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"Bien y Mal"

—Tardaste. —ella se cruzó de brazos al ver entrar a Taiju al callejón.

—Tus hermanas no me querían dejar ir. Me aman. —se alzó de hombros.

—Pues lamento que no vean la realidad.

—¿Cuál es la realidad según tú, Amaya? —Taiju bajó la cajetilla y se la entregó.

—Eres una mala persona. —sentenció ella encendiendo el cigarro. —Y no me digas Amaya. Dime Amy.

El joven Shiba se quedó callado mirando el pequeño y triste jardín en ese callejón, a duras penas la luz del sol iluminaba ahí, por lo que ninguna de esas plantas había llegado a desarrollarse correctamente. Al ver una flor azul marchita, recordó a sus hermanos y las golpizas que le daba.

—¿Qué significa ser mala persona, Amy? —preguntó mirando cómo ella soltaba humo.

La nombrada se acercó hasta que sus hombros chocaron. —Cada quien tiene una perspectiva diferente del bien y el mal. Yo no soy nadie para decidirlo. Lo que te estoy tratando de decir es que a mi parecer, desde lo que yo creo que es bueno o malo, tú eres una mala persona. —le pasó su cigarro. Taiju lo tomó y le dio una calada observando como ella se quitaba la tela que cubría su cabeza. —Mierda, de verdad odio esta cosa. —acarició su cabello azabache con una mueca de dolor.

—Continúa. —pidió el hombre. Nunca se paró a pensar en todo eso. A sus ojos, él mismo estaba redimido de todo eso, ya no era ese Taiju cabrón que hacía cosas malas pensando que hacía un bien cuando en realidad estaba siendo un jodido monstruo.

—Hiciste algo malo, estoy segura de ello. —sentenció. —Por eso vienes aquí todos los días. Las personas que más vienen son las que más pecados tienen. Se sienten culpables por sus actos y vienen a tratar de contrarrestar ese sentimiento poniéndose de rodillas, pensando que algún día los perdonarán cuando el daño ya está hecho.

Taiju en su oscura mente le dio la razón, pero en el exterior sólo se cruzó de brazos y le pasó el cigarro. —También tengo otras razones para venir.

—No es como que me importe mucho pero, ¿Cuáles son? —cuestionó exhalando el humo.

—Tú lo dijiste, no es como que te importe. —sentenció alzando las cejas.

Amy soltó una carcajada apagando el cigarro en la pared.
—Bien, Taiju Shiba. —la fémina comenzó a quitarse la ropa bajo su atenta mirada hasta quedar en bragas. —No dejaré que vuelvas a esconder mis cigarros. —sacudió la cabeza mientras llevaba la cajetilla al interior de su brasier junto con el encendedor.

—Mierda santa. —murmuró viendo su cuerpo semi desnudo.

—¿Qué dices, mirón? —preguntó ella volviendo a ponerse el hábito.

—Llevas ropa interior inapropiada, ¿no crees? —preguntó tapando su propia entrepierna.

La joven Yoshida rodó los ojos y se acercó a él con el ceño fruncido, jalándolo de la corbata para que sus rostros se encontraran frente a frente. —¿Por qué lo dices? ¿Te pusiste caliente con sólo verlas, no es así? Ahí en tus pantalones se ve. —arqueó la ceja alzando un poco su rodilla para rozar su miembro con ella. Taiju solo la miró fijamente derritiéndose por dentro a causa de su contacto, ¿como era posible que esa monja de tamaño mucho menor que él estuviera provocándolo de esa tortuosa manera? —Triste y caliente. En eso te resumes. —rozó sus labios con los de ella. —Te afecta que te digan que eres mala persona.

—No.

—No es pregunta. Vi tu mirada. —lo tomó del mentón con una sola mano. —Taiju, no te preocupes. En el mundo hay otras malas personas que pueden acompañarte en tu vida. —susurró. Ya estaban a nada de besarse, pero el joven Shiba no quería verse desesperado dando el primer paso, así que se contenía.

—¿Conoces a otra mala persona? —preguntó rozando sus narices.

—La veo todos los días frente al espejo. —murmuró sintiendo un cosquilleo.

La campana de la iglesia sonó como un gran estruendo provocando que se separaran.

—Me voy. Ya no hay excusas para venir a molestarme en mi lugar para fumar, ya tengo mis cigarros. —tocó su busto. —Adiós, Taiju Shiba. —sacudió la mano en forma de despedida.

—¡Nos vemos pronto! —respondió con las manos en sus bolsillos.

—¡Solo si yo quiero! —ella salió del callejón.

Taiju sintió como su cuerpo dejaba de tensarse y se pasó una mano por el cabello mientras reflexionaba acerca del encuentro reciente.

Definitivamente Amaya Yoshida era un misterio que él quería decifrar.

nota de la autora♡: Un "Hábito" es la vestimenta de las monjas. Lo digo para no causar confusiones.

pray ރ taiju shiba (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora