Capítulo 2.

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-Señor Bang, gracias por su tiempo

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-Señor Bang, gracias por su tiempo...

Cuando su jefe le abrió la puerta de la oficina, con el ceño fruncido y una expresión de muy poca felicidad en su rostro, el estómago de Chan se contrajo en su sitio anticipado lo peor.

-Profesor Lee, dígame en que puedo ayudarlo.

El señor Kim no se veía para nada contento, con su bigote torcido y espeso sobre sus labios rectos, un puro en su mano derecha y los brazos cruzados en su asiento, mirando de frente a su subordinado.

-Bang, ¿Puedes revisar esta auditoría por favor?

Lee se relame los labios con angustia, toma asiento frente a su escritorio de madera. El señor Bang se encuentra justo frente a él, con su siempre elegante presentación y peinado de coma, en su rostro casi siempre sonriente, no hay más que inseguridad, miedo y sus ojos destellan en tristeza.

Lo leyó, lo revisó, calculó todo de nuevo y no fue capaz de encontrar error alguno en los documentos que su jefe le pidió revisar, sin embargo, Kim tomó dos hojas en particular, las mostró en comparativo, con su expresión firme y estoica y Chan supo, que estaba frito.

-Esto solo re afirma tu ineptitud, Bang.

Quiso lanzarse por la ventana y hacerse añicos como tiras de papel en la triturada. Le zumbaron los oídos, todo parecía pesado y dolía en el estómago y pecho. Era el fin.

-Como sabrá, hoy tuvimos junta de padres para tratar lo relacionado a la semana cultural. -El profesor cruza los dedos sobre el escritorio, habla claro y suave y en su voz se percibe un genuino interés. Chan le mantiene la mirada fija a los ojos como muestra de total interés y respeto. -Y al no presentarse, supuse que sería oportuno tener una charla con usted...

Chan asiente con un nudo en la garganta que aclara en un carraspeo. -Me disculpo por la ausencia, hubo algunas-

-Complicaciones, entiendo. -Lee deshace el agarre de sus dedos, el padre de familia mantiene la boca abierta tal cual antes de ser interrumpido. -Escuche, señor Bang... No estamos aquí para hablar del vestuario de Chaeryeong.

Chan no supo otra cosa en ese momento, que el nombre de su hija. Su carita, su voz en las mañanas, su permanente sonrisa sincera. ¿Qué iba a decirle a Chaer, su pequeña Chaeryeong que de nada era culpable?

-Servicios sociales es muy estricto en cuanto a quien y a qué hora recoge a los niños. -Lee siempre habla suave, aunque lo que diga sea como una daga para su oyente, el timbre de su voz es bajo y eso, al menos, no lo hace sentir como un ataque. -Después del tercer retardo, un agente viene a verificar las condiciones de vida del menor y si es decisión del Estado...

-Recoge tus cosas en veinte minutos. Tu cheque de liquidación será enviado mañana.

Y a Chan le falta el aire, porque su cuerpo se rehúsa a mantenerse consciente de nuevo para escuchar lo que sabe que dirá su profesor. Se sostiene el rostro ahuecando sus manos en su nariz, le pican los ojos y le tiembla la quijada, mientras niega repetidas veces en silencio lo inevitable.

Un novio para papá. || ChanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora