Ahora en este instante me doy cuenta de lo que realmente echo de menos, no hablo de poder salir y seguramente acabar discutiendo, algo que ya formaba parte de mis días, hablo de echar de menos un abrazo de un amigo o una amiga, en mi caso mis hermanos de otra madre, el no poder sentirme segura en brazos que no sea de mi familia, ese instante que no me puedo refugiar en sus palabras a no ser que sean electrónicamente, hablo de risas y abrazos, saludarles y enfadarme con ella porque me ha descolocado un boli, echo de menos poder ir a patinar sobre hielo, ir al burguer o simplemente caminar con el frío que nos congelaba los dedos o asarnos de calor por tener que esperar media hora, echo de menos mi gente, echo de menos esos abrazos de "nunca vas a estar sola", no me malinterpretéis, no estoy sola, sé que ellos están ahí esperando igual que yo el día en que nos veamos y reírnos por cualquier tontería, echo de menos eso, poder reír hasta llorar, poder perdonar con un abrazo, poder gritar, poder decir que les quiero...cosa que ahora me arrepiento de no haber hecho más a menudo, echo de menos tantas cosas, pero si me preguntáis cuál es la que más echo de menos, sería sin duda alguna el tacto, el poder chocar los cinco, abrazar, dar dos besos o directamente un roce de manos, los echo de menos a ellos, no echo de menos nada material, no echo de menos poder ir de compras o fumarme un piti, echo de menos hacer eso con las personas que realmente quiero, y no sabéis cuánto me arrepiento de no haberlo dicho cara a cara y luego abrazar a la persona que tuviera delante, porque son demasiado te quiero que echar de menos.
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Escrito en cuarentena de 2020.
