El chico llevaba fuera mucho tiempo viendo el atardecer, ese escenario tan fabuloso lleno de colores y vida hacía que su corazón se sintiera cálido, el tiempo pasó demasiado rápido y cuando se dio cuenta estaba completamente oscuro, el cielo lleno de estrellas resplandecientes.
Estaba comenzando a hacer frío así que se levantó del piso, estiró las piernas y emprendió el camino a su hogar. "Tadaima" susurró al llegar, se quitó los zapatos y se dirigió al lugar donde descansaba cada noche junto a su mejor amigo Sabito y su hermana menor Makomo.
Estaba a punto de quedarse dormido cuando sintió que un líquido caliente escurría por sus mejillas, el pelinegro se levantó y al mirar sus manos estas estaban cubiertas de sangre, ese mismo líquido corría por su cara y se impregnaba en las sábanas que cubrían sus piernas. De un momento a otro las sábanas se habían ido y él se encontraba de pie frente a una horrible criatura, una abominación con muchos brazos que lo miraba con desagrado y satisfacción. El chico estaba llorando a mares, no lograba entender lo que estaba pasando, estaba paralizado, le costaba respirar, su mente estaba nublada, su vista borrosa y su pecho dolía, dolía tanto que creía que iba a morir, la criatura entonces sonrió mostrando todos sus dientes y entre ellos había-...
Entonces despertó.
Respiraba entrecortadamente, sus manos temblaban, su cabeza dolía.
Ese sueño de nuevo.
El joven de oscuro cabello se arrastró fuera de la cama y caminó hacia el baño, se miró en el espejo. Lucía horrible, su cabello era un desastre, unas oscuras ojeras se posaban bajo sus hermosos y alguna vez llenos de luz ojos azules. Rastros de lágrimas secas se posaban en sus mejillas, había estado llorando entre sueños, eso explicaba el dolor de cabeza y los ojos hinchados.
Se vistió con dificultad y caminó hacia la cocina, se forzó a comer algo y cuando terminó se sentía enfermo, quería vomitar pero sabía que necesitaría fuerzas para sobrevivir al día.
Salió de su vivienda, sus compañeros le saludaron, él no devolvió el saludo a ninguno de ellos. "Si necesitas algo estoy aquí para ti" ellos siempre decían, pero él sabía que todos y cada uno de ellos tenían sus propios problemas y dificultades, no necesitaban lidiar también con los de alguien más, especialmente con los suyos.
Y este joven damas y caballeros, es Tomioka Giyuu.
*Salto de tiempo*
Ahora Giyuu se encontraba de pie, alejado de los otros hashira mientras miraba al chico que se encontraba en el piso. Era un chico de cabellos rojizos, lo había conocido cuando intentó matar a su hermana que intentaba comerlo, no lo había hecho y ahora había roto las normas para protegerlos a ambos y tendría que enfrentar las consecuencias por sus acciones si algo salía mal. Él tendría que pagar con su vida, y aunque el castigo sonaba mal, Giyuu no se encontraba inquieto, para él era incluso... llamativo. Aún así no podía permitirlo, si algo salía mal no solamente moriría él sino que también morirían el chico con su hermana... y su sensei y figura paterna.
*Salto de tiempo*
Giyuu tenía que admitirlo aunque no quisiera, le había tomado cariño al chico. Y ahora tenía que verlo partir. Giyuu no quería que Tanjiro se marchara, quería que se quedara, verlo cada día. Era un deseo egoísta y él lo sabía, pero el chico tenía una gran sonrisa y sabía animar a la gente. Cuando Giyuu estaba con él podía olvidarse de sus problemas por un momento y esa carga que arrastraba con él cada día parecía volverse ligera cuando el chico sonreía, su mirada vacía parecía cálida cuando el chico intentaba hacerlo reír, como si su mirada compensara la falta de sonido, Giyuu reía con la mirada cuando estaba con Tanjiro. Lo quería como a un hermano y al verlo partir no podía más que preocuparse por su seguridad. Después de todo era solo un niño... igual que Sabito y Makomo el día que cerraron sus ojos en este mundo y suspiraron por última vez.
Giyuu estaba sumido en sus pensamientos cuando alguien se acercó corriendo a él. Al levantar la mirada se encontró con Tanjiro.
"Hemos estado suficiente tiempo en este lugar y aún no puedo agradecerle por todo lo que ha hecho por mí Giyuu-san" dijo el chico sonriendo.
"Simplemente esfuérzate" respondió Giyuu de una manera cortante, por fuera se le veía tranquilo pero por dentro se estaba castigando a sí mismo por no poder responder de una manera más expresiva. Giyuu creyó que el chico se desilusionaría por su corta respuesta pero en su lugar sus ojos brillaron y respondió con entusiasmo.
"Hai Giyuu-san!"
Las despedidas finalizaron y Tanjiro con sus amigos tuvieron que partir a su misión. Escondido entre los árboles Giyuu observó como los chicos se alejaban, en su corazón se posó una gran tristeza y su rostro reflejó una clara expresión de angustia.
"No mueras Kamado Tanjiro... no podría soportarlo" fue un susurro, audible solamente para el pelinegro, un susurro que el viento se llevó ya que nadie estuvo ahí para escucharlo.
856 palabras.
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𝑻𝒂𝒅𝒂𝒊𝒎𝒂... 𝐆𝐢𝐲𝐮𝐮 & 𝐓𝐚𝐧𝐣𝐢𝐫𝐨 𝐚𝐧𝐠𝐬𝐭 ♡
FanfictionEl sonido de la puerta al abrirse y cerrarse resuena en la casa vacía. "Tadaima" el pelinegro anuncia en un tono bajo, un susurro audible solamente para él y las voces en su cabeza. A veces olvidaba que nadie lo esperaba en casa, no... más bien, no...