Lobo feroz-Fushiguro Megumi

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Frío.

Hacía mucho frío.

Corría con toda la fuerza que sus piernas le permitían, debía llegar pronto, estaba ansioso tanto que ni la tierra y las piedras que lastimaban sus largos y delicados pies ni el aire helado golpeándole la piel de la cara le importaban en absoluto, él solo sabía que tenía que correr.

Ahí en medio de un bosque desolado cuya única habitante, una bruja amiga suya llamada Nobara Kugisaki, quien le había asegurado que lo ayudaría a como diera lugar.

Y después de tanto correr con la luna llena como única iluminación vislumbró aquella vieja cabaña en donde la castaña vivía.

Entre sin más y ella lo recibió con un abrazo

—¿Estás seguro que es lo que quieres Fushiguro?— preguntó ella con su suave voz.

Ella juro ayudarlo, pero una vez que llevará acabo ese ritual no habría marcha atrás en su vida.

—Nunca he estado más seguro de otra cosa en mi vida, hazlo Kugisaki, ya no quiero volver a cambiar, quiero dejar de ser el moustruoso que mi padre crío tanto tiempo... Ya no quiero lastimar personas por mis impulsos primitivos, ya no quiero volver a cambiar con el paso de la luna— le respondió aquel chico de cabello negro con pesar. Ya lo había decidido. Aquel cachorro de hombre lobo quería dejar de serlo y su amiga se lo cumpliría.

Los preparativos estaban listos antes de su llegada, hierbas, brebajes y dibujos en el piso con tiza blanca era lo que podía apreciar.

Y el ritual comenzó, sintió sus huesos crujir y sintió algo dentro de él cambiar, dolía, maldición como dolía, pero era un pequeño precio comparado con todas las personas a las que se vio obligado a asesinar para ayudar y complacer a su padre, no más.

Esa fría noche Megumi Fushiguro sería libre de aquella maldición impuesta por su progenitora, dejaría atrás su condición de criatura cambia formas al fin.

Y finalmente después de tantos años de tormento al fin dejaría de ser ese moustruoso que su padre le había obligado a ser, negando su verdadera naturaleza por mero capricho de aquel hombre.

Con una tierna sonrisa salió satisfecho de aquella casa donde su amiga Nobara había llevado acabó el ritual.

Frío.

Hacía mucho frío.

Pero a Megumi eso no le importaba, porque ahora corría con todas las fuerzas que su cuerpo le permitían, estaba feliz sintiendo el viento helado en aquel pelaje negro que ahora tenía y le causaba una alegría indescriptible sentir la tierra bajo sus pequeñas y fuertes patas.

Definitivamente estaba feliz de saber que gracias al hechizo de Nobara había dejado de ser un hombre lobo, un horrible y maldito hombre lobo sediento de sangre y muerte, para ser ahora solo un enérgico y alegre lobo solitario sediento de libertad.

Definitivamente estaba feliz de saber que gracias al hechizo de Nobara había dejado de ser un hombre lobo, un horrible y maldito hombre lobo sediento de sangre y muerte, para ser ahora solo un enérgico y alegre lobo solitario sediento de libertad

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Megumi furro, Megumi furro.

No tengo idea de que acabo de hacer pero bueno... No hay nada que ver aquí amigos, sigan su camino.

Dulces sustos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora