-Cap 50-

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27 febrero de 2021

SARAH

Me desperté sin querer al sentir como la cama se hundía, últimamente mi sueño no estaba siendo tan pesado como lo es normalmente y cualquier mínimo ruido o movimiento ya lo interrumpía. Giro mi cabeza para encontrarme con la figura de Lando en la otra punta de la habitación, parecía que estaba buscando algo en las valijas, miro extrañada la ventana al notar que todavía el sol no había salido, ¿que hora era?. Estiro mi brazo para agarrar el celular, le bajo el brillo para no quedarme ciega y abro grande los ojos al ver el 05:10 en el medio de la pantalla.

-¿L? -pregunto sentandome suavemente sobre la cama todavía un poco entre dormida.

Él se gira asustado al escuchar mi voz y yo no puedo evitar soltar una pequeña carcajada, claramente no se lo esperaba.

- ¿Que haces despierta tan temprano Sari? -cuestiona él confundido volviendo a retomar su búsqueda en la valija.
-Lo mismo me pregunto, yo me desperté por el ruido solamente. -hablo mientras lo observo de espalda.
-Perdón por despertarte, estoy... acomodando mi ropa antes de irme a las pruebas de McLaren, mi contrato sigue así que también tengo que cumplir con ellos. -contesta una vez que cierra su equipaje.
-Claaaro, ya me había olvidado de eso. -digo volviéndome a recostar. -Bueno si me disculpas yo voy a seguir durmiendo, mucha suerte hermoso, te veo en las pruebas de Mercedes. -agrego dándome vuelta para retomar el sueño un rato más.

No pude evitar sonreír en el medio al sentir los labios de Lando chocar con mi cachete antes de escuchar como se alejaba por la puerta de nuestra habitación.

Lamentablemente una hora y media después la alarma sonó y no me quedo otra que levantarme. A diferencia de ayer, hoy el día estaba soleado y muy caluroso, y uno después pretende no enfermarse. Busque en mis bolsos algo cómodo para ponerme, ya tendría tiempo mas tarde para ir de compras, seria un insulto venir a Paris y no llevarme nada. Por suerte encontre un vestidito corto color celeste que se ata a la cintura, unas sandalias Chanel negras y por las dudas agarre un saco, nunca esta de mas llevar algo de abrigo. Antes de salir al pasillo me acomode un poco el pelo con las manos y cerré rápidamente la puerta de la habitación para dirigirme al ascensor. Apenas se abre veo al piloto Holandes apoyado en una de las paredes interiores  mirando atentamente su celular, se veía demasiado concentrado.

-¿Puedo? -pregunto acomodándome a su lado.
-Pero si es la persona que me robo el campeonato, siempre es un honor cruzarte de nuevo. -responde con risas al percatarse de mi presencia.
-Si bueno, supéralo. -hablo rodando mis ojos sonriente.
-¿Como te esta yendo? -pregunta interesado mientras guarda su celular en el bolsillo del jean.
-La verdad muy bien, no se si quedare en Mercedes, pero lo estoy intentando.
-¿Desde cuando esa humildad? -cuestiona enarcando sus cejas.
-Desde siempre. -respondo obvia.

Nuestra charla fue interrumpida por el ruido del ascensor al llegar a planta baja, que por cierto era bastante lento, parecía que habían pasado varios minutos hasta que llegamos.

-Vamos a ir al centro a desayunar con Malcom, ¿queres venir? -pregunto al ver como el rubio se dirigía solo hacia la cafetería.
-Emm.. -apenas me escucha se queda parado unos segundos analizando mi propuesta mientras intercambiaba su mirada entre la salida y la cafetería. -Dale, vamos. -agrega por último volviendo hacia mi.

Ambos esperamos en la entrada del hotel a Malcom, el cual tardo aproximadamente unos 20 minutos en bajar de su habitación, después era yo la que siempre llegaba tarde.
En fin, una vez que llegamos a la cafetería nos pedimos unos capuccinos con croissants y algunos macarons que estaban DELICIOSOS, antes de irme tengo que llevarle a mamá para que los pruebe, los va a amar.

Rivales | Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora