04.

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Decir que Dahyun había entrado en pánico era no hacerle justicia a la verdad. La palabra pánico se quedaba pequeña a la hora de describir lo que estaba experimentando en ese momento de pulso acelerado y temblor en las manos. Apenas leyó los mensajes de Nayeon, y como si el teléfono de repente quemara su piel lo arrojó sobre la cama (porque incluso estando asustada no era tan tonta como para romperlo contra el suelo) y soltó un chillido agudo de miedo que probablemente la mayor desde la puerta podría haber escuchado, cayendo en la cuenta de la gravedad de la situación.

Dios, acabo de masturbarme pensando en ella y ahora está aquí, ¿Qué hago ahora?

No cabía dentro de sí por la sorpresa, y tampoco entendía por qué rayos su hermano se empeñaba tanto en juntarla con Nayeon hasta el punto de pedirle que fuera a hacerle compañía. ¿En serio era tan ingenuo como para no notar el interés que Dahyun sentía por la castaña? ¿En serio él era tan lindo como para enviar a la chica de niñera para su hermanita enferma? ¿O se había dado cuenta de todo y estaba tratando de probarla? No, Seokjin nunca haría algo así, a Dahyun le constaba eso. Su hermano mayor la adoraba tanto que quería a toda cosa que se llevara bien con Nayeon, esa era la única explicación lógica. Y había visto la oportunidad al hacer que la mayor la cuidara mientras se sentía mal, seguramente pensaba que con eso las dos se volverían cercanas porque sabía cuánto adoraba Dahyun ser mimada cuando estaba enferma. Si fuese cualquier otro ser humano estaría muy agradecida y lo disfrutaría, pero se trataba de Im Nayeon... nada bueno podía salir de eso.

Escuchaba el sonido del móvil vibrando sobre la cama, probablemente era Nayeon mandando más mensajes para que la dejara pasar. Se obligó a serenarse respirando profundo, cerrando los ojos con fuerza como si así pudiera evadir la vergüenza de ver a los ojos a la chica por la que acababa de correrse, aunque no estaba teniendo éxito. Tengo que calmarme, se decía mientras se golpeaba la cabeza repetidas veces, si estoy tranquila no notará nada y problema resuelto. Antes de que pudiera reaccionar del todo y decirle a su cuerpo que fuera hasta la puerta, sus delgadas piernas ya se encontraban bajando las escaleras llevándola por cuenta propia hacia la entrada, como si tuvieran vida propia y quisieran correr al encuentro de la mayor, o mejor dicho, como si su cuerpo entero supiera lo que ella quería pero no se atrevía a admitir en voz alta. Un escalofrío le recorrió la espalda cuando se le pasó por la cabeza la posibilidad de que incluso sus hormonas pudieran reconocer que se trataba de la castaña de sus fantasías y entendieran el efecto que tenía Nayeon sobre ella. Tengo que calmarme para no delatarme sola, ¡tengo que calmarme! gritaba en su interior. Se repetía una y otra vez que necesitaba relajarse para no lucir sospechosa frente a la mayor, pero aún así cuando tomó el picaporte con la mano temblorosa sentía los mofletes calientes. ¡Acababa de tener un orgasmo en la ducha al imaginarse que la chica la tocaba, rayos! ¡Era completamente humillante! Abre la estúpida puerta, se ordenó, suspirando exageradamente antes de finalmente hacerlo.

—Ya era hora —bufó Nayeon a modo de saludo—. Llevo siglos aquí.

—Lo siento, unnie, estaba dándome un baño —se excusó—. Pero no hacía falta que vin...

—¿Me vas a dejar pasar o no? —preguntó la mayor, tan imperturbable como siempre—. Si te quedas afuera con el cabello mojado no te curarás y tus mechones rosas se despintarán más rápido de lo que crees.

—Ni siquiera hace frío —se quejó en un murmullo, ignorando lo otro, pero igualmente se hizo a un lado para que Nayeon pudiera entrar y recién entonces reparó en la bolsa de plástico que traía la chica—. ¿Qué tienes ahí?

—Medicina y comida chatarra —contestó Nayeon, ofreciéndole la bolsa una vez que cerró la puerta—. Toma. Sí, sí hacía falta —se apresuró a decir antes de que Dahyun pudiera protestar—, solo tómalo y cállate.

don't tell oppa. | nahyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora