EAN
Sostuve su pequeña cintura entre mis brazos, nuestras respiraciones se empezaban a acelerar y sus labios se entreabren. No sé lo que estoy haciendo en este momento pero lo que si sé es que no quiero detenerme, no ahora que tenía ventaja en esta especie de juego.
Sin importarme las consecuencias que podría tener, presiono mis labios contra los suyos. Si en este momento me preguntaran que es lo mejor que me ha pasado en el mundo, diría que es besar a esta chica.
El beso no es salvaje, más bien es lento, como si quisiéramos alargarlo lo más posible. Sus manos se deslizan a través del cabello de mi nuca al tiempo que se acerca más a mi intentando profundizar lo más posible el beso.
Y como cada vez que estamos en una situación como esta, alguien interrumpe. El timbre suena obligándonos a separarnos. Suelto una maldición en voz baja, mientras tomo sus manos para separarlas de mi y dirigirme a la puerta.
–Buenas noches, ¿se le ofrece algo?–. Pregunto al señor que está esperando en la puerta.
–¿Se encuentra Mac?–. Su mirada se dirige a mi espalda. Supongo que buscando a la mencionada en la sala.
Miro en diagonal tras mi espalda, done Mac se encuentra, blanca como un papel. Niega frenéticamente con la cabeza, inmediatamente capto el mensaje.
–No señor, ella no está–. Trato de que mi voz suene lo más segura posible. Este tipo no me da buena espina–. Si quiere le digo que estuvo por aquí.
–Tranquilo. Yo me comunicaré con ella luego.
No espero a que se vaya, simplemente cierro la puerta en su cara y me giro hacia Mac.
–¿Qué fue eso?
***
MACÉl está aquí. En la ciudad. Pensé que había sido muy clara al decirle que no quería verlo más. Escuchar su voz fue una completa sorpresa, la reconocería en cualquier lugar.
Intenté colocarme en la parte más alejada de la vista desde la puerta principal. Estaba tan asustada, él, por más tranquilo e imperturbable como parecía, era todo lo contrario.
No me di cuenta cuando se fue, hasta que Ean cerró la puerta.–¿Qué fue eso?
–N-nada–. mi voz sale en un susurro tembloroso.–No me mientas, Mac. ¡Estás pálida, parece que viste un fantasma!
–Los fantasmas no me dan tanto miedo–. Susurro, pero él es incapaz de escucharme.– Es un viejo amigo.
–¿Viejo amigo? ¿Por qué no lo querías ver?
Intento formular las palabras, pero el nudo que hay en mi garganta es tan grande que me es imposible hablar. Las lágrimas caen por mis mejillas y siento que no puedo respirar. De repente los brazos de Ean me envuelven y yo me aferro a ellos en busca de un alivio.
–Está bien. Todo estará bien.
Sigue susurrando palabras tranquilizantes en mi oído, y sin darme cuenta me quedo dormida en sus brazos.
***
La navidad siempre a sido mi época favorita del año, y por primera vez, quiero pasar una tranquila, sin dramas familiares, ni visitas inesperadas, ni nada que pudiera hacer que este día se convierta en una pesadilla.
Pero eso es casi imposible.– Shh.– Dice él mientras sus dedos se enroscan en torno a mi cintura. Lágrimas caen de inmediato por mis mejillas. No quería que pasara esto, no de nuevo, era lo que él llevaba haciendo por más de dos semanas. Quería gritar, pero el frío del cuchillo que sentía contra mi cadera me lo impedía. Estaba sola, en medio de la nieve, congelandome, con él.
Sabía que tenía que hacer algo, el desespero era enorme, pero ¿qué haría una niña contra alguien como él?. Su mano -que no tenía el cuchillo- empezó a descender «otra vez no, por favor».
Me despierto sobresaltada y sudando frío. Había pasado casi un año desde que había tenido pesadillas, las lágrimas que se deslizan por mis mejillas son solo un recordatorio de las marcas que él dejó en mí. Los miedos. Las inseguridades.
Hijo de puta.
Unos brazos fuertes me rodean por la espada, haciendo que un principio me tense por completo queriendo gritar.
–Oye, oye. Estás aquí, a salvo.– La voz de Ean me tranquiliza y hace que mi respiración se calme poco a poco.
Él me protege.
Me mantiene tranquila.
Él me salva.
Nota de las autoras:
¡Un capítulo más! Muchísimas gracias por leernos, esperamos que les guste. Con mucho amor Maria y Valeria <3
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ESTÁS LEYENDO
Mac
RomantikTodo había comenzado en aquél bar. Entre ellos se apoyaron, cambiaron, crecieron. Pero siempre habían secretos. ¿Qué esconde Mac? ¿Que tantos secretos guardas?