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Una vez llegaron a la motocicleta se subieron y ella lo abrazó por la espalda, a este punto Inui empezaba a acostumbrarse

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Una vez llegaron a la motocicleta se subieron y ella lo abrazó por la espalda, a este punto Inui empezaba a acostumbrarse. Emprendieron rumbo hacia la casa del rubio.

—Inupi.—Habló contra su espalda.

—¿Si? ¿Sucede algo?

—Tengo sueño.—Se acurrucó más, usándolo de almohada.

—¿Naa-chan?—No hubo respuesta.—¡Naa-chan no te duermas! ¡Te puedes caer!

—No estoy dormida... aún.—Habló somnolienta mientras empezaba a dormitar en la espalda de Inui.

—¡Naa-chan!

La chica iba realmente cómoda en su quinto sueño mientras que él conducía con sumo cuidado para que no se cayera, luego de un largo trayecto por la poca velocidad llegaron, Nana habló al sentir como la motocicleta se detuvo.

—¿Ya llegamos?—Se separó de Inui y este afirmó.—Qué bien, fue el viaje más largo de mi vida, conduces como esas señoras en sus carritos eléctricos.

—Hubiera demorado menos si alguien no se hubiera puesto a dormir la siesta.

—Descansé bien, eres una almohada muy cómoda.—Se bajó de la moto y se estiró para quitarse la pereza.

—Esta es mi casa...—Habló mientras se bajaba y señaló la recién nombrada.

—¡Es muy linda!

—¿Huh? Supongo... ¿Entramos?

—Claro, pero primero ¿Hay algún conbini de veinticuatro horas cerca?—Miró sus alrededores en busca de uno.

—Hay uno a tres cuadras, ¿Por qué?

—Se me antojaron unas banderillas.

—¿A esta hora?

—Sip, ¿Vamos a comprar unas?

Inui asintió sabiendo que realmente no tenía opción y empezaron a caminar.

—Soñé con unas banderillas que hablaban, por eso desperté antojada.—Explicó.

—¿Era un sueño o una pesadilla?

—¡Completamente un sueño! Yo también era una banderilla, casi me como a mí misma.

—¿Qué? ¿Eras una banderilla?—Ella asintió efusiva.—¿Cómo se sentía?

¿Qué clase de pregunta era esa? Quizás la falta de sueño le había empezado a afectar a ambos. Aunque a Nana le emocionó aquella pregunta, nunca nadie se había interesado por sus sueños raros.

—¡Se sintió delicioso! ¿Eso tiene sentido?—Ambos rieron ante la tonta conversación.—¿Qué harías si un día despiertas y soy una banderilla?

—Depende... ¿Sabría que eres tú?

Siguieron con su conversación sin sentido mientras compraban las banderillas y dos latas de cerveza, el regreso a casa fue más "calmado."

𝘈𝘯𝘨𝘦𝘭 𝘌𝘺𝘦𝘴 - 𝘚𝘦𝘪𝘴𝘩𝘶 𝘐𝘯𝘶𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora