Efectivamente. La hermana Soledad había movido cielo y tierra para sacarnos de allí. Se habría agradecido el acto en si de encontrarnos un hogar si no fuera porque ni si quiera se molestó en saber con quien nos dejaba. Tiempo después descubriría que no realizaron ningún tipo de entrevista ni dieron ningún dato personal, a demás de sus nombres, que nadie se molestó en comprobar si eran falsos o no.Quedamos divididos. La familia Sandoval parecía emocionada de llevarse una pareja de hermanos así que adoptaron a Oliver y Arty. La señora Mena y la señora Zaldívar peleaban por Julen como si fuera las últimas bragas en rebajas.Ahí sentí que me fuera con quien me fuera ninguna de ellas me iba a querer. No nos dejaron despedirnos. En ese momento ni si quiera sabíamos si el resto de las monjas o el profesor tenían conocimiento alguno sobre lo que estaba pasando.La señora Zaldívar me agarró bruscamente del brazo y me llevó a tirones hasta su furgoneta. Era vieja, estaba hasta arriba de latas y periódicos y le faltaban muchas piezas. Daba miedo subirse. Lo primero que hizo fue rebuscar en mis bolsillos. Me quitó la radio y ahí sentí que estaba completamente sola. No podía despejarme con la música, ni tampoco sentir esa pequeña esencia de Oliver con su canción. Ya no mas y vete a saber hasta cuando.Durante el trayecto las dos estuvimos calladas. Cuando salimos de la montaña y entramos en la carretera comencé a recordar todos aquellos lugares. Cuantas cosas me venían a la cabeza. Me di cuenta que no había pensado en el exterior en todo ese tiempo y ahora tenía que planear un buen futuro si quería reencontrarme con Oliver.Sin saber que iba a ser de mi, ni quien era esa señora, yo me creaba mis fantasías de futuro junto a Oliver. Cabe decir que nunca he sido de tener solo un plan, porque nunca se sabe como salen las cosas.Imaginé mil vidas en media hora de trayecto, pero jamás imaginé la que me iba a tocar vivir.Finalmente llegamos. Reconocía los alrededores del lugar porque de pequeña pasábamos cada día por allí para llevarme al colegio. Era una finca de campo a primera vista abandonada. Tenía unas pocas parcelas de tierra árida y una pequeña casa medio destruida. Los ladrillos se caían si se posaba una hoja. Al entrar me percaté de que su furgoneta no era el único lugar hasta arriba de cosas. Esa mujer tenía síndrome de Diógenes seguro y peor, no tiraba cosas pero tampoco las limpiaba. Esa casa daba grima. El baño no tenía luz y el hedor que lo envolvía era como si no hubieran tirado de la cisterna en semanas. Recuerdo perfectamente que la casa tenía dos habitaciones. Una era donde dormía la señora Zaldívar y la otra era una especie de habitación sagrada con un altar dedicado a alguien. El caso es que yo dormía en el sofá roído junto al resto de sus cosas sucias. Estaba la cocina. Las personas sensibles no deberían leer esta parte, es un aviso. Cuando entrabas a la cocina te dabas cuenta de que nunca se había limpiado. El suelo estaba lleno de charcos vete tu a saber de que con moscas y hormigas pegadas. Me daba pánico resbalar y caer sobre aquello. No tenía armarios ni ningún otro tipo de mueble. En un escurridor de platos se podían ver dos platos planos pequeños, una taza con el asa rota y un cuenco para perros. Había una pequeña ventana frente al fregadero que daba a la parte de atrás de la casa. Lo único agradable es que si mirabas por la ventana podías ver un limonero seco y una caseta de jardín oxidada. Suena a poco pero en ese sitio era una pequeña zona de confort.Pasaban las horas y la señora Zaldívar seguía sin hablarme, pero hubo un punto en que mi cuerpo no podía aguantar mas el hambre y la falta de aseo, así que decidí dar el primer paso.Ella estaba sentada en el sofá en el que el tocaría dormir, con el cenicero a rebosar y al menos diez cajas de pastillas diferentes encima de la mesa. Cada vez que me acercaba a ella se encendía otro cigarro. -Elisa: señora Zaldívar, no pretendo molestarla pero... (me interrumpe)-Señora Zaldívar: ¿Que? ¿Ni 5 horas y ya vas a pedirme algo, verdad? Como sois los mocosos.-Elisa: señora Zaldívar, no pretendo molestar. No me ha dirigido la palabra desde que nos vimos y me parece que ahora tengo que vivir con usted. Si pudiera decirme donde puedo asearme o que puedo comer, yo no tendría que molestarle mas para nada. No se si tengo que hacer alguna labor en esta casa o prefiere que me esté quietecita. Necesitaría que me hablara un poco.Entonces la señora Zaldívar se levanta y me señala una de las cajas del salón.-Señora Zaldívar: ¿Ves esta caja? Si te fijas lleva una raya roja para que sepas que es tu caja, no te vayas a equivocar. Aquí está todo. Tu desayuno, tu comida y tu cena. Cada caja ha de durarte un mes. Adminístrate como quieras. En la cocina verás que hay dos platos. No los toques, son míos. Hay un cuenco para perros que puedes utilizar. Total, la mayoría de tus comidas son líquidas y eso te hace de plato hondo.-Elisa: ¿Tenemos perro?-Señora Zaldívar: no te importa. Respecto al aseo, el ayuntamiento nos proporciona una cantidad de agua limitada al mes, así que cada dos o tres días yo misma seré quien te llenaré una palangana con la cantidad de agua que te toque. Y sobre las labores, chica, verás. Me imagino que habrás observado lo seco que tengo mi campo. Como en casa no quiero que toques nada y no me fio de ti, te quiero fuera trabajando en la tierra hasta que tengamos algo que recoger.-Elisa: señora Zaldívar ¿No voy a ir al instituto verdad? ¿No voy a salir de aquí nunca, cierto?-Señora Zaldívar: querida, que no recaiga sobre mi la culpa de no poder estudiar. Los jueves te dejo hacer lo que quieras. Eres libre desde las doce de la mañana del jueves hasta las doce de la mañana del viernes. Tu decides si quieres estudiar esos días o no. No me importa.-Elisa: gracias señora.Enseguida abrí la caja de comida para hacerme a la idea de como administrarlo. Eran todo latas. Recuerdo diez de col(odio la col), otras diez de alubias rojas y un brick de leche. Se me cortó el hambre. No me imaginaba esto y mucho menos que me adoptarían para no dirigirme la palabra.Quise ir a dormir, pero la señora Zaldívar se había quedado dormida en el sofá con el cigarro encendido. Que capacidad para dormir. Serían las pastillas. Le quité el cigarro, lo apagué en el cenicero y salí de la casa. Me daba miedo saltar la verja para inspeccionar la zona, por si aparecía la señora Zaldívar, pero necesitaba salir de allí.Caminé durante unos minutos por un camino de tierra que me llevó al pueblo, donde encontré una parada de autobús que va directo al centro. Arranqué el horario de la parada y me lo guardé en el bolsillo.Como había pasado un rato, quise darme prisa en volver a casa. Pero para mi sorpresa la señora Zaldívar seguía dormida profundamente. Me senté bajo el limonero e intenté acomodarme entre los huecos de sus raíces para observar la luna cuando de la nada comencé a escuchar una mezcla de aullidos y ladridos en un tono muy bajo, como sin fuerzas. Venían de la caseta de jardín. Reconozco que me daba muchísimo miedo abrir esa puerta y mas en la completa oscuridad del campo. En mi cabeza asustada podía salir un topo o un oso. Suspiré y abrí la puerta. Eran dos perros que no tendrían mas de 1 año. Un labrador y un Bulldog francés. Estaban tan asustados que al abrir no intentaron escapar. Solo supieron arrinconarse y seguir llorando. Sabía que la señora Zaldívar los maltrataba porque me acerqué a acariciarlos y a parte de salir corriendo hicieron un gesto de defensa, como si fuera a pegarles.Volví a cerrar la puerta e inmediatamente fui corriendo a buscar una de mis latas de comida y el cuenco para perros. Eché una lata de lentejas en el cuenco y me puse a comer un poco. Cuando los perros se calmaron un poco intenté darles de comer y al principio costaba pero finalmente accedieron. Me quedé con ellos hasta que amaneció. Acto seguido lavé el cuenco y me serví un poco de leche para desayunar. La señora Zaldívar despertó y lo primero que hizo fue encenderse un cigarro y cruzarme la cara. La noche anterior se había desvelado y al ir a la cocina a por un vaso de leche me vio con los perros a través de la ventana. Que infortunio.-Señora Zaldívar: no vuelvas a ayudar a esos perros. No toques nada mío. Y la leche que has abierto no la puedes guardar en mi nevera.-Elisa: pero se me pondrá mala.-Señora Zaldívar: niña, eres una desagradecida. Estas sola, no tienes nada. Te doy casa y comida y solo escucho "pero esto, pero lo otro.."-Elisa: los perros morirán si no les ayudamos.Me cruzó la cara de nuevo. Miré al suelo, di media vuelta y salí a la puerta a tomar el aire.Faltaba poco para la hora de comer y la señora Zaldívar tenía compromisos así que me quedé sola en casa. Por fin podía echar mi primera cabezada. Pero no sin antes rezar porque mis amigos tuvieran una mejor vida que la mía.En cuanto oí llegar la furgoneta me puse en pie y fui a recibir a señora Zaldívar. Me cruzó la cara una tercera vez al observar que no había sacado ni una pala para trabajar.A partir de ahí los castigos fueron a mas ya que parecía que pegándome no solucionaba nada.Cada día trabajaba en ese campo mas de doce horas. A veces no había nada mas que hacer a parte de esperar y esa mujer prefería verme fingiendo que trabajaba a dejarme sentarme un rato. Me mareaba cada dos por tres, vomitaba de las insolaciones que me daban y me tenía sin beber hasta la hora de la cena. Por las noches me hacía dormir en la caseta con los perros ya que para sus ojos había perdido el privilegio de dormir en el sofá. En realidad a mi me hacía un favor.Pasaban las semanas y lo único que respetaba esa señora era mi día libre.Los jueves me iba a la iglesia del pueblo y le contaba mis problemas al padre Sanz. Que gran hombre. El guardaba parte de la colecta semanal y la apartaba para mi e incluso me daba clases para no quedarme atrás y poder retomar los estudios en un futuro. Cuando el padre Sanz me contaba que viajaba al centro de la cuidad absolutamente siempre le pedía para ir con el y el siempre me contestaba que cuando fuera mas mayor. Yo estaba deseando pisar el centro porque ahí es donde autobuses y trenes se comunican con el resto de la isla y necesitaba saber como llegar a la iglesia para contar lo que me pasaba y saber de los demás.Regreso a casa y mi día a día es trabajar en un campo que empieza a dar sus frutos y cuidar a escondidas de unos perros para que no se mueran. Ya tienen nombre, por cierto. Son Catarsis y Némesis. Ya se que no son los mejores nombres pero mira, es lo que pensé mirándoles a los ojos.Había contado ya mil ochocientas veinticinco lunas, cinco años.Faltaba un día para mi cumpleaños y yo estaba muy nerviosa. Iba a escaparme de casa porque legalmente ya no podían hacer nada. Desde el día en que cumplí trece años, el padre Sanz me acompaña al centro semanalmente y desde allí cojo un tren que me deja a un kilómetro del pie de la montaña. Camino unas 2 horas hasta llegar a la iglesia y allí hablo con la hermana Julia a escondidas de la hermana Soledad. Ella me informa sobre los demás. Los padres adoptivos de Oliver y Arty (la familia Sandoval) hacía tiempo que habían cambiado de número así que hacia años que no se sabía nada de ellos.Julen era el único que visitaba la iglesia. Vivía en una urbanización privada al otro lado de la isla. Quería ser asistente personal y la señora Mena le trataba muy bien. Julen visitaba la iglesia un par de veces al año y por suerte apuntó su número de teléfono. El único problema es que yo no tenía teléfono, pero aun así me lo apunté.La mañana de mi cumpleaños desperté y quise ser mas lista que la señora Zaldívar. Pensé en no mostrarme impaciente ni nada parecido.Ese día tenía el universo de mi parte porque era jueves y yo podía hacer lo que quisiera. Esperé a que la señora Zaldívar saliera a hacer sus compras y abrí una lata de comida para jugar con su mente y que pensara que me dejaba comiendo tranquilamente, pero en cuanto dejé de ver su furgoneta, cogí mi radio, até a los perros y me fui a buscar al padre Sanz. El me dijo que podía vivir en la iglesia y a demás me sorprendió con los ahorros que tenía para mi. Me aconsejó no salir demasiado para no encontrarme a la señora Zaldívar.Lo primero que hice fue acercarme al instituto para hacer una prueba de acceso y gracias a las clases del padre Sanz finalmente aprobé. Busqué trabajo como una loca pero por la edad y sin estudios nadie me tomaba enserio. Solo me salía cuidar niños o limpiar casas y eso hice. Lo bueno es que a veces la vida te sorprende para bien. Después de pasar meses cuidando niños horas sueltas y por poco dinero por fin di con un golpe de suerte. Una de las familias para las que trabajaba( Rafael, Sonia y su hija Olga) se iban a mudar a otra parte de la isla e iban a tener otro bebe en poco tiempo, así que me propusieron ir como interna con ellos. Me ofrecían trabajo, seguridad social y dos días libres. Por no hablar de que tendría un sitio donde vivir mientras ahorraba. No tardamos en mudarnos. Me compraron ropa nueva y tenían una habitación solo para mi. No me lo podía creer. Estaba renaciendo poco a poco y arropada por gente maravillosa.Era muy fácil vivir con ellos. Básicamente cuidaba de la pequeña Olga, me ocupaba de las tareas del hogar especialmente en la última fase de embarazo de Sonia y como mucho ir al supermercado.Se preocuparon por mis estudios. Yo quería ser periodista y lo tenía bastante crudo. Ellos no tardaron en apuntarme para el grado de ciencias de la información. Me esperaban cuatro o cinco años muy intensos.Era fácil estudiar ya que una vez que realizaba las tareas tenía bastante tiempo libre. Como mucho atendía a Olga si lloraba.Pasé muchos años en esa casa y yo me sentía de la familia. Pero cabe decir que había ahorrado bastante y estaba a días de saber la nota final de mi grado.En cuanto super que había aprobado, lo celebramos yendo en familia a comer a un buen restaurante. Al final de la comida mantuvimos una conversación en la que intenté explicarles que lo que realmente quería era tener un máster en periodismo y que ya había pasado la parte difícil teniendo en cuenta mis limitaciones. Quise darles a entender que a pesar de estarles eternamente agradecida por todo lo que habían hecho por mi, ahora tocaba hacerme una vida por separado. Ya estaba estable para empezar mi caminito.Y cuando parecía que esa familia no podía dar mas por mi, Sonia dio un manotazo sobre la mesa.-Sonia: calla, calla... Es que no sabes de lo que acabo de acordarme.-Elisa: pues no, claramente no.-Sonia: pues que yo tengo una compañera que se acaba de ir a vivir con su novio y tiene la casa en alquiler para ganar un dinerillo. Si hablo con ella te lo alquila a ti seguro. Y no te he dicho lo mejor. Está en el centro, pero en el muelle. Tiene unas vistas... ay madre mía y con lo que te gusta a ti en centro que estás a 10 minutos caminando. ¿Quieres que le diga?-Elisa:-(llorando)- ¿Pero que pregunta es esa? Pues claro jolín. ¿Pero yo como voy a agradeceros todo esto?-Sonia: tu pásate de vez en cuando y si alguna vez echas en falta a los peques y te los quieres quedar un día, sin problema. Incluso nos haces un favor.En dos días estaba todo arreglado. No tardé nada en instalarme. El sitio era precioso y no podía pedir mas.Ahora solo faltaba ponerme manos a la obra y comenzar mi nueva vida.
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SIEMPRE NOS QUEDARÁ LA LUNA
RomanceElisa es una niña a la que abandonan en la montaña. Se refugia en una iglesia donde se enamora de Oliver. Cuando los dan en adopción prometen reencontrarse, pero el camino es complicado.