pray ރ taiju shiba (+18)

[Final]

"Tormenta"
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Las tormentas son las descargas que el cielo manda para deshacerse de lo que ya no le sirve: gotas sórdidas, rayos enojados, viento violento y penumbra sombría. Todo lo que el cielo no quiere se va a la tierra y también al infierno.

Todo lo que se considera malo se va a los lugares menos queridos.

Se dice que después de la tormenta viene la calma, pero para la mala suerte de algunas personas, eso es una vil mentira porque no hay calma después de vivir algo que te parte el corazón por completo.

Después de la tormenta solo hay dolor e incluso puede llegar a ser al revés:

Posterior a la calma llega la tormenta, porque esta siempre está ahí acechando, lista para caer en los momentos más fatales.

No hay nada peor que una tormenta disfrazada calma.

« ... »

Amaya respiró tranquilamente paseándose por el restaurante vacío de Taiju. Era tarde, casi noche.
Habían quedado de encontrarse ahí para ir juntos a cenar a otra parte, pero Taiju se estaba tardando más de lo normal y eso la comenzaba a preocupar.

El sonido de la puerta abriéndose la alertó, por lo que se acercó y llegó a la entrada con una cara de inmensa intranquilidad. Ahí, se encontró con Taiju, que no estaba solo, ya que se encontraba con dos hombres, uno de aspecto más nervioso que el otro.

—¿Dónde te habías metido? —Amaya se acercó a él apretando sus puños. Lucía descontenta. —Te llamé muchas veces, ¿por qué no respondías?

—Estaba ocupado. —murmuró evitando la mirada enojada de su novia.

—Gracias por ser tan específico. —sus brazos se cruzaron y cuando Taiju se acercó para darle un beso, ella lo esquivo.

—No quiero pelear. —dio un suspiro frustrado. Le había dado un poco de vergüenza que le hubieran rechazado el beso frente a Naoto y Takemichi.

—Pues yo tampoco, pero me estás asustando al no decirme nada. ¿Quiénes son ellos? —señaló a los azabaches que estaban ahí parados completamente estáticos sin saber qué decir.

—Son unos conocidos.

Takemichi se acercó y tomó su mano para sacudirla.

—Sí. Me encontré con Taiju casualmente en la iglesia y luego nos topamos con mi compañero policía. Soy Takemichi Hanagaki y él es Naoto Tachibana. —señaló al nombrado, quien solo sacudió su mano en el aire con un pequeño sonrojo penoso.

Taiju miró a Takemichi con intenciones asesinas, se suponía que Amy no debía saber de sus pequeñas visitas a ese lugar.

—Soy Amaya Yoshida. —esbozó una sonrisa amable.

—Bueno, linda. Si nos disculpas, tenemos asuntos de los cuales hablar. Ya habrá tiempo para que cenemos tú y yo. —aclaró su garganta dando unos pasos para escapar de la situación.

La azabache frunció el ceño y tomó su brazo, jalando el cuerpo de Taiju hacia ella.

—No. Primero vamos a hablar de algo. —su voz se hizo grave. No se nada feliz y eso le dio algo de miedo al joven Shiba porque Amaya ya había dejado de ser esa joven enojada con la vida, pero con ese tono que había salido de sus labios parecía que esa fase nunca había salido de ella.