La impotencia me azota con frenecí, en un alto arrebato contra mi displicencia, busca con ceguedad la saña y no encontrarla la lleva a la irracionalidad, donde acaba con brusquedad y cruel fogosidad con todo a su alcance, y no le da ni un yance a la quietud, que haciendo similitud con la calma, posee la llave en la palma de su mano diestra, la llave con la que muestra, la apertura hacia mi alma.

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Mis silencios
PoetryVacía...tendida sobre la superficie de la nada, aquí en medio de la inexactitud y lo de falible, absorta en lo incorregible y extraviada en el recuerdo de un ayer.