La Apuesta del Rey [ SukuFushi/Omegaverse ]

Capítulo 2 [ Descontrol ]

— Está bien, pongo en tus manos a Megumi, cuida de el sukuna, por favor te lo pido ... El significa mucho para mí

— Si si bueno, entonces haz el cambio ya mocoso

A la mañana siguiente, sukuna abrió la puerta del cuarto de peli negro recargando su espalda de la puerta con una sonrisa victoriosa, mirando como el menor se despertaba poco a poco, el ambiente tenía un olor bastante fuerte lo que significaba que su Pre-Celo estaba en su etapa final.

— Hey, buenos días mocoso número dos. Espero que estes mejor el día de hoy, itadori me dejó acargo de ti durante un mes, el contrato finaliza el último día de octubre así que tenemos mucho tiempo de sobra para conocernos y tratarnos, así que vamos a llevarnos bien Megumi Fushiguro

Este se levantó con una mirada sorprendida, con el sudor bajando por su frente y sus mejillas debido a la fiebre, su sonrojo era evidente por el calor en su cuerpo, por lo que el mayor se acercó tomando un cuenco con agua mojando un trapo para intentar pasarlo por el rostro caliente de Megumi

— Detente hay, Ryōmen Sukuna ... No se qué cosa abra echo itadori pero no es nada bueno, no se cómo accedió a dejar a alguien como tú fuera durante tanto tiempo, no por estar enfermo voy a permitir que le causes daño a los demás — Mencionó mientras Sukuna pasaba el trapo húmedo por su rostro a la fuerza, después de todo el peli negro se encontraba débil y no era necesario usar tanta fuerza para someterlo

— El trato que hice con itadori es confidencial pero te puedo asegurar que soy un perro encadenado, no haré nada malo o que afecte a tus amigos , recuerda que aún que sea un demonio estoy sujeto a las reglas de este mundo

— No te creo nada, eres un maldito mentiroso ... Q-que, Mhg huele rico, ¿A qué huele? Es agradable

El Peli rosado sonrió de oreja a oreja, pero poco a poco su sonrisa fue desapareciendo mostrando compasión y una preocupación falsa por el menor, acariciando suavemente la espalda de Megumi

— Tranquilo, solo déjate llevar. Olvídate del mocoso de Itadori ahora estamos solos tu y yo, deja que tu rey te cuide

— T-tu no eres mi rey, joder ¿Que es ese aroma? — Pregunto el menor mientras comenzaba a olfatear el ambiente, acercándose más y más al cuerpo de sukuna

— Es mi aroma, ¿Huele bien verdad? Ven acércate Megumi , así podrás sentirte mejor. — Este tomó la ropa de el menor jalandolo sobre el, acariciando su cintura suavemente mientras que con su mano sobrante habría su camisa dejando expuesto su pecho

— S-si, huele muy bien. No puedo evitar querer oler más de ti, sukuna tocame ...

Al escuchar esas palabras los ojos de Ryōmen Sukuna brillaron con intensidad mientras asentía con su cabeza, llevando sus manos dentro de la ropa de Fushiguro. — Claro que sí, te voy a tocar ... Te deborare hasta que tú Pre-Celo termine, verás que al final me terminarás llamando tu Rey

— No, que carajos estoy diciendo deja de intentar controlarme con tus asquerosas feromonas no voy a permitirlo y menos de ti

— agradece que no te estoy forzando a nada, tu solito subiste sobre mi cuerpo y me pediste que te tocará, yo soy un caballero y no pude evitar obedecer los deseos de un chico tan lindo cómo tú Megumi

El menor le sostuvo la mirada a sukuna durante unos minutos, para después agachar la cabeza avergonzado y confundido por sus propios deseos. En ese momento su cuerpo, su alma y su mente estaban en un conflicto.

— Pero si no vas a ceder por las buenas no tengo otra alternativa — Las feromonas de el demonio comenzaron a inundar toda la habitación, lo que provocaba que el menor comenzará a volverse loco entrando en un conflicto interno. Este nunca había estado con un alfa ni cerca a uno en esos estados, por lo que no sabía cómo reaccionar. Cada una de sus células al oler ese delicioso aroma ardían de deseo por ser poseídas por sukuna

— To-To ... Tocame sukuna, quiero que me hagas tuyo está noche en presencia de esta hermosa luna — Debido a el conflicto interno de Megumi sus ojos comenzaron a llorar por la impotencia que sentía de no poder negarse al deseo

— Entonces haré lo que me pides, no hay marcha atrás ahora mocoso ¡Repite lo que dijiste! — Pregunto con una voz seductora en el oído del menor mientras bajaba su mano a acariciar su entrepierna por encima de la ropa

— Hazme tuyo Ryōmen Sukuna ... Solo no me marqués, y no me dejes embarazado sólo eso pido — Dijo con la poca conciencia que aún conservaba en su cuerpo débil y expuesto ante el mayor

— así que te gusta dar órdenes, me gusta que seas tan impredecible. Entonces dejémonos caer en la lujuria del placer y déjate hundir conmigo en el infierno ....