¿¡Secuestrada!?

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Pateó a su secuestrador una y otra vez, pero no daba resultado. ¿Cómo se salvaría ahora? De pronto un agudo golpe en su cabeza hizo que se desmayara, recordando solamente esos ojos dorados mirándola tiernamente.

- |InuYasha....| -pensó por última vez-

Los hombres de negro se miraron entre si y asintieron al mismo tiempo. Uno de ellos levanto a la mujer y la apoyo sobre su hombro derecho, como si fuera una bolsa de papas.

- Llévenla a la camioneta. Yo le avisare al jefe que ya lo tenemos -le ordeno con voz serena y gruesa-

Un tono, dos tonos, tres tonos.

- ¿Hermano? -nombró al no escuchar nada- 

- ¿Qué sucede Renkotsu? -preguntó el hombre al otro lado del móvil-

- Ya tenemos a la chica, se resistió un poco, pero la tenemos -le informo y lo escucho suspirar- Hermano ¿qué sucede? Desde hace unas horas estás muy desanimado -le pregunto algo desconcertado, él creyó que la noticia de haber capturado a esa chica se alegraría, pero fue todo lo contrario-

- No es nada hermano, te veo en un rato con la chica -le murmuró y colgó la llamada antes de oír a su hermano-

- Como digas hermano -susurró entre dientes y guardo el teléfono- ¡¡Vámonos, que nos esperan!! -aviso y los ayudantes se subieron a los autos y camionetas-

No fue un simple hombre el que busco a la azabache, habían sido más de uno, una manada completa la iba buscando antes.

--*---

Suspiro por terceras vez en el día. Miro a la puerta impaciente y después regreso la vista a la sala, ¿por qué tardaban tanto esos idiotas?

- Mi niño, no seas impaciente. De seguro ya llegan -tranquilizo su mama posando su mano delicadamente en el hombre de él-

- Eso espero -susurró con cansancio-

El silencio perduro unos minutos más. Un ruido de algo romperse llamo la atención de el hija y la madre. 

- ¡Aléjate idiota! .gritó horrorizado un hombre de pelos no tan negros entrando a la sala-

- ¡¡Devuélveme mi celular!! -ordeno irritado el platinado mayor-

- Buenos días InuYasha, Sra Izayoi -saludo cortésmente el de pelo castaño-

- Ves. Te dije que ya llegaban -dijo la madre graciosa, mirando la escena infantil de su hijo mayor con un amigo de su hijo menor-

El platinado menor suspiro divertido y miro a su amigo y hermano pelearse como niños de kinder. Giró su cabeza y el castaño le dio su mejor sonrisa.

- ¡Bueno! -gritó levantándose, junto sus dos manos y los dos individuos lo miraron- Es hora de irnos -se dio la vuelta y le regalo un beso en la mejilla de su mama, por todo lo que hizo-

Los cuatro salieron de la casa y se dirigieron al auto del castaño. Se subieron y emprendieron la marcha para encontrar alguna pista de la azabache en esa casa.

--*--

Siguieron caminando unos minutos más, ya casi llegaban, ambos suspiraron y se detuvieron en la entrada de un sitio abandona.

El Amor es Estúpido [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora