PROVOKED ||Traducción|| ||Larry Stylinson||

Capítulo 5

Harry destrozó el bosque en su búsqueda por Louis, no se rindió en su persecución hasta que cada acre había sido inspeccionado por él mismo después de sus cazadores lo hubieran hecho. Cada paso estaba manchado por la miseria y el pesar por la pérdida de su compañero, aunque lo único interponiéndose entre ellos fuera una vasta distancia. No había querido hacerlo, pero había atravesado al menos siete árboles y derribado a algunos de los osos más grandes de su bosque. Daniel siguió a Harry sin importar lo rápido que corriera el Alfa o cuán ferozmente lo amenazara; sería tan firmemente leal como pudiera serlo en todo momento.

El olor de Louis moría a los límites de su territorio sin importar dónde estuviera ese final. Quienquiera que se hubiera llevado a Louis había cepillado su olor contra tantos lugares convenientes entre los árboles como fuera posible hasta llegar a las puertas del territorio de la manada y luego simplemente desaparecía. Harry no pudo captar el olor de Louis por millas después de eso, incluso cuando los días avanzaron como si le arrancaran la carne y, finalmente, habían pasado dos noches sin progreso.

Todo lo que Harry vio cuando regresó a la manada fueron los lobos que Louis ayudaba todos los días que podía. La casa de la manada no tenía nada para él, excepto el dormitorio en el que Louis dormía cuando se aparearon, se separaron y se reconciliaron. La santidad de la habitación estaba manchada por la ausencia de su Omega, pero Harry no pudo encontrar la capacidad de retirarse a ninguna otra habitación de la casa de la manada. Ya no podía pensar en ella como su hogar.

Separar compañeros enlazados suponía una agonía igual a verter ácido a través de cada una de las venas en su cuerpo. Harry odiaba esa noción, despreciaba los argumentos en los que se basaba. Estar lejos de Louis de esta manera -sabiendo que el Omega no lo recibirá al final del día con una taza de leche tibia y nuez moscada- se sentía más como ser bañado por llamas en la superficie del sol todo el día mientras estaba consciente. No había nada más que ira en Harry, una furia fría y drástica que se batió en duelo con el monstruo en su lobo y lo hizo buscar nada más que sangre incluso en su forma humana.

-Alfa, debes entrenar. Daniel se acercó a Harry con un amargo recordatorio, de pie tenso en la puerta pero con cuidado de no entrar. El dormitorio era el único lugar donde el olor de Louis aún persistía después de dos días enteros. -El desafío aún te espera.

Harry se levantó de su asiento junto a la ventana y se dirigió hacia Daniel en un instante. Lo golpeó con el hombro cuando pasó junto al otro Alfa como si fueran extraños y se alejó sin una palabra aparte del gruñido que emanaba permanentemente de su pecho. Afuera, la manada estaba inquieta y al ver a su Alfa hostil dieron un paso atrás como uno solo. Harry no era una amenaza para el más anciano o el más joven de ellos, pero era uno del que nadie quería estar cerca.

Por un minuto, Harry se paró en la cima de la escalera sin decir nada y no luciendo diferente al día en que Louis había sido robado. Hizo una mueca al recordarlo; su Omega fue alejado de él y no se había molestado en pensar en Louis planeando dejarlo. Lo estaban haciendo tan bien, recuperando lo que podría haber sido destruido hasta entonces.

-Thomas. La voz de Harry era un eco atronador que se extendía por su territorio sin esfuerzo. -Elijah. Franklin.

Después de decir los tres nombres, Harry bajó la mitad de las escaleras antes de dejar que su lobo rasgara su ropa y aterrizara pesadamente en la tierra. Se puso de pie más alto que los Alfas que se presentaron al ser llamados y miró a cada uno, evaluando si estaban preparados para luchar contra él, antes de conducirlos a los árboles.

La tensión flotaba amargamente en el aire de corazón a corazón y todo lo demás. Daniel salió de la casa de la manada y se encontró con que todos habían vuelto a sus ocupaciones anteriores. Miró la ropa hecha jirones en el suelo y maldijo antes de dejar que sus propios ornamentos se unieran a la pila.