La pequeña nota era lo primero que Louis veía cada día al levantarse.
Había pasado mucho tiempo desde aquel encuentro accidental, y aún no podía sacar de su mente la suavidad de los pétalos, o de su mano cuando lo ayudo a levantarse, o de su voz, o su mirada.
Incluso su nombre era suave, como un susurro.
Harry.
No lo había olvidado; si no fuera porque sus últimos años en la universidad lo estaban consumiendo vivo, el habría vuelto hacia mucho a la florería, solo para verlo a él.
Aun así, cada mañana esa nota lo motivaba, y aun cuando volvía tan estresado del instituto que no tenía humor ni para jugar con sus perros, esa nota, esas sencillas palabras, lo hacían sonreír.
"Ten un hermoso día, así como tus ojos."
Suspiro y se tumbó en su sofá, era fin de semana, estaba de vacaciones, y sencillamente aprovechando cada segundo de estás.
Cambio de canal hasta que la introducción de una película llamo su atención, casi sonrió al recordar que era la favorita de su hermana menor.
La bella y la bestia.
Mientras la película que había visto miles de veces en su infancia se reproducía, Louis se inclinó para comer de las papitas que tenía frente a él.
Y entonces apareció.
La flor mágica, conservada por el tiempo, la prueba del hechizo que el príncipe recordaría día con día sino encontraba a alguien que le enseñará a amar.
Casi por instinto, Louis se giró hacia su mesita de noche, donde un florero vacío descansaba junto a su cama.
Su tulipán se había marchitado porque él no lo había cuidado como debía.
Fue entonces como si la película, el mundo y la vida en general, le estuviesen jugando una mala broma.
Se levantó y fue hacia su baño, se apoyó en el lavabo mientras encendía la luz, y su reflejo lo miraba con reproche.
Tenía el cabello largo, y una barba de días que no había podido afeitar porque sus proyectos limitaban su vida.
"Me saldrán cuernos y colmillos del estrés" pensó.
Desde donde se encontraba, se giró lentamente al florero vacío y casi podía ver ahí al marchito tulipán.
Absolutamente no soltó un gruñido cuando cerró la puerta del baño y mientras escuchaba el agua caer, comenzó a pensar en lo que haría después.
🥀
Para el atardecer, Louis tenía un plan.
Salió a pasear "casualmente" con sus perros, era tarde para los puestos ambulantes de comida, así que no le preocupaba ser arrastrado hasta uno de ellos.
Era simple, pasaría frente a la florería casualmente, era tan tarde que dudaba que siguiese abierta, de hecho, Louis esperaba pasar justo cuando estuvieran por cerrar.
El otoño y Amsterdam contrataban a la perfección, los canales estaban tranquilos, las calles vacías, le encantaba esa ciudad, y sus paisajes.
Se detuvo un momento en un área verde, y dejo sueltos a sus perros mientras tomaba una fotografía de la puesta de sol con su cámara.
Suspiro satisfecho contemplando la imagen que en absoluto tenía que ver con el instituto o la entrega de un proyecto.
Llamo con un silbido a Bruce y a Cliff y estos se acercaron obedientemente, tomo sus correas, y siguió su camino.
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El chico de las flores. |L.S|
Short StoryDónde Louis vive en Amsterdam, y en un día común, el destino, sus perros, y un penoso incidente lo hacen conocer al chico de las flores.