˚꒰-el sueño-

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Cerró sus ojos, permitiendo que sus músculos se relajaran mientras el sonido de las gaviotas se extendía a su alrededor. Las olas chocaban suavemente con la costa amarillenta, en el aire se podía apreciar un aroma salado y el sol calentaba el cuerpo de Miu. 

Era tan relajante, que simplemente podría darse vuelta y dormir pacíficamente para siempre, sin ningún juego de matanza, ni enemigos, ni personas, solo ella y...

Y él, que se acercaba en la lejanía. Escuchó sus pasos cuando ya estaba a su lado, y abrió los ojos lentamente para encontrarse con unos violetas y brillantes, una sonrisa de picardía y felicidad que jamás le había visto antes plasmada en el rostro. Su cara le proporcionaba sombra a Miu, quién sonrió mientras el líder la abrazaba y la besaba, mientras sus manos recorrían su cuerpo desnudo...


Se levantó de golpe con una exhalación, gotas de sudor cruzando su frente mientras el cabello crema se le pegaba a la espalda y cuello. Gruñó, levantándose, mientras se ponía sus zapatos y deambulaba por su laboratorio, las luces bajas y tenues y el aire demasiado frío para su gusto. Demasiado oscuro, demasiado helado, demasiado...triste. 

Dirigió su vista a la gran máquina que ocupaba la mitad de la habitación, reluciente y calmada bajo las luces azules. Al acercarse y estirar su mano, podía sentir el tacto del frío metal. Tal vez-

¡Pling!

Dio un respingo al escuchar aquel sonido tan infantil, digital y...familiar. Se dio vuelta rápidamente, causando una pequeña ventisca a su alrededor, y se acercó desesperada a una caja de vidrio que se encontraba a un costado de el laboratorio. Era rectangular, transparente, limpia, iluminada desde adentro por una luz verde agua artificial. 

Y en su interior, se encontraba Kokichi Ouma.

Kokichi Ouma. Un sonriente muñeco de un tono morado, vestido con su atuendo usual, que cerraba los ojos de forma alegre y daba saltitos en la nieve falsa de aquel lugar, dando piruetas y cayéndose como un niño pequeño. La inventora se acercó, un pesar más grande que cualquier sentimiento en su vida instalándose en su pecho. La figurita irradiaba seguridad y picardía, contenía un aire juguetón que la invitaba a disfrutar de las cosas más hermosas de la tierra. Pero no podía.

No sabía como había ocurrido aquello. Había estudiado todas las superficies rigurosamente, explorado los milímetros de los cables y pantallas de la academia, pasado incontables horas sin dormir con tal de sacarlo de allí. No le importaba que al volver la insultara como siempre lo hacía, amenazara o la ignorara. Podía aguantarlo. Hasta cierto grado, le gustaba. Pero por más vueltas que le dio al asunto, no pudo resolverlo. Y la frustraba.

La frustraba enormemente.

Apoyó una de sus manos enguantadas en el vidrio de la caja. Era helado al tacto, y enviaba múltiples escalofríos por la espalda de la chica. Sin embargo, su mirada simplemente estaba fija en la figura del líder supremo. 

Éste levantó una mano, sonriendo, y la saludó. Nunca había hecho algo así en los 10 días que llevaba atrapado en el mundo virtual.

Una lágrima caliente rodó por las mejillas sonrosadas de Miu. Y luego otra. Y otra. Siguieron cayendo hasta que el avatar violeta se volvió borroso.

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˚🪁˚꒰-𝘧𝘶𝘤𝘬 𝘺𝘰𝘶, 𝘥𝘢𝘳𝘭𝘪𝘯𝘨- 『𝐨𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 𝐈𝐫𝐨𝐮𝐦𝐚』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora