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El de cabellos rubios se encontraba en la sala de música del instituto, sentado en frente del gran piano de cola mientras tocaba una suave melodía acompañada de su voz

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El de cabellos rubios se encontraba en la sala de música del instituto, sentado en frente del gran piano de cola mientras tocaba una suave melodía acompañada de su voz.

Estaba tan sumergido en la melodía que no se dio cuenta de que un peliazul lo observaba con una gran sonrisa en el marco de la puerta.

Aferrarme a ti no te hará ningún bien lo sé, así que estoy luchando por apartarte de mí, los momentos que pasamos juntos, nuestros preciados momentos. Así que te dejaré ir, te dejaré ir, te dejaré ir, así puedes sonreír algún día —la melodía junto a la dulce voz del rubio tenían encantado al de cabellos azulados, quien no se resistió a seguir la letra.

Ah, dejarte ir, dejarte ir, el brillante futuro que buscamos juntos. I know, I know, ya no podemos. Desearía un final feliz, como la tierra se endurece después de la lluvia, el dolor es sólo temporal, algún día conocerás a alguien que pueda hacerte más feliz —el rubio se sobresaltó en su lugar al escuchar la voz de su mayor, el cual se encontraba detrás de sí.

Con una sonrisa avergonzada por haber sido descubierto por el peliazul, volvió su vista al frente continuando a dúo la letra de aquella canción.

Esa es la clase de amor que mereces, I got to say goodbye right now. Me había estado aferrando a ti durante mucho tiempo, pero ahora debo dejarte ir, no hay nada que pueda hacer por ti, es la única forma de hacerte feliz, así que te dejaré ir, te dejaré ir, te dejaré ir —las voces de ambos se acoplaban en armonía, creando un agradable ambiente.

Ambos estaban tan sumergidos en su propia burbuja, que no se dieron cuenta que otros siete chicos los observaban por la ventana con una sonrisa en sus rostros.

Aferrarme a ti no te hará ningún bien lo sé, así que estoy luchando por apartarte de mí, los momentos que pasamos juntos, nuestros preciados recuerdos —siguió el peliazul, observando atentamente al rubio.

Así que te dejaré ir, te dejaré ir, te dejaré ir, así puedes sonreír algún día —finalizó el rubio, dejando correr una pequeña lágrima por su mejilla, hasta caer en las teclas del gran piano.

Se mantuvieron en silencio algunos minutos, hasta que el menor decidió romperlo.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —preguntó volteandose para poder observar al mayor directamente.

—Cuando no estás por ningún lado, siempre estás aquí —respondió con una sonrisa despeinando los rubios cabellos del menor, y cuando éste iba a hablar, la campana sonó interrumpiéndolo—. Ven, es hora de volver a clase.

Tomando la mano de su menor, salieron de aquella sala, caminando de esa forma hasta su clase.


Resignado, bufó tomando su almohada para estamparla en su cara y ahogar un grito de frustración

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Resignado, bufó tomando su almohada para estamparla en su cara y ahogar un grito de frustración.

—Maldita sea ¡¿Cuándo podré dormir?! —vociferó. Tomó su celular para observar la hora; no había pasado mucho desde que intentó dormir por última vez.

Decidió que esta vez escucharía algo de música para dormir. Estaba cansado de bajar todos los días a la cocina por su preciado vaso con leche.

Algunas canciones pasaron, hasta que su reproductor produjo esa canción.

Letting go de Day6 sonaba a través de sus audífonos, trayendo consigo los recuerdos de esa mañana. Una sonrisa triste se instaló en su rostro al escuchar la letra.

De repente, la imagen de su mayor llegó a su mente, haciendo que recordara todo lo que habían pasado juntos mientras que la melodía de la canción lo envolvía.

—¿Por qué el amarte duele, hyung? —preguntó a la nada en un susurro entrecortado.

Entre lágrimas terminó durmiéndose, mientras que abrazaba la almohada con fuerza, encogido en si mismo.


Tu voz es tan magnífica que al escucharla la calma me llena, pero a la vez duele tanto. ¿Debería dejarte ir? Tal vez así puedas ser feliz...



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❛ Insomnia ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora