VI. 𝐏𝐔𝐁𝐄𝐑𝐓𝐀𝐃

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Era un día muy caluroso de verano. Este año los pequeños iban a cursar sexto de primaria. Finalmente van a ser parte de los chicos del grado superior (siempre quisieron ser como ellos, tan maduros, tan independientes, tan divertidos...).

Estaban en la casa de Teppei, tirados en el piso frío, con la ropa más fresca que tenían, las cortinas cerradas y el ventilador a full.

Entonces Teppei se cansó y se paró.

─Ya me tiene harto este calor─ se sacó la camiseta.

─Oh, vaya, tienes más músculos que la otra vez─ dijo su amiga sorprendida.

─Supongo, pero quiero tener los mismos que los de secundaria, ¡algunos ni parecen que son estudiantes! ¡Y están re cuadrados!

Abril rio.

─Pero así estás bien.

─Me alegra que pienses eso, querida Abi. De todas formas, yo voy a seguir yendo al gimnasio y a practicar fútbol.

─Eres muy bueno. El profesor de Gimnasia te tiene mucha estima.

─Si sigo a este ritmo podría ser invitado por ese colegio en Tokio que tiene a los jugadores más fuertes. ¿Cómo era que se llamaba? ¿Toto?

─Creo que era Toho.

─Sí, eso. Si destaco en mis tiros y en mis pases, podría ser invitado por los cazatalentos de ese colegio.

─Yo siempre quise ir a Tokio, pero es muy caro─ dijo apenada.

─¿Nunca fuiste? ¿Ni siquiera de paseo?

─Fui cuando era muy pequeña, pero no recuerdo mucho.

─No estoy seguro, pero creo que el viaje de egresados de sexto de primaria es un viaje a Tokio por una semana.

─¡Ojalá que sí! Yo quiero conocer la ciudad, las calles y edificios luminosos, los restaurantes, ¡todo!

─Para tu próximo cumpleaños te prometo pedirle a mamá que te lleve aunque sea un día a ver Tokio.

─¿Enserio?─ su rostro se iluminó.

─Y si me dice que no, aprenderé yo mismo a manejar un auto─ se autoseñaló con el pulgar.

─No creo que puedas siendo menor de dieciocho─ rio.

─Y si voy preso por eso no importa, haré lo que sea con tal de verte feliz.

─Awww, Teppei─ lo abrazó─. Wakala, estás todo sudado─ se apartó.

─Tengo calor, ¿qué quieres que haga?

─No sé, que te des un baño, que te pongas desodorante, lo que sea para que ya no estés tan bañado en sudor.

─Pssh, ni que yo fuera el único que está sudado...─ dijo, refiriéndose a ella.

─Pero yo no puedo quitarme la camiseta.

─¿Por qué no?

─No sé, mamá me dice que no me puedo quitar la camiseta al aire, que ninguna mujer debería hacerlo.

─No entiendo eso. Yo no he visto ninguna chica sin camiseta como los hombres, pero usan una especie de ropa extraña que no sé para qué se usa.

─¿Te refieres a las bikinis? ¿Lo que usan en la playa?

─Sí, eso.

─No sé por qué lo tenemos que usar...

─Oye, me di cuenta de algo.

─¿De qué?

─Ya no tienes plano tu pecho.

─¿Eh?─ se miró el pecho, y en efecto, tenía dos protuberancias que apenas se notaban, pero que recién se dio cuenta que las tenía─¿Qué es eso?─ se las agarró con las manos.

─Se parecen a las que tienen nuestras mamás.

─Pero las de mamá son mucho más grandes...

Teppei las agarró con sus manos. Abril tenía la cara de color azul.

─Sea lo que sea, son suaves─ comentó, apretándolas.

─T-teppei, ¡no lo hagas tan fuerte que me lastimas!─ exclamó la pequeña.

La señora Kisugi entró al cuarto de los pequeños.

─Les hice dos smoothies bien frescos para que se les vaya el ca...─ vio a su hijo manoseando a su amiga─¡Teppei Kisugi!─ gritó, enojada.

─¿Qué? ¿Ahora qué hice mal?

─¡¿Cómo vas a estar agarrándole los pechos a tu amiga?!

─¿Pechos?─ preguntaron ambos niños, confundidos.

─Creí que solamente teníamos un pecho.

─Yo igual.

─Ya veo, no tienen ni idea de la pubertad, ¿no?

─No.

─Creo que lo van a aprender este año, pero les voy resumiendo para que lo tengan en cuenta: la pubertad consiste en el crecimiento de nuestro cuerpo, incluso de parte del mismo que ustedes no sabían que existían.

─¿Y esto tiene que ver con la puerta?─ preguntó su hijo.

─Puerta no, hijo─ rio─. Pu-ber-tad.

─Sí, sí. Eso.

─Van a aprender todo en unos meses, y sus dudas van a ser evacuadas, pero por mientras, no quiero que vuelvas a tocarle los pechos a Abril, te pareces al anciano pervertido ese de Dragon Ball Z...

─¡No me compares con ese viejo!

─¿Por qué presiento que lo que vamos a aprender de "pubertad" será muy vergonzoso?─ pensó la niña, sin olvidar el tacto que tuvieron sus pechos con las manos de Teppei...


Finalmente llegó el día en el que aprenderían más sobre la pubertad. La maestra les explicaba el crecimiento de las partes íntimas como los pechos, el pene en el varón, las caderas en las mujeres...

Teppei al enterarse de que las madres usan sus pechos para alimentar a sus bebés recién nacidos (cosa que él no recordaba pero ni ahí), quedó con la cara prendida fuego, y Abril también. Ese día en el que estaban muertos de calor y Teppei (sin camiseta y con el cuerpo bien marcado para su edad) le tocó sus pechos, quedará en sus cabezas de por vida, igual que el beso en los juegos de MCDONALD'S de hace unos años, y lo que escribieron en la puerta del baño cuando tenían seis años.

Apenas sonó el timbre de recreo, salieron corriendo a encerrarse en su baño correspondiente a pensar en todo.

─Perdón por todo lo que pasó─ se disculparon los dos.


𝗔𝗠𝗜𝗦𝗧𝗔𝗗 𝗜𝗡𝗤𝗨𝗘𝗕𝗥𝗔𝗡𝗧𝗔𝗕𝗟𝗘 ❱ Capitán Tsubasa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora