05

3K 473 178
                                    

Park Jimin tiene tres reglas para sí mismo.

No coquetea, no se deja sentir y no confía por completo en absolutamente nadie que no sea su mamá y mejor amigo.

Sé que puede parecer extremo, pero un día, alguien me causó un dolor tan amargo, que algo dentro de mí se congeló.

Cuando la persona que menos esperas, te estruja el corazón, empiezas el protocolo de un mecanismo de defensa que ni sabías que tenías.

Estar en una fiesta me recordaba a él.

Él amaba salir de fiesta, pero nunca me avisaba cuándo saldría a alguna.

En realidad, con el tiempo, me acostumbré a que no avisara y siempre que desaparecía por días suponía que justo eso estaba haciendo. De fiesta.

¿Les mencioné antes que, a pesar de jamás tener pareja, me enganché con ese "casi algo" que todos tenemos en algún punto?

WonHo me había gustado desde siempre.

Y cuando se empezó a fijar en mí,  supe que era demasiado bueno para ser real.

Debí imaginarme que su vida de fiestas no había cambiado y que, probablemente, me lo encontraría en la fiesta de Kang.

Pero era demasiado tarde como para que algo me preparara para ese momento donde lo divisé entre la gente y lo vi saludarme, agitando la mano en el aire, dando indicios de venir hacia mí.

Maldito fuckboy de Kang.
Estoy tan seguro de que encontró en su camino a quién follar y se olvidó de llamarme un taxi.

—¡Hey, Jimin! — ahí estaba él, saludando con su sonrisa malditamente blanca —. Hace mucho que no te veo, hombre.

—Nos vemos literalmente todos los días en los pasillos de la escuela — le lancé mi mirada más aburrida, y eso pareció dejarlo sin palabras por unos momentos.

—Uh, tienes razón — se rió a penas un poco, algo avergonzado —. Pero nunca te veo fuera de la escuela. Hace mucho que no salimos, ¿sabes? Deberíamos-...

Ni siquiera quise escuchar sus palabras.

Me puse a buscar a alguien conocido con la mirada mientras lo dejaba seguir hablando enfrente de mí, sin tener idea de lo que decía.

Entonces vi a Hyeon.

Estaba con un grupo de chicos que yo no conozco de nada, pero se dio la espalda demasiado rápido como para que yo pudiera llamar su atención o detallarlo mejor.

Aún así reconocí la cara de mi mejor amigo.

Porque es mi mejor amigo, duh. Lo reconocería entre cualquier multitud.

—Oye, Wonho — lo interrumpí con una falsa y ancha sonrisa —. Mi mejor amigo me está llamando, tengo que irme. Hablamos en otra ocasión, ¿bien? Okey, muy bien ¡Adiós!

En ese momento corrí tan rápido que hasta me vi futuro como corredor olímpico.

Y muy pronto estaba ahí, abrazado al torso de mi mejor amigo.
Apoyaba mi cabeza en su pecho y cerraba mis ojos con fuerza porque ya estaba empezando a sentirme abrumado y ansioso.

Sólo que cuando hundí mi nariz en su camisa, no olía a Hyeon, sino a un perfume que a pesar de ser delicioso no era el de Hyeon.

Y la persona a la que abracé se mantuvo paralizada mientras yo lo apretaba, sin responder a mi abrazo.

Su respiración chocó en mis cabellos y yo, lentamente, llevé mis ojos a un encuentro con los suyos.

Esos piercings.

La mandíbula definida.

Lo oscuro de sus ojos.

Lo dominante y rebeldes que eran sus vibras.

Y el momento en que me habló en voz grave, y dijo:

—¿Se te perdió algo, corderito?

Porque sin importar que sus caras podrían pasar como un copia y pega...

Ese chico no era mi mejor amigo Hyeon.  

(...)

Cumberworld♡,,KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora