EPÍLOGO

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Una pequeña niña de pelos azabaches esta sentada en el ático de su casa, mirando con curiosidad las páginas de esos dos cuadernos. Pasó de página y siguió ojeando esos libros.

- ¿Desaparecer para que ella este bien? ¡¡Que tontería!! -exclamo la niña ingenua- Como si eso fuer a pasar. Nadie desaparece del día a la noche -se quejó con lo obvio-

Un hombre de pelos plateados subía las escaleras de ese ático, que no se abrió en años, miró todas las cajas a su alrededor y una le causa curiosidad. 

- |¿Por qué esta abierta y fuera de su lugar?| -pensé desconcertado, acercándome poco a poco, escucho como alguien se quejaba y decía boberías sobre unas libretas-

- Me pregunto si todo esto será verdad -murmuró curiosa al leer otra página-

- ¿Qué estás haciendo aquí jovencita? -hable neutro y de brazos cruzados mirándola fijamente-

- ¡Huy! Papito..... -balbuceo girándose un poco para ver a su padre- ¿Qué-Qué haces aquí? -pregunto bajito mirando inocente a su padre-

- Esa es la pregunta que yo te hice a ti -contraataque y mi hija trago duro- Te estamos buscando porque tus primas y tíos te esperan para poder irse al colegio -informe en el regaño-

La niña tembló y se levanto con ambas libretas en sus manos. El platinado miro curioso esos dos objetos y la miro interrogatorio.

- ¿Qué es lo que encontraste esta vez? -interrogue-

- Umm... Pu-Pues.... Unas libretas que dicen: "Porque el amor es una estupidez" -respondió elevándolas en sus manos para mostrárselas a su padre-

El padre las recibió y las ojeo. Sus labios se movieron mostrando una clara señal de desprecio.

- ¿Su-Sucede algo malo padre? -cuestiono miedosa-

- No, no sucede nada pequeño terremoto -le dije mostrándole una sonrisa, estire mi mano y acaricie su cabellera azabache, como la de su madre- Busca tu mochila y ve abajo que te esperan tus primas junto a tus tíos -le recordé- Y despídete de todos, no como la otra vez -le reñí-

- Si papito -asintió rápidamente y su padre se agacho para que ella le diera un beso en la mejilla-

La pequeña niña salió corriendo escalera abajo para ir a buscar sus cosas. El padre suspiro y miró las libretas. Que malos recuerdos traían estas cosas.

- Curiosa al igual que la madre -dije gracioso, deje las libretas en la caja y la cerré, dejándola ahí de vuelta-

Bajo las escaleras y cerró la puerta del ático, volvió a suspirar y de dirigió a la sala principal.
Ahí abajo se encontraba su amigo y cuñada, junto a sus sobrinas y su hija a un lado hablando, y su amigo moreno a un costado mirando, bajo las escaleras y se acercó a ellos.

- Despídete de papi. Moro-chan -le dije a mi sobrina, ella sonrió y camino hacia su padre-

El platinado la levanto entre sus brazos y jugo con ella haciendo cosquillas, luego beso su mejilla y le susurro algo al oído de la infante.

- Chao papi -se despidió y se fue con sus primas y tíos al cole-

Al irse todos, excepto el moreno, el platinado se acero a él sin que se diera cuneta.

- ¿Sucede algo Koga? -interrogue tocando el hombro de mi amigo-

- No, no sucede nada -respondí y le sonreí-

- ¿Y como vamos con lo de Ayame? -cuestione-

- Me dieron sus pertenencias y hoy he dejado flores en su tumba, pero volveré para hablar un rato con ella.... No me tomes como un loco -rogué divertido y el idiota rio junto conmigo-

El Amor es Estúpido [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora