CAPITULO XV

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El martes por la mañana Lena se fue a clases temprano y yo me quedé durmiendo, ya que no tenía que dar clases ese día. Desperté y Viktoria estaba en mi cuarto y sentada sobre la cama.

- ¡Qué demonios! - exclamé sorprendida

- quiero disculparme por los problemas que te causé con Lena - dijo - te preparé el desayuno.

Me ofreció el jugo y sin la más mínima desconfianza lo bebí. Cual sería mi sorpresa que empezó a decirme que le gustaba y comenzó a besarme. Yo me sentía rara. Lena entró a la habitación y vió esa escena engañosa.

- ¡Yulia! - gritó ella y salió llorando.

- ¡Cariño espera! - le dije. 

Me levanté y la perseguí para explicarle todo. En ese momento me sentí mareada y me caí por las escaleras.

Cuando recuperé el conocimiento me dí cuenta que no estaba en casa, sino en la habitación de un hospital. Lo primero que vi: a Lena. No soportaba su mirada de recriminación. Sus ojos verdes grisáceos dulces se tornaron vivos y su mirada era cómo fuego, que abrasaba mi pecho.

Me enyesaron una pierna, el Dr. dijo que tuve suerte de haber caído boca abajo, de lo contrario mi historia hubiera sido otra. Me sentía terrible, ella es demasiado dulce y sensible. No quiero perderla.

- cariño te amo y te juro que tú eres la única para mí – le dije, extendiendo mi mano para tomar la suya. Se levantó y salió de la habitación, claramente consternada y furiosa.

Prohibido. Cuando se siente lo que no se debe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora