Agosto 22

563 47 7
                                    

—Alicia... Yo... Te amo—

Allí estaba él, sentado a los pies de la cama, con sus ojos fijos en mi.

—Voy a poner tapia a la ventana, no puedes entrar cada vez que te de la gana, ¿cómo es que nadie te ve?—

—Me doy mis mañas, no sé qué me sucede, pero siento la necesidad de verte, de tocarte, de besarte... ¿Ridículo no? A esta edad pensando en cosas de niñitos pubertos, Alicia, sabes lo que puedo ofrecerte, dime que aceptas... Salomé... Sabes que ella es mi vida y jamás haría algo que pueda herirla—.

—Lo sé, por eso mismo no deberías estar aquí; creo que definitivamente debo vender esta casa y alejarme de ti, es lo mejor para todos—.

—No lo hagas por favor, juro que no volveré a molestarte, pero te pido de todo corazón que no te marches, no me importa si no quieres volver a hablarme, me conformo con verte a lo lejos—.

—No lo sé Damián, la tentación es cada día mas grande, no quiero hacer algo de lo que me arrepienta luego—.

—Para que veas que hablo en serio, me voy y te juro que haré lo posible, por alejarme de ti—.

Me tomó de la mano, me dió un pequeño beso y se marchó...

Tal vez habla en serio y si es así, no sé cuanto pueda resistir sabiendo que jamas volveré a sentir sus besos ni sus caricias.

Las 2:37 am y mi sueño se fue por completo, de repente me invadió una profunda tristeza, lloré, mucho, no puedo evitar culparme y pensar en lo que pudo ser y no fue, sin tan solo hubiera llegado a la iglesia...

Mi cargo de conciencia pesa mucho, pero no tanto por Damián, sino por mi misma, me culpo y me llamo cobarde cada vez que me veo al espejo.

No pude dormir más, así que abrí temprano, a las 6:00 am ya tenía servicio y aunque en ese horario los clientes no abundan, se vende una que otra cosa.

He operado como una máquina, tratando de mostrar una cara sonriente y amable a los clientes... ¡Qué difícil es fingir que estás bien!

Necesito sacar todo esto que tengo adentro, pero, no tengo a quien contárselo y eso me está matando lentamente...

—Mi hermosa dama, tenga usted muy buenos dias— La voz de Armando me hizo volver en mi, Sequé con disimulo mis ojos llorosos y le Sonreí.

—Armando, buen día, ¿cómo te acabó de ir anoche?—

—Pues digamos que bien, el recordar a mi querida Clara me revolcó el corazón, no creí que después de tanto tiempo me siguiera doliendo su ausencia como el primer día, me siento roto, incompleto y sin una razón fuerte para seguir con mi vida—.

Le tomé de la mano con fuerza, no supe que decirle, pero quería hacerle saber de alguna forma que estaba aquí para el, dos personas mayores y solas, era obvio que de cierta manera necesitábamos el uno del otro.

—Armando, tal vez no sea la gran cosa, pero si necesitas alguien para hablar y desahogarte, aquí estoy—

Lo abracé muy duro y todas estas emociones salieron a flote, rompí en llanto y no me puede controlar...

—¿Qué pasa mi bella Alicia? ¿Hice algo que te incomodara?—

—Para nada, simplemente me da tristeza ver de todo lo que me perdí, nunca tuve el valor de abrirle mi corazón a nadie, ahora estoy vieja y sola, al menos tu pudiste ser feliz con la persona que amaste, pero ¿y yo? No hice nada con mi vida y a estas alturas nadie va a querer a una mujer de mi edad—.

Me miró algo desconcertado, se me acercó y me besó...

Me quedé en silencio analizando la situación, no procesaba lo que acababa de suceder, un grito me sacó de mi estado de shock.

—¡Alicia!—

Damián había presenciado la escena.

Quise ir tras él, pero entendí que lo mejor que podría pasar era que creyera que Armando y yo teníamos una relación.

—Alicia, lo siento, no puede controlarme— manifestó Armando —Me agrada su compañía y siento que poco a poco me he enamorado de usted, sin embargo, no le pido nada y si su deseo es que no la vuelva a frecuentar lo entenderé—.

—No estoy molesta, simplemente todo esto me ha tomado por sorpresa, a mi también me gusta tu compañía, la paso muy a gusto contigo, pero no quiero que nos aceleremos—

—Te entiendo, yo estoy dispuesto a esperar, pero lo único que le pido es que no existan secretos, quiero que sea absolutamente sincera conmigo y me cuente qué es lo que pasa realmente con su vecino—.

Dios santo... Un enorme pánico se apoderó de mi, me avergonzaba de mi pasado, pero, si yo quería darme una oportunidad con el, lo mejor era entrar con la verdad por delante y ya que el decida si realmente quiere estar conmigo o no.

Me arriesgué, le conté mi historia con Damián, como lo dejé plantado en la iglesia, nuestro reencuentro y su cortejo, obvio, omití nuestros encuentros casi sexuales y fui enfática en que el no me interesa para nada, más aun sabiendo que es casado.

Contrario a lo que creí, fue muy comprensivo y me prometió su apoyo y discreción frente a este embarazoso tema.

Se quedó toda la tarde conmigo, en la noche trajo la cena y sobre las 9:00 pm se marchó a su casa.

Por un breve instante, pasó por mi mente la idea de decirle que pasáramos la noche juntos, pero no lo hice, no quiero jugar con él, no quiero herirlo.

Creo que ahora, tengo un novio.

¿Suena extraño no? Una mujer de casi 50 años jugando a tener novio...

DIARIO DE MIS DESEOS (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora