Phantom Pain

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Perdóname por ser una mala madre...

Perdóname por ser una mala mujer...

Golpe tras golpe, cicatrices viejas y nuevas, un ojo morado y lágrimas empapaban su cara. Pero no le importaba, no le importaba si era para proteger a su amado hijo.

Dejaba que su cuerpo fuera maltratado con tal que su hijo no tuviera algún moretón de parte de quién se hacía llamar su padre.

¿Siempre había sido así?, Ya había perdido la noción del tiempo con el que estuvo con tal hombre.

Las cicatrices dejaron de doler...

Una mujer de cabellos rojos como la sangre, bebía y bebía licor que le brindaba el servicio del nuevo Bar recién abierto; el Masquerade Bar, desde que abrió sus puertas a estado frecuentando por el lugar, ya algunos trabajadores la conocían y poco después supieron de su situación cuando su esposo llegó enojado y se la llevó arrastrando jalando de sus cabellos.

Dolía, dolía cuando las botellas se quebraban en sus brazos con tal de proteger su cabeza y luego los trozos de vidrio cortaban su piel, pero estás cicatrices no duelen porque jamás dejaría que golpeara a su hijo y le dejara alguna marca en su cuerpo de por vida.

Quisiera olvidarlo, pero no podía separase de él.

Las madrugadas dónde era pacífico el ambiente, podía ver los ojos de ese niño marchitándose, sufriendo sin derramar lágrimas.

No podía dejar que esto siguiera así, le daría una buena vida a su hijo, eso lo había prometido desde que nació.

Ya había tomado una decisión.

Al día siguiente fué al Bar junto con si hijo, esto sorprendió al par de trabajadores, una mujer y un hombre —quienes fueron su soporte cada que iba a olvidar su dolor bebiendo—, les pidió por favor, que cuidarán de su amado hijo mientras arreglaba todo.

La empleada la tomó de la mano antes de que se fuera y le preguntó "¿Estás segura de esto?", La de cabellos rojizos no dijo nada y solo mostró una sonrisa algo triste y se fue sin más.

Por esta noche dejaría que el dolor pinte sus labios de rojo, haría su último brindis y como su hijo se encontraba en un lugar lejos, justo ahora encontrarían una solución para terminar el problema con un veneno indoloro...

Había preparado un gran banquete para disfrutar una noche ellos dos solos, en la copa de vino de su esposo, estaba la solución a todos los problemas, al caer envenenado se le dificultaba el respirar y sentía su garganta quemarse por dentro, no podía articular palabra alguna, la mujer lo tomó en brazos y lo acostó en sus muslos que estaban cubiertos por la falda de un gran vestido y entonces se inclina a su rostro y le da un beso de despedida.

Dejaríamos una cicatriz que no se podría curar...

Perdóname por ser una mala madre, prometí que nos volveríamos a ver en la medía noche, pero no te preocupes, a partir de ahora todo estará bien.

Te amo...

...

La mujer abrazaba cálidamente al niño que aquella dama le había dejado, ella sabía perfectamente que ese niño no volvería ver a su madre.

Unos días después lo llevó a un edificio donde también habían otros niños como él, sin familia.

Conoció a Tooru, un niño alegre e hiperactivo, y a Hajime, a diferencia del anterior, este es más reservado y tranquilo.

Le dieron cobijo y se sintió en casa.

Todo estaría bien para Kenji Futakuchi.

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Quedó muy corto a mi gusto pero es lo que se logró, más bien maniobraba para hacerlo lo más largo posible XD.

Cuando lo estaba escribiendo y estaba a la mitad de la trama del capítulo, solo tenía 210 palabras y yo como ¡¿What?! Y entonces hice lo posible para que quedara más largo XD

Nos leemos luego~

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2021 ⏰

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