III

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—¿Cómo encontraste la casa?

—Solo caminaba

—¿Eres alguna clase de brujo?

—No que yo sepa

—¿Por qué traes armas contigo?

—¿Tu saldrías al bosque sin armas?

—Yo hago aquí las pregunta

—Como sea

—Sigo pensando que eres un brujo, nadie tiene el cabello blanco... Excepto los ancianos... ¿Eres un anciano?

—¡Ya te dije que nací así! Mierda hombre, ¿Puedes desatarme? ¡Además tengo diez y siete!

¿Por qué siempre le pasaba esas cosas cuando conocía a alguien? Ah, si que tenía una suerte terrible

Esperen, ustedes no saben cómo acabaron así

¿No quieren ver cómo llegamos a esto?

(...) Unas horas atrás

—¡Ah! Al fin en casa— exclamó entrando a la casa, se sacudió la poca nieve que tenía— ¿Que comeré ho- a a ¡Achu!

Dormir en el suelo y nieve no era lo suyo, lo de nadie más bien. Al parecer había pescado un resfriado, debía buscar algo con lo que curarse ya por qué cuando se enfermaba no se ponía nada fácil

De pronto, escuchó un golpe seco desde arriba, rápidamente saco sus hechizos y camino en silencio hasta dónde escuchó el ruido, su habitación. Abrió la puerta con cuidado y no noto nada, excepto de que la cobija de su cama no estaba, eso lo confundió pues recordó haberla tendido el día anterior, se volvió a poner alerta al ver que su cobija se iba elevando de apoco. La cobija se cayó dejando apreciar una cabellera blanca despeinada

Confundido, bajo sus hechizos y ladeó la cabeza

—Mi espalda me mata, ¿Qué día es hoy?— alcanzó a escuchar

Lo que parecía ser una persona bostezo y se estiró, el crujido de sus huesos se escuchó, se sacudió su cabello y dejó caer su cabeza por la orilla de la cama

—¿Quién eres tú?— pregunto aún sin ser visto

—¡Hijo de tu...!

Su grito lo asusto y rápidamente lo electrocutó, desmayando lo en el proceso, se acercó hasta él. Lo analizaba con la mirada

Cabello blanco corto, complexión robusta, un poco más alto que él, piel oscura y mejillas levemente coloradas. Lo cargo, amarro sus manos a una viga y le puso un pañuelo en su rostro para que no lo viera, le quitó su daga y la bolsita que llevaba, el arco y flechas que llevaba estaban lejos de él así que no se preocupó mucho por eso. Reviso la bolsita y en esta había frutos oscuros y rojos, vio de reojo al muchacho y tomo una baya para comérsela después

—Mmh, bayas frescas

Su cabello se le hacía tan irreal, en su vida había visto a alguien con el cabello blanco

—Es un brujo... ¡Él me podría ayudar con la maldición!— exclamó alegre —Solo debo obligarlo a qué me la quite ¡Y volveré a ser yo otra vez! ¡Eres un genio Me- Mer a ¡Achu!

Rápidamente bajo para prepararse algo de comer y un té, le gustaba más las épocas de verano. Podías andar sin camisa, en la playa y cosas así. Se preparó un té de tomillo y sonrió relajado, con té en mano subió nuevamente y entro a su habitación, el chico misterioso aún seguía inconsciente

Tomo su cobija, se enrollo en ella y se sentó en su escritorio. Lo siguió viendo mientras bebía de su te. Sus ropas se veían finas, posiblemente era un mago real o algo así

Dientes de león (Merlin x M! Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora