Like a heartbeat drives you mad

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I could lift you up,

I could show you what you wanna see and take where you wanna be.

Mi mente viaja a aquel verano, el último antes de la universidad, donde vi esos ojos azules por primera vez y supe que sería inolvidable.

El verano en el que te conocí.

En la arena junto a la orilla del mar, con una sonrisa en tu rostro y una actitud decidida, ese verano en el que cruzamos la vista, el mismo en el que el calor se volvió soportable y el sol ya no hacía la piel arder, el verano en el que me enamoré de ti.

And even if the sky is falling down, i know that we'll be safe and sound.


15 DE JULIO 2024.

Cada verano desde que cumplimos 16 años, tomamos como nuestra actividad principal, inscribirnos como guardavidas en la playa de la isla, esto empezó gracias a la falta de cosas por hacer y la necesidad de estar en el agua por la mayor duración del día posible. Claro, hacíamos surf durante las mañanas en la privacidad del amanecer, pero cuando el sol se ponía en lo alto y los turistas llegaban, las olas se calmaban y la adrenalina bajaba, la mejor opción era tumbarse sobre una toalla en la arena y disfrutar de repentinos golpes de energía que terminaban siendo agotados bajo el agua.

El ser guardavidas ocurrió cuando el supervisor de la playa, Adrián, fue a nuestra preparatoria a preguntar por voluntarios durante el verano que quisieran estar en la playa durante el día y supieran nadar, principalmente, nuestra necesidad de graduarnos era muy grande, pues aceptar la propuesta, significaba que nuestro servicio social sería cubierto por esta actividad, y en verdad era una excusa más para no quedarnos en casa todo el verano sin nada que hacer. Así que, aceptamos y ahora, dos años después, recién graduados, el ser guardavidas se volvió parte de la rutina.

Surfear, salvar vidas y salir a disfrutar de las noches de música en vivo y deliciosa comida.


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Era la primera semana después de acabar las clases, y el horario de rotaciones de nuestro ahora trabajo de verano, ya había sido puesto en la torre de descanso.

Este día estábamos a cargo Dylan; de 16, que había empezado su servicio social este verano, era un chico muy sociable, con cabello castaño claro que le llegaba casi a los hombros y una tez tan clara que corría el riesgo de que al final del día terminara necesitando una ducha de aloe vera por la cantidad de quemaduras que el sol le ocasionaría.

Y yo, que al ser la mayor pues había cumplido 18 a inicios del año, quedaba a cargo de enseñarle lo que haría el resto del verano.

—Asegúrate de no quitarte esto durante el día si no es necesario, no sería agradable terminar con quemaduras por el sol, los rayos a esta hora son de lo peor— Dylan toma la camiseta y mientras se la coloca, repaso con él nuevamente el plan del día, ir al puesto de vigilancia, en todo momento uno debe permanecer en la arena y el otro vigilando en la torre, así uno tiene una vista amplia de los alrededores y el otro puede llegar rápido a dónde se llegase a necesitar auxilio. Los descansos son cuando uno baja de la torre y el otro sube, siempre llevamos una hielera con agua, sodas y algunos sándwiches que hacemos para sobrevivir el día, pues, el mar provoca mucho apetito.

Algunas risas se escuchan dentro de la torre de descanso mientras Dylan y yo salimos para ir al área desde nosotros vigilaríamos; como la playa es muy grande, 2 personas no podrían abarcar todo para cuidar, así que nos separamos en grupos, Dylan y yo por el lado este, Marina y Byron por el oeste y los demás están paseando en los alrededores de la playa, a veces llegando a descansar en uno de los puntos de vigilancia o simplemente están en la torre de descanso junto a Adrián.

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⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

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