VIII

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El pequeño niño caminaba por los enormes pasillos de su hogar sin supervisión alguna, ya había terminado sus clases así que no había problema si se tomaba el resto del día para el

Su tierno corazón le dolía, no quería dejar a su hermano mayor, le dolió que el lo haya echado de la sala de estudio, pero no tuvo más remedio que acceder a la fuerza

-Yo quería jugar a los cazadores- murmuró decaído

La servidumbre se reverenciaba ante el conforme pasaba, abrazaba su juguete con sentimiento, se detuvo para mirar el enorme cuadro de su madre

Todos decían que ella era perfecta, la mejor reina que habían tenido desde hace tantos años, alguien bondadosa, cariñosa, llena de vida y dedicada a su pueblo, alguien que daría su vida por su familia

Veía ese cuadro sin expresión alguna, no la conoció, era muy pequeño para recordarla y ni siquiera sabía si lo que decían sobre ella era cierto, lo único que tenía era recuerdos de otras personas y no propios

A veces se preguntaba si habría cambiado algo si ella siguiera con vida

-Principe Nassem- escucho

-Nana-dijo con la voz quebrada alzando los brazos

La mujer de ojos verdes -con esfuerzo- cargo al niño. Sus ojitos tenían lágrimas que poco a poco descendían por sus rosadas mejillas, la abrazo con fuerza mientras lloraba a mares en el regazo de su Nana

-¿Por qué llora, mi príncipe?

-N-nana- sollozó -Mi hermano no quiso jugar conmigo, ¿El ya no me quiere?

-Principe, ¿Cómo puede preguntar eso? ¿O siquiera pensarlo?- cuestionó algo indignada -Nuestro principe heredero jamás dejaría de amarlo, sin importar las circunstancias

-¿E-entonces por qué no juega conmigo?

-Por que está en su horario escolar, no puede tener distracciones, si no, no será un rey sabio para guiarnos- explico bajando lo e hincandose hasta su altura, saco un pañuelo de su bolsillo y lo paso por su nariz -Vamos, el principe heredero se preocupara si lo ve en este estado

-Si, Nana- dijo limpiándose su nariz, vio a los ojos a la mayor -¿Mi hermano se volverá rey?

-Sera el mejor rey que Iskrem conozca- afirmó con orgullo -Ya no lloré, su rostro no debe de estar lleno de lágrimas amargas, solo lágrimas de felicidad. Ande, deme su mejor sonrisa

Nassem sonrió lo mejor que pudo, Nana le sonrió dulce y le apachurro las mejillas, soltó una risita risueña y su sonrisa se ensanchó. Mostró sus dientes algo chuecos y eso endulzó el corazón de la mujer, lo tomo de la mano y comenzaron a caminar. Sostenía su juguete aún con duda, pero confiaba en su Nana, si ella le decía que su hermano estaba ocupado convirtiéndose en rey, no dudaría en su palabra, ella jamás le mentiría. Pensaba en lo grande que era su hogar

Cada pasillo que recorrían estaban llenos de objetos innecesarios que decoraban las paredes, suelos y techos; las antorchas iluminaban los pequeños rincones oscuros que, a pesar de la luz que entraba por las ventanas, se marcaban mucho en ciertos rincones, los objetos plateados con distintos colores fríos adornaban el castillo mientras que se escuchaba el abrir y cerrar de las enormes puertas por las que salían y entraban la servidumbre, los veía apurados, algo normal en palacio pero está vez era extraño como se les notaba nerviosos

-¿Por qué todos van tan rápido?- pregunto curioso deteniendo su paso

-Su majestad imperial invito a varias doncellas para escogerla cómo futura esposa de su hermano, el principe heredero- informo la mujer calmada

Dientes de león (Merlin x M! Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora