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una vez cada mes.

A Jaehyun le parecía eterna la espera. En especial con Sicheng a su lado, preguntándole y diciéndole muchas cosas sin sentido, sin dejar de moverse y reír a su alrededor. Era su único amigo, o mejor dicho el único con el que le gustaba hablar de todos sus compañeros, era bueno guardando secretos, y además le solía pedir ayuda y le explicaba algunos trabajos a cambio de dulces, básicamente era su único amigo, y por ello el mejor.

— ¡Jae! prestame atención... — Sicheng hizo un puchero, buscando la mirada de Jaehyun, que en realidad observaba hacia el pizarrón sin mucho interés. — ¿por qué siempre me ignoras? ¿en qué estás pensando? — Jaehyun miró a Sicheng y soltó un pequeño suspiro — ¿qué pasa, Jae?

—La última vez que vino Doyoung era el día once del mes, hoy estamos a once de nuevo, ya pasó un mes, debería estar aquí... — Jaehyun explicó, mostrándole a Sicheng una hoja de su cuaderno, en la que había escrito los días del mes, llevando un conteo exacto para saber cuándo sería la siguiente visita de Doyoung.

— ¡Ah! piensas en Doyoung hyung — Sicheng sonrió, mirando la hoja semi doblada, siempre le había gustado la letra de Jaehyun, a decir verdad escribía muy bien para tener solo nueve años —me alegra que sea tu amigo, porque también es el mío, ¡y así seremos mejores amigos los tres!

Jaehyun tomó su hoja de regreso, dejando a Sicheng sin terminar de analizar el calendario. Jaehyun frunció un poco su ceño. Sabía que Doyoung era amigo de Sicheng, y a decir verdad de todos en la escuela, era el hijo de la maestra y todos lo miraban como si fuese un súper héroe, pero él sentía un mayor privilegio, puesto que Doyoung le había hecho un regalo a él, especialmente a él.

—Ajá — Jaehyun no contrastó muy bien la emoción de Sicheng en sus palabras, de hecho quiso sonar indiferente. Porque le gustaba que Doyoung fuera su amigo, no de Sicheng ni los demás. Sí, podía ser un niño egoísta, pero solo se había descubierto siendo así a causa de Doyoung; ya había conocido lo que era tener su atención, y quería que así fuera siempre.

— ¿Doyoung hyung te agradó? — preguntó Sicheng curioso.

—Sí, me compró un sándwich y un jugo — contestó Jaehyun con una sonrisa orgullosa, se sentía bien decirlo, se sentía bien que todos supieran los buenos gestos que Doyoung le tenía.

— ¿Y ya no estás triste? — Sicheng miró atento hacia su amigo, ansiando una respuesta.

— ¿Qué? no, Sicheng. Yo nunca estuve triste... — Jaehyun contestó receloso. Había evitado a toda costa hablar de eso con Sicheng, pero se había dado cuenta, de que pesar de ser un niño juguetón y gritón, no dejaba pasar las cosas fácilmente y se enteraba de otras que los demás no.

—Jaehyunie, no tienes que mentirme... — Sicheng habló con tono dulce, porque sabía que Jaehyun pensaba que él no se daba cuenta de las cosas por ser muy distraído. —ya sé que no quieres decirme, pero yo escucho todo desde mi ventana...

Jaehyun bajó la cabeza avergonzado. No quería que nadie, ni siquiera Sicheng, supiera acerca de eso.

—Son cosas de adultos, Sicheng... no tengo porqué meterme, y a ti no te importa, es mi familia, no tuya... — intentó escucharse lo suficientemente intimidante, lo más que fuera posible para un niño. Quería desviar la atención de Sicheng, todo lo que le permitiría saber era que sus padres discutían, sólo hasta allí, no debía enterarse de que además su papá era demasiado violento, tanto que maltrataba a su mamá no solo verbalmente, y que él algunas veces también pagaba el precio de ello.

—Pero Jaehyun, eres mi amigo, ¡me preocupo por ti!

—Pues deja de preocuparte tanto por mi. Y si serás tan entrometido, ya no quiero ser tu amigo... — Jaehyun dijo, sin pensar en que sus ojos se llenarían de pequeñas lágrimas por tan solo pronunciarlo, y por imaginar que Sicheng lo aceptara. Se sintió tonto porque habló sin pensar, y porque quería que Sicheng siguiera siendo su amigo a pesar de todo.

CRECER ━ JAEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora