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Wonho estuvo toda la tarde encerrado en su habitación. No tenía ganas de ver a sus padres después de como lo recibieron.

Cuando llegó la hora de cenar, su madre lo llamó para que comiera. Parecía que estaban mejor que este mediodía, por lo que decidió bajar y empezar de nuevo. Sólo quería disfrutar de sus vacaciones de navidad.

Llegó al comedor y se sentó. Ya estaban los platos en la mesa. Había un silencio bastante incomodo, pero era mejor que los gritos de siempre.

Todo estaba más relajado y Wonho también se relajo un poco, parecía que estaban más tranquilos. Pero poco duró esa tranquilidad. Continuaron los gritos, el padre de Wonho no aguanto más el silencio.

Wonho se levantó de la mesa, ya no aguantaba más. Fue a paso rápido hasta su habitación y cogió su maleta, que por suerte aún no había deshecho, no soportaría ni un segundo más en esa casa. Salio de su casa dando un portazo. Poco le importaba lo que decían sus padres.

Mientras caminaba hacía la parada de autobús, llamó a Minhyuk.

-Minhyuk- dijo más que escucho que había descolgado- no soporto más. Vuelo al instituto, nos vemos después de navidad.

-¿Otra vez tus padres?

-Sí-contestó bastante enojado- no cambiarán nunca.

- cuando te sientas mejor me llamas y hablamos. Ahora sólo intenta relajarte. - le aconsejo antes de colgar.

Wonho decidió seguir el consejo de Minhyuk. Cuando llegó el autobús, se subió y una vez sentado, busco en su mochila unos auriculares. La música era lo único que podía relajarlo en este momento.

Llegó de nuevo al instituto, parecía mentira que hace unas horas se acababa de ir de aquí. Había alguna que otra luz encendida. Seguramente de los trabajadores que se quedaban por sí algún alumno se quedará, aunque siempre se van todos, pensó Wonho.

Llegó a su habitación y tiró la mochila en su cama. Todo estaba demasiado silencioso aquí dentro.

Tenía ganas de romper todo, por lo que decidió salir de la habitación y despejarse antes que lo echaran y tuviera que volver a casa de sus padres. Cosa que no quería ni de broma.

No volvería a casa hasta las vacaciones de verano, ya pensaría donde iría para no estar allí.

Normalmente, casi todo el mundo echa de menos su hogar cuando se va, pero él no.

Caminaba por los pasillos solitarios del instituto. Todo estaba bastante tranquilo, además que no estaban encendidas todas las luces. Si hay algún alumno que se haya quedado seguro está durmiendo en este momento, es bastante tarde, pensó Wonho.

Siguió andando y sin darse cuenta sus pies lo dirigieron al pasillo, donde estaban las clases de música y cocina.

Antes de doblar la esquina que lo llevaba a aquel pasillo, escuchó el leve sonido de un piano sonando. Siguió caminando hacía el sonido. Era la primera vez que escuchaba esa melodía.

Cuando estuvo más cerca, escuchó una voz, esa voz la había escuchado antes pero no recordaba de quién. Escuchó la letra, esa canción ya la había leído antes.

Lo recordó, era la canción sin terminar que estaba en el cuaderno que le dio Hyungwon. Se extraño que hacía tan tarde en el instituto. Mientras llegaba a la clase pensó que seguramente estuviera con Dodo. ¿No se había ido?

Abrió la puerta pero sólo vio una persona. Se quedó inmóvil, con la mano aún agarrando el pomo de la puerta. Esa persona era Hyungwon, pero estaba vestido como Dodo, como esta mañana estaba vestida.

-¿Hyungwon?- pregunto extrañado.

El nombrado se asustó y se levantó al ver a Wonho.

Entonces lo comprendió todo. Había sido él todo el tiempo, lo había engañado. No lo aguanto más y dio un portazo, volviendo a su habitación.

Hyungwon en cambio, se quedó paralizado ahí de pie. Escuchó como Wonho dio un grito por el pasillo, a la vez que una lagrima se le escapaba de sus ojos cristalizados.

Falsa IdentidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora