La farsa del rey

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Kazutora recogió la pequeña maleta que el guardia le ofrecía dando un agradecimiento. Se irguió y comenzó a caminar en dirección a la libertad, seguía sin entender que había sucedido con su condena, se redujo dos años, cosa que lo extraño, su terapeuta le aseguro que se debía a su buena conducta y los grandes avances durante las sesiones.

Siendo sincero consigo mismo aún tenía miedo, ya no era el mismo adolescente con la mente trastornada, ahora era consciente de todo el daño que género, no solo a él mismo, sino a las personas que lo rodeaban, la imagen de Baji y Mikey aún permanecía fresca en su mente.

—Espero nunca volver a verte chico —el guardia de la puerta dijo con una ligera sonrisa en forma de despedida.

—Lo mismo digo —respondió tranquilo.

—Ve, anda y disfruta de la libertad —asintió ante el gesto y atravesó la puerta.

Dio unos breves pasos antes de detenerse para encontrarse con un automóvil, eso no era lo sorprendente, sino la persona dentro de este, lo reconoció a pesar de los años, se trataba de aquel chico que sostuvo a Baji entre sus brazos, ese que lloró su muerte. Se tenso sin poder evitarlo; el hombre no tardó en percatarse de su presencia y para su sorpresa le sonrió amigablemente.

—¡Ey! ¿Tienes algún lugar al que ir Kazutora? —dijo en forma de saludo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó en voz alta.

—Eso es un poco descortés —el pelinegro salió del auto y se colocó frente a él sin borrar su sonrisa—. Esperaba un saludo, después de todo vamos a ser compañeros de departamento.

—¿Eh? Espera, ni siquiera me conoces —intento rehusarse.

—Claro que lo hago, eres Hanemiya Kazutora y necesitas un lugar donde vivir. 

—Bueno, entonces yo no te conozco a ti.

—Ahora me siento ofendido —el hombre bufó audiblemente—. Mi nombre es Matsuno Chifuyu, ¡listo! Es hora de marcharnos Kazutora, tenemos mucho que hacer.

El hombre ni siquiera lo dejo responder, prácticamente lo empujo en dirección al asiento delantero del automóvil, segundos después ambos partieron del reclusorio.

Kazutora suspiró y miró de reojo a su acompañante.

—¿Tienes alguna duda? No tengas miedo, pregunta —dijo Chifuyu mirando en todo momento al frente.

—¿Por qué eres amable conmigo?

—¿Por qué no lo sería? —el contrario se veía genuinamente confundido.

—¿No es evidente? Por Baji —la respuesta salió en un susurro, sus manos se apretaron en puños, no esperaba encontrarse con alguien del pasado tan pronto.

—Han pasado años de ese incidente y aunque formaste parte, al final Baji fue quien decidió apuñalarse; no lo hizo solo por ti, sino por Mikey y todo Touman, así que si quisiera odiar a alguien tendría que hacerlo con casi todos mis conocidos, cosa desgastante, prefiero conocerte y saber porque Baji te apreciaba tanto, así que no te librarás de mí.

—No te entiendo —murmuró con sorpresa mientras levantaba la mirada.

—Lo harás pronto —Chifuyu se giró a verlo brevemente con una sonrisa—. Ahora como buen ex convicto me contaras que hiciste en prisión y tus planes.

—¿Estás seguro de que quieres estar junto a mí? —preguntó inseguro con una pizca de esperanza.

—Deja de dar tantas vueltas, ahora estamos juntos en esto.

PeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora