Atravez De Tus Ojos

Capítulo 5

Las debilidades de la vida servirían para confundirlo siempre. Cuando era más joven todo lo que quería era ser Hokage. Ser admirado, querido, aceptado por todos en su casa. Rápidamente se cansó de las miradas de odio y los susurros mezquinos. Cansado de la comida excesivamente cara y del mal trato recibido por él, y sólo por él. Así que se volvió ruidoso, molesto, brillante. Alguien que se hiciera notar. Gritó su sueño a los cielos. Con el tiempo, se hizo mayor, y las cosas mejoraron gradualmente.

Entonces, de un solo golpe, todo cambió.

El Tercer Hokage fue asesinado en la invasión conjunta de Sonido y Arena, y con su fallecimiento desapareció toda la protección que le proporcionaba el anciano. Danzo se apresuró a tomar el control y con él vinieron cambios que Naruto nunca hubiera podido predecir. Sus inocentes ojos se abrieron a la verdad del mundo. Todas las mentiras y el odio lo abrumaron por completo. Era tan fácil odiar a gente como Uchiha Itachi, el malo, hasta que te enterabas de que lo sacrificaba todo para que el falso mesías que era la paz pudiera mantenerse y su solitario e inocente hermano menor pudiera vivir.

Todo bajo la orden de Sarutobi, el amable anciano que le arropaba algunas noches y le invitaba a ramen caliente otras. El Tercer Hokage, una de sus mayores inspiraciones e ídolos, ordenó a un niño de trece años erradicar a toda su familia... por el bien de la aldea.
 
Danzo no le escatimó la verdad. Sus padres, Kurama, todo. Ese fue un mes particularmente duro para él.

"Uzumaki-senpai, ¿qué piensas?"

"Hmm." Naruto fue sacado de sus cavilaciones por Hirano. Todos los ojos estaban aparentemente sobre él, esperando su respuesta.

Ah, su situación actual. Una vez establecidas las presentaciones, Saya, que había logrado recuperar la compostura, explicó a los recién llegados cuál era su plan de acción. Los grupos de Saeko y Takashi estuvieron de acuerdo al instante, y antes de que se dieran cuenta, el grupo, ahora mucho más numeroso, se puso en marcha en busca de la sala de descanso de la Facultad. Shizuka tuvo la amabilidad de informar a los estudiantes de su verdadero propósito y lograron encontrarla con bastante facilidad. Sin embargo, había un fallo evidente en su plan. El despacho estaba cerrado. No sólo cerrada, sino que había gente al otro lado, y no estaban dispuestos a dejarlos entrar tan fácilmente.

"¿Qué deberíamos hacer? Hmm, bueno, supongo que deberíamos esperar a ver si nos abren. Si no, tratamos de apelar a ellos con la razón". Naruto hizo una pausa, dando tiempo a los miembros de conciencia de su pequeña banda de supervivientes a procesar sus palabras. "Y si insisten en ser tercos, simplemente derribamos la puerta y se la quitamos por la fuerza".

Saeko ocultó bien su sonrisa.

"¿Hablas en serio...?" Masculló Takashi para sí mismo, mirando hacia el rubio con cara de piedra. ¡El tipo parecía totalmente serio en esa última parte!

"Uzumaki-senpai puede ser realmente intenso a veces, como que te puede pillar desprevenido".

Los ojos oscuros cambiaron su atención hacia el mucho más bajo Kouta que estaba a su lado. "Hirano-san, ¿verdad?" "¡Sí! Encantado de conocerte personalmente, Ko-"

Una mano se levantó. "Llámame Takashi. Es más fácil así".

Kouta parpadeó, levantando un brazo hacia su cabeza mientras ofrecía una sonrisa tímida. "¡Muy bien! Suena bien entonces, Takashi-san!" "¡Oh, me alegro de que todos se lleven bien!" Shizuka dio una palmada felizmente, ofreciendo una cálida sonrisa a los dos adolescentes. Dos adolescentes que estaban tratando de detener la sangre que amenazaba con salir de sus narices al ver a la burbujeante rubia. No era necesario explicar, las palabras nunca podrían ni siquiera acercarse a describirlo de todos modos.