06.

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—Te quiero a ti, unnie.

Sus palabras quedaron sueltas en el aire durante varios segundos. Nayeon la miraba incrédula, la sorpresa plasmada en todo el rostro junto con una mueca de confusión (y Dahyun también se sorprendió porque juraba que Nayeon no tenía más expresión facial que la de aburrimiento o desinterés), aunque no tardó en volver a su expresión habitual, casi como si no la hubiera oído. Por un momento Dahyun temió no haber dicho aquello realmente y sólo imaginarlo porque los segundos pasaban y la mayor no respondía ni parecía reaccionar más. De hecho, si no fuera por el gesto cínico que formó Nayeon de repente, el cual demostraba que aparentemente estaba barajando sus cartas antes de responder, de verdad pensaría que ella no había admitido nada. A continuación Nayeon suspiró y negó con la cabeza mientras llevaba una mano al brazo de la menor para sujetarla con fuerza y se acercaba a su oído para susurrarle algo. Dahyun se tensó ante la cercanía, expectante al escalofrío que la recorrería entera una vez sintiera el aliento cálido y dulce de la más alta chocando contra su cuello.

—Te llevaré a casa, Dahyun-ah.

Esa no era la reacción que esperaba. Frunció el ceño y se giró para mirar a Nayeon, buscando algún rastro de broma en sus penetrantes ojos oscuros, aunque no encontró más que vacío en su mirada. ¿La había enfadado con lo que había dicho? Tenía sentido considerando que se suponía que eran amigas ahora, tenía más sentido si recordaba que Nayeon era heterosexual, y tenía muchísimo más sentido si tenía en cuenta que la chica era la novia de su hermano mayor... lamentablemente, Dahyun no estaba suponiendo, recordando ni teniendo cosas en cuenta en ese momento. Dahyun simplemente estaba mirando el cuerpo alto y delicado de la mayor, su piel nívea y suave, sus facciones agudas y femeninas a pesar de su semblante serio que es lo que más le atrae, sus ojos penetrantes, sintiéndose hambrienta y ya de mucho tiempo, y no encontraba una buena razón para dejar de intentar irse a la cama con Nayeon.

Ladeó la cabeza y formó un puchero inconscientemente, no quería enojar a la chica pero tampoco quería irse sin obtener nada ya alcanzado ese punto, ella se había convencido y seguiría hasta el final. Había juntado el valor para confesar su secreto más profundo y ya no quería echarse atrás, sólo quería tener a Im Nayeon sólo para ella por una noche, ¿y cuándo mejor que en ese instante en el que nada la asustaba, nada la intimidaba y mucho menos le importaba? Esa noche era la perfecta para olvidarse de los valores, la moral, la ética, de su familia y de todo lo que no fuera volver sus fantasías una realidad.

—No quiero ir a casa, unnie —protestó, acercándose más a Nayeon—. Todavía no.

—Avísale a tu amiga que te vas sin ella —ordenó la mayor, ignorando los pucheros y ojos de borrego de Dahyun—. Yo llamaré a tu herm...

—¡No! —exclamó de repente, sorprendiendo por segunda vez a la castaña—. Por una noche, unnie, sólo por una noche... no pienses en él...

—¿De qué hablas ahora, Dahyun? —cuestionó Nayeon, presionando más el brazo de la menor—. Deja de jugar y vámonos.

Sin darle tiempo a responder, Nayeon la jaló del brazo para comenzar a caminar rumbo a la salida, arrastrándola con ella. Dahyun intentó soltarse del agarre de la mayor pero sorprendentemente ésta tenía mucha más fuerza de lo que suponía, y Dahyun no se encontraba en todos sus sentidos realmente, era una lucha inútil porque sabía que perdería. Se dejó llevar, resignada, caminando a tropezones debido a la falta de coordinación que sufrían sus piernas por el exceso de alcohol, mordiéndose el labio en lo que pensaba cualquier forma de salvar la noche. Luego de avanzar entre la gente (a quienes Nayeon empujaba para poder pasar sin importarle una mierda las miradas y los insultos que dirigían a su persona) finalmente llegaron a la puerta, y en menos de dos minutos se encontraban afuera del bar, solas en la calle vacía a excepción de ellas dos.

don't tell oppa. | nahyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora