⌘ʀᴇɴᴅɪʀsᴇ⌘

460 41 8
                                    


Después de la partida del chico Giyuu se sintió solo de nuevo, ya se había acostumbrado a su presencia, se había acostumbrado a sus infinitas pláticas en las cuales solamente Tanjiro hablaba y Giyuu escuchaba atentamente, se había acostumbrado a s...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de la partida del chico Giyuu se sintió solo de nuevo, ya se había acostumbrado a su presencia, se había acostumbrado a sus infinitas pláticas en las cuales solamente Tanjiro hablaba y Giyuu escuchaba atentamente, se había acostumbrado a sus entrenamientos donde casi siempre Tanjiro terminaba en el piso, incluso se había acostumbrado a cocinar de más por si el chico se aparecía.

Ese sentimiento de culpabilidad que le pesaba decidió volver, haciendo del corazón de Giyuu su lugar de alojamiento. Era un sentimiento extraño, uno que había tenido desde la muerte de Sabito, un sentimiento que le pedía a gritos que se quedara en la cama por las mañanas, que no le permitía disfrutar la comida sin sentirse enfermo, el mismo sentimiento que hacía que llorara por las noches entre sueños.

Pasaron las semanas y aunque Tanjiro había prometido visitar pronto, no había ni rastro del aquel chico de cabellos rojos. Tal vez Giyuu y Tanjiro tenían definiciones diferentes de la palabra "pronto".

Mientras tanto Giyuu se esforzaba por no rendirse, las voces en su cabeza lo fastidiaban todo el día pero él trataba de hacerlas callar concentrándose en sus actividades por hacer. Giyuu se convencía a sí mismo de esforzarse pensando en verse mejor para cuando el chico volviera de visita. Estaba visiblemente deteriorado y no quería que Tanjiro se preocupara por él, ya había preocupado a suficientes personas y no quería añadir al chico a la lista.

Su apariencia comenzó a mejorar debido a que Giyuu se esforzaba por comer adecuadamente, pero las voces en su cabeza comenzaron a hablar más fuerte. Giyuu solamente quería ver a Tanjiro, tal vez entonces las voces se calmarían.

❁❁❁

Un joven Giyuu caminaba por el sendero de tierra, piedras y vegetación. En el silencio se escuchaba solamente el sonido de sus pasos. El viento golpeaba los árboles y emitía un sonido singular. Mucha gente se asustaría probablemente, aunque para Giyuu resultaba relajante.

El chico se acercó a una pequeña cabaña que compartía con su maestro y sus amigos, abrió la puerta y en cuanto estuvo dentro una pequeña de ojos azules y cabello oscuro se lanzó a abrazarlo. Giyuu la miró con ternura y dijo: "Tadaima". Su mejor amigo Sabito lo miró sonriendo y le dio la bienvenida. Su sensei le dio la bienvenida también y tal vez estaba sonriendo, era imposible ver su rostro a través de su máscara...

Giyuu abrió los ojos lentamente, parpadeó unas cuantas veces y se sentó en su cama. Se sentía descansado por primera vez en mucho tiempo. No le costó mucho levantarse de la cama y prepararse para el día. Tenía energía lo cual era muy extraño en él. Durante el día las voces en su cabeza callaron, cosa que a Giyuu le sorprendió. Un extraño sentimiento de tranquilidad invadía su corazón reemplazando al usual sentimiento de pesar. El pelinegro estaba seguro de que todo eso tenía que ver con su inusual sueño, hacía mucho tiempo que no veía a sus amigos en un sueño en lugar de una pesadilla.

El día pasó rápidamente y llegó la noche. Giyuu caminó hacia su vivienda lentamente, disfrutando de la tranquilidad del ambiente. El sonido de la puerta al abrirse y cerrarse resuena en la casa vacía. "Tadaima" el pelinegro anuncia en un tono bajo, un susurro audible solamente para él y las voces en su cabeza. Y de repente la realidad lo golpeó.

Había olvidado que nadie lo esperaba en casa. El hermoso sueño que había tenido la noche anterior y el pacífico día que acababa de terminar lo habían adormecido. Por un momento olvidó que había dejado el hogar de su sensei hacía tiempo, y que Sabito y Makomo se habían ido y ya no estaban para recibirlo, había ignorado los terribles acontecimientos que habían causado ese horrible sentimiento de tristeza y cupabilidad.

Las lágrimas escaparon de sus ojos y comenzaron a correr por sus mejillas, no quería aceptarlo, quería despertar en su habitación y ver que todo había sido un sueño cruel, estaba reprendiéndose mentalmente por haber olvidado algo como eso. Se dirigió a su habitación y se sentó en el piso en la esquina más alejada de la puerta. Y entonces las voces en su cabeza comenzaron a gritar.

¿Cómo pudiste olvidar algo de tan grande importancia?

Es por eso que no mereces días de paz.

Todos estarían mejor sin ti.

Eres débil, no hiciste nada para salvarlos.

Ríndete.

Muere.

Giyuu estaba cubriendo sus oídos con sus manos, tratando de callar las voces. Pero entonces escuchó la voz de Sabito "No te rindas Giyuu". El pelinegro abrió los ojos de par en par y recorrió con la vista toda la habitación buscando al dueño de aquella voz. Entonces cerró los ojos, respiró profundamente y dijo en un susurro "Cállense, no voy a rendirme... no aún".

Entonces las voces le dejaron.

810 palabras.

𝑻𝒂𝒅𝒂𝒊𝒎𝒂... 𝐆𝐢𝐲𝐮𝐮 & 𝐓𝐚𝐧𝐣𝐢𝐫𝐨 𝐚𝐧𝐠𝐬𝐭 ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora