Srta. дворянство

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Al abrir la puerta la hallo sentada junto a la ventana. 

Seguía pareciendo una princesa, desde el suave rosa de sus labios hasta las flores que adornaban su cabello. Pero algo había cambiado, la radiante sonrisa que la caracterizaba se había esfumado de sus labios. No encontró la ferocidad habitual en aquellos hermosos ojos que ahora se encontraban con la mirada perdida. 

Al ver la pequeña taza vacía que sostenía entre sus manos lo comprendió todo. 

Camino lentamente y al llegar frente a ella se dejo caer a sus pies. Abrazo sus piernas y comenzó a llorar. El nudo que hasta hace unos momentos apretaba su garganta se había desvanecido mas no logro formular sonido alguno. 

Ella le permitió esconder el rostro en su regazo y sintió la calidez de las lágrimas del hombre. 

 Asi ambos compartieron su dolor en completo silencio. 

*** 18 MESES ANTES***

Todos la observaban como si fuera una especie de atracción turística. Era natural, nadie la conocía, y recibir alumnos nuevos a mitad de año no era especialmente común.

Había pasado por esto muchas veces, pero no terminaba de acostumbrarse. ¿Por qué los chicos de preparatoria actuaban como idiotas? 

Subió las escaleras al segundo piso y camino al final del pasillo. Encontró su casillero, lo abrió, puso su bolso dentro y tomo una mochila que Jake había preparado para ella.
Observo el pequeño espejo magnético en la puerta y decidió arreglar su cabello. Una vez sonó la campana, cerró la puerta del casillero y espero. Le gustaba caminar por los pasillos vacíos.

Cuando entro al salón algunos alumnos estaban sentados observando sus teléfonos, otros platicaban, un par leían y algunos estaban parados alrededor de dos chicas que se encontraban sentadas a mitad del salón.

Una de ellas tenía puesto un vestido rojo estampado con flores pequeñas. Sobre este, un cárdigan negro. Su negro y ondulado cabello llegaba hasta su cintura.
Sonreía amablemente mientras respondía de forma evasiva los comentarios halagadores de los chicos.

La chica sentada tras ella tenía puesta una blusa verde manga larga de cuello alto, la tela era casi traslucida y le quedaba tan entallada que se marcaban los encajes de su brasier. Los jeans obscuros  que vestía eran tan ajustados como su blusa. Su cabello rubio estaba atado en una cebolla improvisada.

Ambas chicas voltearon para observarla. Los chicos a su alrededor hicieron lo mismo y unos cuantos pendientes al grupo hicieron lo mismo, posando la mirada en la chica que recién había entrado al salón.

Ignorando todas aquellas miradas, tomó asiento en el pupitre libre más cercano. Era el último asiento de la primera fila.

"Los asientos son asignados?" pregunto al chico delante de ella.

"No, todos se sientan dónde quieren y ese siempre está libre. Por cierto, me llamo Alex. ¿Como te llamas? ¿Oye de dónde eres? ¿Eres nueva en la ciudad? Por cierto, me encanta tu atuendo"- dijo el chico.

"Mucho gusto Alex. Puedes llamarme Sam. Si, recién me mude. Gracias"-dijo respondiendo a casi todas las preguntas.

"Me encanta tu acento de donde es?"

"Yo soy Amber y esta es Brooklyn"- interrumpió la chica de verde, señalándose a sí misma y la chica de espaldas frente a ella.

"Un gusto"-dijo sin mucha emoción mientras guardaba su teléfono en la mochila.

"Wow, acabas de sonar como una idiota"-comento Amber en voz alta.

Decidió ignorarla mientras sacaba un lápiz de su mochila.

LA BELLA Y LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora