La Apuesta del Rey [ SukuFushi/Omegaverse ]

Capítulo 5 [ Casi Completo ]

— ¡Hey! ¿Donde has estado Fushiguro? — le saludo nobara con una sonrisa amplia al ver a su compañero mejor

— Mh supongo que e estado mejor, no se qué es peor haberme recuperado de esa fiebre o .... — El peligro por unos segundos se sumergió en los recuerdos de los días anteriores, no sabía si comentarle eso a su compañera, sabía que ella lo entendería pero le daba vergüenza admitir que cayó tan bajo

— entiendo entiendo, no te preocupes — lleva la mano al cabello de Fushiguro y acaricia este suavemente — Me alegra volver a verte

— a mi igual nobara, extrañaba esa energía tan limpia que tienes jeje

— Por cierto ¿Dónde está itadori? No lo e visto por ningún lado

— Oh me comentó que tenía que resolver unos asuntos familiares, regresa a finales de mes si todo sale bien

— Debió contarme antes de irse, ese mal agradecido después de haberle dado consejos para mejorar con esa tonta espada de cartulina en el entrenamiento ahg ..

— jeje así que estuvieron practicando?

— si, y no se por que pensó que usar una cartulina como espada sería buena idea

— Cuando era niño, jugaba así con algunos compañeros del vecindario , aún que no recuerdo mucho de mi infancia en realidad

— supongo que todos tenemos alguna cosa o dos que no recordamos, así que no cargues con eso. Mejor ven vamos a clases

— S-si tienes razón

La mañana había comenzado bien, todo estaba en orden y ese demonio no aparecía así que Megumi pensó que este día sería tranquilo, por fin después de varios días de estar confundido y lleno de preguntas tendría un día de paz y clases como siempre. Aún así sabía que el olor de sukuna le llamaba, era como una droga que quieres volver a consumir una y otra vez, eso le molestaba pues apesar de no quererlo, su cuerpo deseaba volver a sentir sus manos, sus caricias, escuchar esa voz. No podía pensar con claridad debido a eso, pero un día de clases normal le ayudo a relajar sus emociones.

— Fushiguro te ves algo cansado ¿Has dormido bien?

— Profesor Gojo ... Bueno si algo así, solo que últimamente tengo pesadillas que me hacen despertar y no es agradable

— entiendo, deberías pedirle un amuleto para dormir a Inumaki, creo que es buena alternativa por otro lado tengo una pregunta que hacerte

— Oh si claro profesor, dígame qué es

— Sabes algo respecto a Sukuna? Encontramos los últimos pedazos, pero no sabemos dónde está itadori y tampoco estoy seguro si dejar que se coma lo restante, ¿Tu que piensas sobre ello?

— Usted es el experto, no soy nadie para opinar de algo tan delicado pero creo que debería esperar, no es buena idea apresurar las cosas ... Sukuna es un demonio astuto y bastante desagradable

— No te preocupes por eso, tu profesor se lucirá como siempre después de todo yo soy el más fuerte jeje, me tengo que ir te veo después Megumi, asegúrate de comer bien y pedir ese amuleto

Al ver marchar al profesor Megumi apretó su puño con fuerza y regreso a su habitación cerrando de un portazo, estaba seguro que si sukuna llegaba a su máximo poder le abandonaría y solo habría sido el juguete que siempre pensó que fue, se sentó en la cama y miró la puerta en silencio un par de minutos hasta que alguien tocó.

— Quién sea que sea, pase ... Pero que sea rápido tengo sueño

— vaya vaya, ahora te crees capaz de darme órdenes Megumi Fushiguro

Al escuchar la voz de sukuna abrió los ojos frotando estos después pensando que había sido un sueño pero no, hay estaba otra vez frente a él. Su cuerpo temblaba pues el olor de sus feromonas le hacían ansiar su cercanía, sin embargo apretó su mandíbula mirándole serio, sin ceder.

— Así que has regresado pensé que habías abandonado a tu juguete

— ¿Mi juguete? Bueno si así te quieres llamar no veo por qué negarme, pero vengo para saber cómo te encuentras después de ese día debiste haber complicaciones hormonales ¿No?

— Eso a ti no te importa, prometimos algo pero eso no significa que te dejare fácil esto

— Bueno bueno, entonces dime qué puedo hacer por usted joven hechicero

La voz burlona de sukuna le hacía enojar pero al tenerlo nuevamente frente a él, quería pedirle que se acercara y lo abrazara. El pelinegro bajo la cabeza y suspiro hablando en voz baja.

— Solo ven y dame un abrazo, pero no se te ocurra usar tus feromonas de más, no quiero acostarme contigo ....