Game (L)over ｢Albalia｣

1. Un día más

-¡Alba, ya estoy en casa!-.

Alba mira a la entrada, donde ve a su chica encaminarse hacia ella.

-¿Que tal la reunión?-.

-Guay, el evento es el 31 y 1-.

-Perfecto. -Se saludan con un tierno beso-.

-Mmm, eso huele genial, ¿me das dos minutos para cambiarme y te ayudo?-.

-Aquí te espero. -Sigue atendiendo ese risotto de setas que tanto les gustaban a ambas-.

Tras varios minutos, pudo oler el perfume de su novia, que se acercaba hasta donde ella seguía estando. Pero no tardó en esfumarse de la cocina con la vajilla en mano, para colocarlas en la mesa del comedor.

-Amor, ¿Puedes llevar una tabla para esto porfa?-.

-¿Una tabla para el risotto?-.

-Nat. Para apoyar esto y no quemar la mesa-.

-¡A coño! ¡Una tabla para la mesa!-.

-¿Y que he dicho yo?-.

-Déjame, no te había entendido-.

Natalia coloca la tablita sobre la mesa, y a continuación la rubia lleva el risotto. Se sirven en los platos que previamente Natalia había colocado y finalmente se ponen a comer.

Hoy era un día de noticias, y novedades, con lo que optamos por no poner la TV.

-Cuéntame lo de la reunión anda-.

-Pues eso... Que el día 31 y 1, tenemos que ir a Por-Aventura. Nos han dicho que el día 31 nos van a maquillar y que será día de "grabación"-.

-¿"Grabación"?-.

-Ajam... Durante el día el parque estará abierto para todo el mundo, y estaremos libres. Pero por la noche, ya que es Halloween, van a hacer una casa del terror a lo bestia. Y abarcará todo el parque-.

-¿Qué dices?-.

-Ajam. Nos separaran en 4. Nosotras iremos con Andy y Sergi-.

-Fua... ¿Y de que nos tenemos que disfrazar-.

-De lo que queramos, pero nos van a maquillar para que nadie nos reconozca y podamos disfrutar del parque-.

-¿Vamos los cuatro iguales?-.

-Estaría guapo la verdad-.

-Pues luego hablo con Andy-.

Tras terminar de comer, Alba se retira al segundo piso, para adentrarse en la ducha y arreglarse para el día de hoy.

*****

La alarma suena, avisando de que quedan 10 minutos para el inicio del trabajo.

-Me subo ya bebé-.

-Muy bien, yo voy a echar unas partidillas al fornite aquí. Nos vemos luego-.

Tras besarse varias veces, Alba parte al tercer y último piso de la casa. La buhardilla.

Cuando compraron la casa, lo que más le gustó a Alba, fue la buhardilla. Y es que ahí podía levantar un muro en mitad de esta y montar su propio despacho.

Y es lo que hizo.

Estaba ya harta de que los vecinos se le quejasen de gritos, o de que el mensajero interrumpiera en mitad de su trabajo. Con lo cual, se mudaron a las afueras de Madrid, donde encontraron una zona de adosados, con bastante distancia entre ellas.

La zona era bastante familiar, todas las casas eran diferentes. No había ni una que se pareciera en lo más mínimo. Lo único que todas ellas compartían era el color de la fachada. Todas eran de color blanco con detalles en negro.