Capítulo uno : Esplendor en la hierba

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En la época presente 

Narra Alice

Aquella mañana me desperté con un cúmulo de sensaciones extrañas , y todo se debía principalmente a  una razón, y era que dejaba Nueva York para siempre y volvía a mi hogar en  Sicilia, lo que  conllevaba que también regresaría con mi familia , a la que tanto echaba de menos, ya que hacía más de diez años que no veía ni a mi hermano ni a mi padre en persona.  Además, aquí siempre había vivido con mi tía Priscila, y aunque era una persona jovial y divertida, y que se preocupaba mucho por mí, se ausentaba durante largos periodos a causa de su trabajo como azafata de vuelo, lo que hacía que a veces me sintiese sola , pese a tener algunos buenos amigos aquí.

Mientras introduzco mis pertenencias en una gran maleta de color azul, miles de sentimientos recorren todo mi ser, y  varios flashback de aquellos agónicos días  de febrero recorren mi cerebro , atormentándome por completo .

" Bajo del autobús del colegio , cuando veo que en el aparcamiento del al lado de la parada que solía frecuentar todas las mañanas, está el Range Rover de mi padre. Está fumando y moviéndose de un lado a otro delante del vehículo. 

-¡ Alice ! , estoy aquí - . grita para captar mi atención.

Cruzo el paso de peatones para llegar a donde  se encuentra, y le saludo alegremente, mientras subo al coche y dejo mi mochila en los asientos traseros .

-¿ Que tal hoy en el instituto cariño? - pregunta con el semblante serio mientras pone las llaves en el contacto para arrancar el motor.

-Bien , como siempre - digo sin ningún entusiasmo, pues no quiero que se percate de mi estado anímico , ya que había avisado a Erdim de mi traslado a los Estados Unidos en unos meses, continuando allí mis estudios de secundaria.

El había reaccionado con rabia y tristeza a la vez, pues en su interior sabía que transcurriría mucho tiempo hasta que nos volviésemos a ver, o incluso  , podría darse la posibilidad de que el destino nunca nos volviese a poner el uno en el camino del otro . Por que si, aquel verano Erdim y yo habíamos estrechado nuestra amistad entre escapadas  al río en bicicleta  y bailes  a la luz de la luna en las multitudinarias fiestas  en la plaza del pueblo . Y pese a la prohibición de nuestras familias, nos seguíamos viendo a escondidas. Ambos éramos muy decididos y testarudos pese a ser solo dos críos de 13  y 15 años respectivamente.

Durante todo el trayecto ni mi padre ni yo pronunciamos palabra alguna , y lo único que quebraba  el molesto silencio es el sonido de la radio  del vehículo, en la cual estaba puesto un canal de noticias cualquiera. 

Había pasado media hora hasta que llegamos a casa, y mi padre pulsa el botón del mando del garaje para introducir el todoterreno  allí. Una vez dentro, bajo del coche cogiendo mi mochila , para adentrarme a la cocina y saludar a mi madre, pues siempre solía encontrarla allí preparando alguno de sus deliciosos platos , pero desde que había llegado , una extraña sensación de desasosiego recorría mi cuerpo , haciendo que los nervios se trasladasen a mi estómago.   Estos se incrementaron una vez que estaba delante de la puerta , y observaba en los blancos azulejos del suelo del pasillo unas pequeñas gotas de color rojo intenso .  Como mi madre seguía si contestarme después de haber llamado por ella  varias veces en diferentes estancias de la casa , decidí llamar a mi padre, que todavía se encontraba en el garaje, bajando unas bolsas del maletero:

- ¡Papá , Papá! - exclamo nerviosa .

Este, alarmado , corre a mi encuentro , y le señalo las sospechosas manchas del suelo . Su expresión se torna más seria y refleja preocupación .

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2021 ⏰

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