En el helado abrazo de la infelicidad, se teje una red fría y pegajosa que atrapa los momentos, congelando la esencia de la vida en las rutinas que, asustadas, se agolpan.
En los recovecos casi inexplorados de la existencia, yace la felicidad, una musa que hoy no quiero describir, sino permitir que, por sí misma, se revele ante ti. La encuentro tranquila, meditativa, como si no comprendiera por qué la infelicidad ha adquirido un protagonismo tan notorio.
La felicidad, siempre presente en nuestras venas, quizás la sientas en ráfagas fugaces, pero permanece en nuestro ser. ¿Qué es lo que me hace feliz? Desahogarme y ser escuchado, esos actos mínimos que despiertan la dicha. La esencia de la felicidad reside en los detalles más insignificantes. No hay alegría más grande que amar a alguien de verdad.
Solo con la certeza de que esa persona existe, encontramos la dicha. En la travesía de la vida, nos cruzamos con seres maravillosos, auténticas joyas que se escabulleron de algún banco celestial. Cada uno de nosotros tiene la fortuna de poseer una, y quizás, seamos la joya perdida de alguien más. Una simple mirada o una sonrisa pueden desencadenar la felicidad en el corazón de otro, aunque la oculten, su corazón y subconsciente palpitan de emoción.
Estas personas nos roban el corazón en pequeños momentos, nos inspiran a mostrar nuestro mejor ser y nos transforman en individuos superiores a lo que fuimos y seremos. La felicidad nos otorga libertad, nos brinda nuevas motivaciones y sueños. Por tanto, nunca destruyas aquello que te hace feliz; al contrario, cuídalo como si fuera tu propia vida, porque, al final, es tu vida. Si no eres feliz, no estás verdaderamente vivo. Ser feliz es beneficioso; nos infunde esperanza y paz. La felicidad es el bálsamo que nutre nuestra existencia y nos impulsa a seguir adelante, construyendo puentes de alegría en el vasto río de la vida.
Cada experiencia, por más pequeña que sea, es un hilo en el tapiz de la felicidad. A medida que tejes tu vida con risas, amor y pequeñas victorias, observas cómo el lienzo se ilumina con los destellos de momentos felices. La felicidad es un viaje en el que cada paso, por insignificante que parezca, contribuye al éxtasis de vivir plenamente. En cada amanecer, la felicidad se asoma como el sol, iluminando la oscuridad de la noche y anunciando un nuevo día lleno de posibilidades y alegrías. La búsqueda de la felicidad puede parecer un camino sinuoso, plagado de desafíos y desilusiones, pero es en esos momentos de adversidad donde florece la verdadera esencia de la alegría. La resiliencia, la esperanza y el amor son los nutrientes que alimentan el jardín de la felicidad, permitiendo que florezca incluso en los terrenos más áridos.
Entonces, querido amigo/a, permítete sumergirte en el océano de la felicidad, nadar en sus aguas claras y abrazar la dicha que se encuentra en cada rincón de tu ser. Porque, al final del día, la felicidad no es solo un estado de ánimo; es una obra maestra que tú mismo pintas con los colores de tu vida.
ESTÁS LEYENDO
23 preguntas.
SpiritualLa madurez de una persona al crecer, las preguntas sin respuesta definitiva que se hace una persona en su juventud, un poco de confusión juvenil y un poco de claridad ante toda esta oscuridad y por eso esto es 23 preguntas que todo joven se ha hecho...