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"Cielo"

El lugar con campana ruidosa en el que Amaya vivía y trabajaba tenía nombre:

Iglesia Cristiana de Udagawa.

Era un lugar grande y espacioso.  Tenía una estructura de ladrillos impresionante. Se veía viejo, pero de una forma bonita. Tenía todo el
potencial para ser una ubicación en la que ella se sentiría cómoda y tranquila.

No lo hacía.

No por el lugar, la estructura o todo lo demás a lo que básicamente no tenía tiempo de ponerle atención, sino por esa señora con cabellos blancos y mirada antipática.

—¡Señorita Yoshida! ¿Qué significa esto? —preguntó la abadesa Yoko cruzada de brazos frente a ella.

—Uh, no entiendo a qué se refiere. —la azabache se quedó estática recordando alguna cosa mala que hubiera hecho ese día.

—No se haga la inocente, sé lo que hace. —la apuntó con el dedo acusatoriamente.

—Yo... —abrió sus ojos azules con sorpresa. Estaba pidiendo mentalmente que no fuera algo relacionado con Taiju.

—¡Sabe que está estrictamente prohibido usar maquillaje!

Amaya alzó las cejas completamente perdida. Ni siquiera tenía dinero para comprarse maquillaje.

—Pero yo no uso. —murmuró.

—¡No mienta! Tiene rímel en las pestañas. —vocifero causando que ella suspirara.

La mujer estaba completamente cansada de sus tratos, era como si esa vieja encontrara nuevas formas de sacarla de quicio todos los días hasta que explotara completamente.
Siempre le hallaba algo malo a todo lo que hiciera y eso la frustraba como nunca.

—No tengo maquillaje. Lo juro. —su ceño se frunció un poco. —Mire. —pasó los dedos por sus pestañas y luego se los enseñó.

—Le creeré por esta vez, señorita. Que sea la última vez que me habla de esa forma. —le dio una mirada enojada. —Recordemos que usted no está en posición de ser tan insolente. Sabe lo que le pasará si se equivoca. Vuelva a limpiar las bancas.

—Pero estaba barriendo.

—Pues ahora serán las dos. —la señora salió de la iglesia con una mueca victoriosa.

Amaya bufó. No podía sentirse más sola y humillada.

¿Cuando sería el día en que se zafara de todo eso y recuperara los años perdidos en un lugar que no fuera ese?

« ... »

Con la noche en su apogeo, la ojiazul cerró la puerta de la capilla y caminó hacia el edificio beige con cansancio.

Había pasado todo el día haciendo lo que su superior le había ordenado. No se quejaba en voz alta porque sabía que era la única forma de tener un lugar donde vivir, pero en su mente la maldecía porque la abadesa solo la hacía limpiar todo el lugar a ella cuando había por lo menos otras 30 monjas a su disposición.

Sus piernas le dolían por ir de un lugar a otro, sus manos ardían y sus ojos querían cerrarse de inmediato, pero aún así, subió las escaleras y llegó a la entrada de su cuarto.

Al girar la perilla, Amy de inmediato notó como otra presencia estaba en esa habitación. Una sombra con lo poco que había de luz yacía sentada en su cama.

—¿Qué carajo? —murmuró para sí misma.

Antes de que esa figura pudiera hablar, Amaya ya le había aventado sus dos zapatos en la cara.

pray ރ taiju shiba (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora