conmigo, Severus, no soy ningún niño ¿Sabes? ¿Papá sigue con su negativa de tener un bebé?

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