Prólogo.

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Londres...

El fin del otoño dejaba a su paso millones de hojas en el suelo, creando un paisaje maravilloso.
Todos los que visitaban el parque disfrutaban de esa vista mientras junto a su pareja o familia creaban recuerdos únicos.
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—¡No tienes idea de cuanto me costo conseguir el café! —una chica de ojos negros y cabello café se quejaba mientras extendía el café hacia su amiga —Bien pudiste conseguir el café sin tanta fila.

Su amiga, una chica de ojos color aceituna y cabello negro como la noche sonrió ante el curioso comentario de la oji negra. —Sam, tú sabes que ante todo la discreción es importante. —comentó mientras tomaba el vaso de café

—Si si, lo sé... —gruñó la peli café y tomó lugar a lado de su compañera —Bueno... ¿Dónde nos quedamos? Porque no creas que me dejarás con la duda. —alza una ceja, sabe bien que su amiga la mandó por el café sólo para no seguir contándole más de la historia —¿Qué fue de ellos? —preguntó ansiosa, pero al ver que su amiga tomaba café sin hacer comentario alguno, se desespero —¡Oh vamos Leya! —se quejo —Dime, ¡No seas así! —insistió —¿Siiii?

Luego de darle un largo sorbo a lo que ella, consideraba el elixir de la vida, la peli negra sonrió logrando en el proceso estresar más a su compañera. —Bueno... —dejó al aire esa frase, sabía que si su amiga no obtenía las respuestas que quería sería capaz de arrancarle el corazón, así que encogiendose de hombros respondió con toda la calma del mundo —Eh... Digamos que a él no le está yendo muy bien. Tiene un hijo con ella, pero ninguno de los dos es feliz con su relación, cada uno tiene amantes por doquier. —se encoge de hombros

—¿Es posible algo así? —preguntó la oji negra —¿No debería haber lealtad?

Su amiga le miró divertida por el comentario —¿A qué? —se mofo —¿A una "mate" que no es para él? Él bien sabe que su verdadera mate jamás regresará con él. Así que sólo le queda ser miserable...

—Eso le pasa por pendejo. —su amiga asiente orgullosa

Lanzando una carcajada la peli negra chasquea la lengua. —Si, digamos que si... fue por eso.

—Bien, fue un final feliz. Al menos para Jenny y Connor —su amiga se burla de la desgracia del tipo —Y si los miras bien...—suspiró —Se ven tan lindos juntos.

El comentario que la peli café hizo, se quedo en el aire, flotando con el viento del casi invierno.

Eran las 5:45 p.m. El sol iba desapareciendo lo que creaba el ambiente perfecto para un paseo justo como muchas parejas y familias hacían ahora mismo.

La peli negra observó el parque, parejas con hijos estaban jugando entre las hojas marrones, otras enseñaban a los pequeños a montar la bicicleta o los patines, las parejas que al parecer no tenían hijos estaban abrazadas dando un largo paseo. Escaneando el gran parque, detuvo los ojos en una pareja que, sentada sobre una manta en una pequeña colina platicaba mientras sacaba de la carriola a un bebé. Un niño...

—Dime, ¿Qué será de ellos en el futuro?

Leya miró a su amiga, su mejor amiga. Si bien podría estar hablando de muchas cosas, sabía bien a quienes se refería, después de todo, la historia era real. Así que encogiendose de hombros contestó vagamente —Ha saber...

Sam alzó una ceja —Bien...—hizo un puchero resignandose —No me digas.

Sonriendo ante el puchero su amiga, la chica miró por el borde del vaso hacia la gente mientras bebía el resto de su café. Cuando acabó, apremio —Vamos, tenemos que regresar a la escuela.

—Aj... Nooo. —pataleo su amiga

Levantándose la peli negra negó —Vamos Sam, no seas floja.

—¡Espera! —corto su amiga y meditando le miró asombrada —¿Qué pasó con Tory y Filyp?

Tomado aire para llenar sus pulmones del frío de la tarde la peli negra alzó una ceja y contestó con sinceridad —No lo sé. —exhalo con rapidez

—¡Mentirosa! —Sam se levantó de la banca con rapidez —Si sabes sólo que no me quieres decir... Vamos Leya... —le sacudió el hombro y hablo como una niña pequeña —Dímeloo...

—No lo sé Sam, de verdad —se burló la peli negra —Ahora vamos que se hace tarde.

Refunfuñando la oji negra le saco la lengua a su amiga. —Eres mala, ¡Muy mala!

Leya sonrió y suspiró —Hay otra historia... Que es muy interesante también, una chica tuvo que hacer una elección que cambiaría su vida, ¿Te gustaria escucharla?

—¿Incluye lobos?

—Jajaja —Leya asintió —Si, los incluye...

—¡Entonces cuéntamela!

Leya sacudió la cabeza con una sonrisa, su amiga amaba las historias de lobos. —No debería hacer esto pero, sólo porque eres tú la voy a contar, ahora... ¿Por dónde empiezo?

—¡Espera! —su amiga le detuvo —Una historia no se puede contar mientras caminamos, ven... —arrastrando a su amiga la sentó de nuevo en la banca —Cuéntamela toda.

La peli negra suspiró, su amiga era imposible de evadir —Bien, empecemos la historia...

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